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09-Julio-2004

 

Encuentro tuvo lugar entre el 18 y 25 de junio reciente
XIV Festival Internacional de Poesía en Medellín

 

escribe Juan Cameron

Con la presencia de invitados de cinco continentes se llevó a cabo, en Medellín, la décimo cuarta versión del Festival Internacional de Poesía, un aporte a la paz y a la esperanza, según palabras de Fernando Rendón, presidente de la Asociación Prometeo, encargada del encuentro.

-En el Teatro al aire libre Carlos Vieco, del Cerro Nutibara, y con un público cercano a las cuatro mil quinientas personas, se inauguró el Décimo Cuarto Festival Internacional de Poesía de la ciudad de Medellín. En el acto intervinieron Fernando Rendón, organizador de éste y fundador de la revista Prometeo y el alcalde de dicha ciudad colombiana, Sergio Fajardo Valderrama. La lectura inicial estuvo a cargo de los poetas Mario Rivero (Colombia), Amina Saïd (Túnez), Desmond Egan (Irlanda), Issa Makhlouf (Líbano), Ingibjörk Haralsdóttir (Islandia), Abdellatif Laâbi (Marruecos), José Emilio Pacheco (México) y Nidaa Khoury (Palestina).

Medellín, capital de Antioquia, tiene junto a los municipios vecinos más de tres millones de habitantes y su nombre, por la historia reciente del país, conlleva una imagen de violencia que contrasta, desde un comienzo, con el carácter afable y alegre de los «paisas». Esta paz sólo se vio amenazada, a ratos por la final del torneo futbolístico, el clásico entre el triunfador Independiente de Medellín y el Atlético Nacional, equipos locales de muy alta convocatoria. El clima de la capital anrioqueña es agradable, semi tropical, bastante húmedo y oscila entre los 18 y 28 grados centígrados. En este panorama se realizó el XIV Festival de Poesía, con la presencia de 72 creadores de distintas nacionalidades, originarios de los cinco continentes.

Durante el certamen hubo más de setenta recitales en Medellín y cuatro en Bogotá, además de diversas conferencias, entre las que destacó «Julio Herrera y Reisig 1875-1910, un original, un olvidado», a cargo del uruguayo Eduardo Espina. El apretado programa fue desarrollado en diversos escenarios locales, como el Museo de Antioquia, el Instituto de Bellas Artes, la asociación Comfenalco (sobre la central Avenida La Playa), el Parque del Periodista, el Parque Lleras de Envigado, el Parque Obrero, la Plazoleta del Barrio 13 de Noviembre, el bar Stultifera Navis y el Auditorio Cultural del Sur, además de presentaciones en los municipios de Caldas, Bello, Copacabana, Jericó, Santa Fé de Antioquia y varios más, así como en cárceles y universidades. Para Rendón, la poesía debe alcanzar todos los estratos sociales, como medio de transporte para la necesaria paz.

Una de las lecturas más emotivas ocurrió en el campamento del barrio La Cruz, en la parte más alta de la ciudad, donde residen más de mil familias de campesinos desplazados de la región de Urabá. Durante el acto los organizadores rindieron un prolongado homenaje a la nación Palestina a la que, manifestó una dirigente, los une un lazo similar de persecución y desamparo. Los líderes comunitarios expresaron a la vez su molestia ante el continuo hostigamiento de la fuerza pública. Según denunciaron, a una redactora del diario El Tiempo, cerca de 85 personas fueron capturadas poco antes de dicha lectura.

El festival se inició en 1991, en plena lucha entre narcotraficantes y una época de extrema violencia. Al margen, ésta ha sido tratada por Fernando Vallejo en La virgen de los sicarios, novela ganadora del Premio Alfaguara y que fuera llevada al cine por Barber Schroeder. En sus trece versiones anteriores, continúa Rendón, los numerosos escritores que han visitado esta ciudad, la han motivado en torno a la palabra. Con esta última, y bajo el lema de «las sombras y los sueños tienen el mismo peso», el Festival de Poesía contribuye a romper el aislamiento cultural «en el que paradójicamente nos han sumido la proliferación y la hegemonía de los medios de comunicación». En lo económico, señala este director, su organización ha ingresado al país más de mil quinientos millones de pesos colombianos en aportes de entidades internacionales para su realización.

La participación de las mujeres poetas fue significativa en este reciente certamen. A la presencia de Patricia Suárez (Colombia) y María Rosa Lojo (Argentina) se agrega la de Ana Istarú (Costa Rica) quien demostró, una vez más, la preponderancia de su trabajo en el continente. Por su parte, a la bien conocida calidad literaria de Pia Tafdrup (Dinamarca), se agrega ahora, en el ámbito nórdico, el eficaz y poco difundido verso de Ingibjörk Haralsdóttir (Islandia), una escritora cuyo desarrollo transcurre en España y Cuba, para retornar a su tierra durante los años recientes.

Las más jóvenes participantes locales no tuvieron empacho en ponerse a la par de los consagrados y así ofrecer una muestra de buena poesía y singular discurso. En esa línea, y en la confianza de continuar la tradición donde hallamos a León de Grieff, los nadaístas, los talleres universitarios y la inconmensurable labor de Prometeo, se ubican Marleny Mejía Jaramillo (1975), Tatiana Mejía Escalante (1978) y Yolima Andrea Zuleta (1981). Es de esperar; pues como dice la primera, cuando el viento/ pida su deseo,/ el diente de león/ se esparcirá/ como una nube/ y tratará de alcanzar/ las estrellas. Que así sea.



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