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13-Agosto-2004

 

Víctor Rojas, el poeta colombiano
con escudo vikingo

 

escribe Diógenes Día Carabalí

Estar con el poeta Víctor Rojas, es ya de por sí una grata experiencia. Su vida misma es un largo poema que al contarlo estremece y avergüenza por la epopeya de esta patria que quisiéramos fuera diferente para él y para todos. Cómo resarcir a una alma sensible, que ha padecido el cúmulo de equivocaciones contra alguien indefenso y vulnerable.

Apenas graduado de abogado de la Universidad Nacional, tubo que salir huyendo del país acusado de terrorismo, cuando la única arma que sabía manejar eran los cubiertos, e irse primero al Ecuador y después a Suecia, gracias al apoyo prestado por Amnistía Internacional. Allí en Gotemburgo, tuvo que escribir poesía a costa de no morirse de nostalgia: ese alambre frío que entra por el cuello y hiere las entrañas.

Hace frío/ ya no hay amantes sobre el césped/ ni jolgorios de voces/ que derriben tus castillos de arena. Dice..., unos versos lamentablemente tristes sólo pueden darlos la lejanía, sin duda de un invierno cuando vuelves algo triste/ a tu muerte de cada año.

Eso es leer a Víctor Rojas, o escuchar su poesía con la emoción de ver su patria. Es escuchar el lamento del hombre en la diáspora, sumido en la tristeza de la lejanía, así el desarrollo y las oportunidades hayan acomodado su forma de vida física, pero su espíritu sufre en el poso de la nostalgia. La aterradora nostalgia vivida de Ulises, tantos años.

El tiempo/ que le ha ganado a las palabras// cuando soñé este país/ como una playa larga/ y pálida // habitada/ por una mujer desnuda/ sobre un caballo perezoso// lo gastaré pintándolo de rojo/ los labios a la muerte, Canta Víctor en su libro Palabras en remojo, que lo muestra más escandinavo pero sin perder el grisáceo aspecto de su poesía, ese flotar en medio de la nieve, ese frío metido hasta los tuétanos.

Hasta aquí podemos preguntarnos sobre Víctor Rojas, como un ser extraño, un hombre de las nieves, grande, triste y solitario. Pues es miembro de la Federación de Escritores de Suecia, distinguido con el premio Klas de Vylder para escritores inmigrantes, y convertido igualmente en un importante promotor de la poesía Latinoamericana en Suecia y de la poesía Sueca en este continente. Al sueco ha traducido a poetas como Juan Manuel Roca, y, busca una antología de Maria Mercedes Carranza. También con su editorial ha publicado al español poetas suecos de la talla de Karim Bellman, Katarina Frostenson y Kjell Espmark; miembros de la Academia Sueca de Literatura.



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