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Despedida a Antonio Gades |
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escribe José PepeAlanís Al enterarnos de fallecimiento de Antonio Gades, nos surgió de inmediato la necesidad de escribir una suerte de crónica sobre este hombre comprometido con el arte y con los derechos humanos. Recordamos entonces, cuando en el año 1981 viajamos desde Suecia a Francia, para actuar en La Mutualité- cerca de San Michelle, en un acto Por la libertad de todos los presos políticos de Uruguay. A tales efectos habíamos formado un murga mixta llamada La que se viene y con la misma recorrimos Suecia, actuamos en Dinamarca y culminaríamos en Francia. Llegados a París, y con algun tiempo disponible para conocer los alrededores, algunas compañeras y compañeros se dirigieron al Louvre; en tanto que junto al Pato Arrieta y el GorditoJosé, nos decidimos por recorrer el Barrio Latino. Luego de algunos tragos en algún restaurante exótico, tomamos por una pintoresca calleja hasta que de pronto llegamos a una pequeña sala cinematográfica en la cual proyectaban dos cortos. Uno de ellos: Bodas de sangre de Federico García Lorca, dirigida por Carlos Saura e interpretada por Antonio Gades y su elenco. Entramos a la sala y asistimos primero a la proyección de un corto -francés- el cual mostraba toda la vida de un condenado a muerte, la cual se desarrollaba en breves minutos, hasta que de pronto la soga de la horca se tensaba en el cuello del condenado. Luego disfrutaríamos de Bodas de sangre, dramática, conmovedora, casi trágica. Salimos de la sala cinematográfica, tocados por ambas películas, dialogando emocionados y al mismo tiempo, felicitándonos por nuestra irreverencia al rechazar la visita al Louvre y decidirnos por un paseo por el Barrio Latino. Al otro día, actuaríamos con la murga en el teatro La Mutualité, famoso en París por su historia de recinto de grandes actos políticosy solidarios. Cual sería nuestro asombro cuando nos enteramos de que en el programa constaba la participación de Osiris Rodríguez Castillo y del propio Antonio Gades entre otros. Cuando entramos en la sala, pudimos apreciar en el centro del foayé, una impactante maqueta -vaya ironía- del Penal de Libertad. Todos los asistentes al entrar, se detenían para mirar aquella detallada y casi preciosista reconstrucción que había hecho el escenógrafo y actor Federico Ferrando, (también él ex- preso político), la cual mostraba las instalaciones de una de las cárceles más horrendas e inhumanas en épocas dictatoriales y represivas de la historia uruguaya. Ya andábamos entre la magia de los camerinos, vestuarios, maquillajes; cuando de pronto nos encontramos con Gades, lo saludamos, nos dimos a conocer, le mencionamos lo de la murga, ¡Ah las chirigotas! dijo Gades. Luego -jugándole una broma- le presentamos a la hermana de un compañero que había estado también detenido en el Penal de Libertad, del cual muchos me habían hablado y al que le apodaban el Francés, cuando le preguntamos a Gades: ¿Antonio, a quien se parece esta hermosa francesa? Joder! dijo Antonio saludándola- ¡es igual a Marisol! Y era cierto, el parecido era asombroso. A partir de ese momento quedamos como adheridos a Gades, fuimos a su camerino, y entre anécdotas, risas y recuerdos, dimos cuenta - entre varios- de una botella de un buen Chivas. Luego nos comentaría Gades, de que allí estaba junto a un guitarrista flamenco, para participar solidariamente en este acto por la libertad de los presos políticos uruguayos y que muy mucho lo unía a nuestro país y su gente. Cuando tocó el turno de Gades, algunos nos escabullimos y nos sentamos como pudimos, para no perdernos la posibilidad de ver su danza increiblemente mágica. Ya sobre el escenario le preguntaron a Gades entre otras cosas, cual había sido la razón por la cual desde pequeño lo llevó a incursionar en la danza, a lo que respondió: «Es que desde pequeño sentía mucha hambre, entonces pataleaba por comer y aun lo sigo haciendo, bailando, pataleando, aunque ya no sea por mi hambre, sino contra el hambre que aun persiste». Luego presentó a su guitarrista flamenco y se dispuso a bailar Imposible explicar tanto talento y sensibilidad, estilo, ritmo, energía y estética; en un todo conjugado y comunicante. Antonio Gades -desde muy joven- fue un declarado militante comunista, preocupado por los desposeídos, hijo de la pobreza y del sacrificio, nada dogmático y abiertamente solidario. Tuvo varias parejas; Marujita Díaz, Sandra, Pilar San Clemente, Daniela, María del Coral, a partir de los comienzos de la década del 60, enamora de Pepa Flores (Marisol) con la cual tendrían tres hijas; María, Tamara y Celia. Pidió que sus cenizas descansaran definitivamente en Cuba, país al que tanto amó, a donde tantas veces llegó con su compañía de baile, o con su familia, y otras navegando su velero. Ha muerto Antonio Gades, otro de los tantos que no mueren, puesto que en la historia del arte y de la cultura internacional pervive en sus páginas, la presencia y la actitud de este bailarín, coreógrafo y pataleador que desde la propia indigencia y la de los demás, fué creciendo en el arte y en el compromiso. No podíamos dejar de escribir algunas líneas, anecdóticas, para recordar a Antonio, este hombre-niño, mordizqueando una hogaza de pan y bailando por los escenarios del planeta. El mismo Antonio Gades, que un día encontráramos en La Mutualité, pataleando magistralmente, en un acto de lucha por la libertad los presos políticos de Uruguay. Por ti elevamos una copa fraterna y militante, Antonio Gades. |
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