inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces
04-Junio-2004

 

Armando Roa Vial en Hotel Celine
Una revisión fina y pesimista

 

escribe Juan Cameron

Serio y dedicado en su proposición estética, el poeta Armando Roa ofrece, en su más reciente entrega, una visión entre escéptica y ecléctica del oficio creador. Sus dudas en torno al ejercicio escritural y la búsqueda intelectual del silencio lo llevan, sin embargo, a una prolífera producción, rindiendo así tributo a la generación que lo acoge.

Armando Roa Vial se pregunta si tiene sentido el escribir. O, si acaso, la vanidad humana se justifica frente al exiguo sitio reservado para cada cosa «en esta pequeña faz del universo». Se trata de una constante en su escritura. Con cerca de una veintena de publicaciones en diez años, Roa pareciera buscar el silencio a través de ellas. Crucificado en las palabras, el poeta no tiene otro destino, si no ser juzgado por el amor mientras la muerte transcurre por las habitaciones del Hotel Celine -nuestra existencia- «la madriguera del gusano/ a lo largo de la página», propone.

Hotel Celine, entregado por Editorial Universitaria el reciente 2003, representa la permanente reflexión del poeta en torno al oficio. La cuestión sobre el qué significa su ejercicio más allá de la vana representación social de quien lo practica, es una constante a través de sus secciones. Ese lugar de tránsito representa el depósito del tiempo, del continuo alejarse manifestado por el autor en su nota preliminar.

Si en Celine la locura es el motivo central, en su hotel -lugar de paso de escritores, «aristócratas de la proscripción y el anonimato»- lo será la literatura con sus fascinantes reflejos; con su visión renovadora, caótica y antiheroica del dolor humano, elementos generadores del pesimismo, la ansiedad y el descreimiento absoluto. Louis Ferdinand Celine, un suicida político, representa el arbitrio de la voluntad frente al medio y mal podría «correctamente» postularse como modelo de conducta en nuestros tiempos; «el cáncer suicida es apenas una traición más» anuncia Roa al referirse al autor de Un viaje hasta el final de la noche, cuyo título evoca en su texto de homenaje.

Pero el joven poeta santiaguino gusta enfrentar tareas complicadas. Su anterior Lecturas anglosajonas da cuenta de una serie de fragmentos desde el inglés antiguo, en cierta forma también hablado en el sur escandinavo -entre ellos el Beowulf- en un esfuerzo similar a los practicados con anterioridad por Jorge Luis Borges y Ezra Pound. Referencias a este trabajo de traductor encontramos en su Hotel Celine junto a otras vinculadas a su propia creación precedente.

Esta revisión de la escritura lo lleva a formular proposiciones en boga sobre el proceso creador. Como la de comparar el cuerpo como un instrumento cuya afinación y ritmo depende del espacio toráxico y de la circulación sanguínea: «Qué sistema respiratorio tienen aquí los recuerdos./ Qué pulmones, alvéolos o tráqueas./ Bajo cuáles arterias reciben oxígeno./ Ante qué paisaje se vuelven palabra viva e irisada».

Bien podrían las habitaciones de ese hotel, cuyos números se incluyen como sobretítulos en la primera sección del poemario, señalar las páginas del propio autor, así datas de un recorrido que él considera ya extenso. Porque Hotel Celine es para el poeta la detención en medio del camino; tal vez la revisión y su necesario análisis.

Después de todo los trabajos del poeta se expresan solamente a través de «los verbos y sus conjugaciones,/ partículas de enlace entre sujeto y predicado». Para llegar a ese silencio el autor es prolífero. El escribir sobre la inutilidad de la escritura le ha exigido una extensa bibliografía, un merecido reconocimiento y la ubicación dentro de un grupo generacional cuyos representantes más jóvenes -Javier Bello y Germán Carrasco entre algunos- son también prolíferos y hasta a ratos torrenciales.

Armando Roa Vial, abogado, nació en Santiago, en 1966. Es también ensayista, antologador y narrador, y sin duda uno de los más interesantes intelectuales aparecidos en la escena chilena durante las últimas décadas. Ha publicado, por el momento, Carta a la juventud (1993), La invención de Chile (con Jorge Teillier, 1994), El hombre de papel y otros poemas (1994), Ezra Pound, homenaje desde Chile (con Armando Uribe Arce, 1995), El apocalipsis de las palabras/ la dicha de enmudecer (1998 y 2002), El navegante (1999), Ezra Pound. Poesía temprana (1999), Elogio de la melancolía (1999), Para no morir tan despacio (2000), Zarabanda de la muerte oscura (2000), Robert Browing. Poesía escogida (2001), Estancias en homenaje a Gregorio Samsa (2001), El mito y la sombra (2001), William Shakespeare: Macbeth (2002), Lecturas anglosajonas (2002), Georg Trakl. Homenaje desde Chile (con Francisco Véjar y Sven Olson, 2002), Fundación mítica del Reino de Chile (2002) y la antología de nueva poesía anglosajona This be the verse (con Marcelo Rioseco y Diana Dunkelberger, 2003).



Copyright ©
Semanario Liberación
Box 18040
20032, Malmö, Suecia
Teléfono: +46 40 672 65 02
Telefax: +46 40 672 65 03
Correo electrónico: