|
||||||
El chantage capitalista |
||||||
escribe Leo Un testimonio de la descomposición moral a la que ha conducido la dictadura del mercado que impera a escala global, lo ha dado recientemente en Suecia la empresa de productos farmacéuticos, Astra-Zeneca, que desde ahora en adelante merece denominarse Astra-Zinica. Dicha empresa amenazó la pasada semana a las autoridades sanitarias del país con trasladar su división Investigación a otro país, si aquellas no acceden a comprar los nuevos medicamentos que fabrica en lugar de usar medicamentos más baratos e igualmente efectivos. Esta política de ahorro en la costosa inversión del consumo de medicamentos, no es capricho de ningún burócrata sino que está fundada, según puntualizó el ministro interino de Finanzas Gunnar Lund, que condenó la amenaza de la empresa, en una ley aprobada en el año 2002 que ordenó a los médicos a recetar los medicamentos más baratos siempre que ello no afectara a la calidad terapéutica del producto. La justificación de esta decisión radica en que en la jungla del «libre mercado» los laboratorios fabrican un gran cantidad de productos similares, para la misma enfermedad, casi siempre más caros que lo ya existentes, sin otra razón que la de aumentar sus ganancias. Cuando los recortes en los gastos de la atención de la salud, han conducido en Suecia a un descaecimiento notable de su eficiencia, muchas veces con trágicas consecuencias como los homicidios cometidos recientemente por enfermos mentales que ambulan por las calles de las ciudades, o las condiciones de muchas residencias para ancianos, ahorrar en un sector como en el de los medicamentos artificialmente encarecido por los laboratorios, es una medida sensata. Más sensata todavía, si se tiene en cuenta que la mayoría de los grandes laboratorios son culpables de otro grave delito, aparte del de extorsión que Astra-Zinika pretende ejercer contra el pueblo sueco, como es el del soborno de muchos integrantes del cuerpo médico para que estos receten determinados productos. Un hecho que también quedó documentado recientemente. Y que no es exclusivo de nuestro país ya que, un ejemplo entre muchos, en Italia el laboratorio Glazo acaba de ser encontrado culpable de haber sobornado a miles de médicos y autoridades para verse favorecido en la venta de sus productos. Ambos métodos, especialmente el chantage, han sido desde siempre y lo siguen siendo instrumentos típicos de las mafias. Y en cualquier código penal de los países llamados civilizados, están castigados por la ley. Menos al parecer, en las democracias neoliberales como la nuestra. Aproximadamente 5 000 empleados que trabajan en la División Investigación de Astra-Zinica en Södertälje, Estocolmo, están amenzados de cesantía si las autoridades no ceden al chantaje. Staffan Ternby, jefe de información del laboratorio, declara que «tenemos en vista países del Este de Europa, en los que hay buena formación en medicina» (adquirida bajo las dictaduras comunistas, le faltó agregar) «y buena disciplina en los hospitales». Contra este terrorismo, (porque dejar cesantes a 5 000 familias sería un acto de terrorismo económico no menos cruel que las bombas) con nombre y apellido, al que no hay que salir a masacrar a inocentes de otros países para combatirlo, parece haber impunidad. |
||||||
|
||||||
|