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09-Julio-2004

 

Preguntas indiscretas

 

escribe Leo

Desde que el hombre más poderoso del mundo como todavía siguen escribiendo, quizás para convencerse a sí mismos algunos periodistas refiriéndose a George W Bush, lanzara su infortunada y, según se vio después, catastrófica cruzada contra el terrorismo, dividiendo las naciones entre buenas y perversas, de acuerdo a su particular visión del universo, estamos envueltos en una especie de bruma de terror que no nos abandona. Los medios se encargan a cada minuto de recordárnoslo.

Pocos estadistas y muchos menos periodistas, que asumieron acríticamente la palabra, se han preguntado o han preguntado, sobre las causas de un fenómeno que no es nuevo en la historia de la humanidad, pero que desde el 11-S-01, adquirió una nueva dimensión. En el paquete (des)informativo que nos trasmiten cada día, el mismo hecho se califica de terrorismo según quien lo cometa. La respuesta desesperada de los palestinos, sometidos en su propia tierra a las vejaciones cotidianas más atroces, con la complicidad de la comunidad internacional, se define como terrorismo. Rara vez se utiliza esta palabra en las informaciones sobre los ataques del ejército de Sharon. Es parte de la distorsión semántica que se practica sistemáticamente y también de la estrategia del terror que se utiliza, hay que reconocer que cada vez con menos resultados, para someter la conciencia de los ciudadanos. (Las páginas de información digital a las que tienen acceso millones de individuos en el mundo, han resultado un eficaz antídoto contra el pensamiento único y las mentiras únicas). Ahora resulta más díficil mentir con impunidad.

Por todo ello fue una grata sorpresa que un periodista sueco de Canal 4, en una entrevista con el presidente de Pakistán, Perverz Musharraf, de visita oficial en Suecia, le preguntara a propósito de la lucha contra el terrorismo, si no se habían encarado otras formas de lucha como el combate contra la miseria material, el analfabetismo, etc. caldo de cultivo de la violencia.Y, punto clave, si no creía que el conflicto entre Israel y los palestinos, tenía relación con toda esta historia. No es muy probable que quienes debieron formularse estas preguntas ineludibles para entender el fenómeno y buscarle soluciones adecuadas, estén dispuestos a sentarse unos minutos a reflexionar. Seguirán difundiendo la versión de que unos malos atacaron a los buenos (los americanos! ) y en consecuencia, sin manifestarlo, se alistarán e intentan alistarnos, en la guerra de civilizaciones. Con lo que tendremos terror durante mucho tiempo más.

Dice la sentencia popular que la mentira tiene patas cortas. Poco a poco los mentirosos van siendo desenmascarados por la fuerza indestructible de los hechos. Ninguno de los mentirosos tiene sin embargo el valor de admitir abiertamente que mintió. Pero sí que se equivocó. Asi lo ha admitido el primer ministro británico Tony Blair, el hombre que anunció la posibilidad de un ataque nuclear (de Irak) en un lapso de 45 minutos. Las armas de destrucción masiva no existían dijo, y probablemente nunca van a ser halladas.

Pero su equivocación fue el motivo para lanzar una guerra que ha resultado una catástrofe para los invasores y sus aliados y cuyas nefastas consecuencias para el mundo entero, están por verse. Bush, que no sabe ni donde está parado, sigue sin arrepentirse y repitiendo que el mundo está mejor sin Sadam. Además de necio, es ciego. El otro socio de la cruzada el pequeño José María Aznar, en su viaje al olvido, resuella por la herida. La poco ecuánime fiscal del Tribunal de La Haya, Carla del Ponti, no ha dicho una palabra sobre si piensa interrogar y juzgar a estos mentirosos, que provocaron una guerra en la que están muriendo tantos inocentes.



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