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En vísperas de otro Primero de Mayo: 186 millones de personas sin trabajo |
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escribe Ricardo Daher A casi 15 de la imposición a escala mundial del modelo capitalista, el número de desempleados en el mundo volvió a aumentar y afecta a 186 millones de personas, alcanzando niveles históricos, pese a que la economía ha registrado índices de recuperación tras años de recesión. Esta situación es más grave en los países pobres, y por ejemplo, en América Latina el desempleo afecta a 19 millones de trabajadores urbanos -es casi imposible determinar el desempleo rural- mientras que el 51 por ciento de los que trabajan lo hacen en el sector informal. El próximo primero de mayo, trabajadores de todo el mundo celebrarán una nueva jornada de lucha. Uno de los denominadores comunes de las reivindicaciones de los sindicatos -ya sea en el llamado "primer mundo" como en los países subdesarrollados- será el empleo. En algunos países como un reclamo dramático ante la brutal desocupación que sumerge de millones de personas en la pobreza y la marginación. Un reclamo por trabajo que deja concientemente de lado viejas reivindicaciones de los trabajadores como las jornadas de 8 horas -que en muchos países comienzan a desmantelar-, seguridad laboral, y seguro de paro, entre otras. A través de la desregulación laboral, muchos gobiernos han permitido la extensión horaria, la eliminación del seguro de desempleo y con la reforma de la seguridad social, hasta la posibilidad concreta de obtener una jubilación (la Organización Internacional del Trabajo estimó que el 80% de los trabajadores que aportan a los Fondos de Pensión privados, en todo el mundo, no recibirán su jubilación). El "Fin de la Historia", según la tesis de Francis Fukuyama -que auguraba el reinado eterno del capitalismo salvaje tras el derrumbe del campo socialista- está provocando en todo caso la pérdida de conquistas laborales y sociales que fueron objetivos de la lucha de los trabajadores de principios del siglo XX. El "reinado" del capitalismo resolviendo los problemas y dando satisfacción a todos sólo sucede en la cabeza de Fukuyama. Las empresas recurren cada vez más a servicios de selección de personal para eliminar de sus plantillas o impedir el ingreso a trabajadores que por una razón u otra puedan tener menor rendimiento o un mayor ausentismo. Por ejemplo, esta selección de personal elimina a mujeres que puedan quedar embarazadas a corto o mediano plazo. Aumenta el desempleo Al inicio de este año, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) informó que el desempleo mundial había registrado una nueva alza y afectaba a 185,9 millones de personas alcanzando niveles históricos pese a los signos de recuperación económica registrados tras dos años de de recesión. El número de personas sin trabajo o en busca de trabajo en 2003 fue de aproximadamente un 6,2 por ciento de la fuerza laboral total, la cifra más alta de desempleo registrada hasta ahora por la OIT. Como es norma en todos los países, los más perjudicados fueron los cerca de 88,2 millones de jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, que enfrentaron una abultada tasa de desempleo del 14,4 por ciento. Por otra parte, el pasado año, las personas que viven con el equivalente de un dólar de los Estados Unidos por día o menos, se mantuvo en 550 millones. Según el informe de la OIT, durante el 2003, la economía mundial experimentó un crecimiento del PIB, pero no se produjo un crecimiento general del empleo, "una tendencia que debe cambiar si se quiere alcanzar el objetivo acordado por las naciones del mundo de reducir la pobreza a la mitad para 2015". El organismo internacional considera que el aumento del PBI por si solo no se traduce en la creación de empleos, y que para ello es necesario desarrollar políticas con ese objetivo. La OIT reconoce un círculo vicioso entre la pobreza, el creciente desempleo y el subempleo. "Por falta de educación, salud y a menudo de capacidad de control, los pobres no pueden utilizar su propio potencial para sacar a sus familias de la pobreza. Las políticas en favor de los pobres deberían ofrecer esta posibilidad mediante un trabajo decente, lo que significa crear oportunidades de empleo para que los hombres y las mujeres puedan obtener trabajo productivo y remunerado en condiciones de libertad, seguridad y dignidad humana". Este organismo de la ONU subraya que "de continuar el aumento del desempleo, el crecimiento futuro estará amenazado. Ningún país puede mantener tasas crecientes de desempleo durante mucho tiempo, ya que una demanda cada vez menor limitará en un momento dado el crecimiento económico. Además, unas tasas de desempleo constantemente altas suponen desperdiciar capital humano. La creación de trabajo decente implica no sólo reducir la pobreza sino también sentar las bases previas esenciales para el crecimiento futuro". De allí que se recomienda a los países ricos asistir a los menos favorecidos a través del acceso a los mercados, reducción de la deuda externa y el servicio de la deuda, para liberar recursos que permitan crear empleos y reducir la pobreza. América Latina: peor calidad del empleo América Latina y el Caribe recibió el mayor impacto de la recesión económica mundial de 2001, y el moderado crecimiento del 2003, no logró revertir la situación del empleo, donde apenas se notó una mejora en Argentina. Según un informe de la OIT regional de principios de marzo (el dato más reciente), 19 millones de trabajadores urbanos están desocupados en América Latina y el Caribe. "La tasa de desempleo urbano promedio -dice el informe- que alcanzó al 11 % en los tres primeros trimestres de 2003, es ligeramente inferior a la cifra observada para el mismo período durante 2002 (11.2%)." Sin embargo aún cuando aumentó en algo el empleo, el informe advierte que el mismo es de peor calidad, que la desocupación femenina tiende a agravarse y que casi uno de cada tres jóvenes está desempleado en América Latina. "El sombrío balance que arrojan los resultados de 2003 -sostuvo Agustín Muñoz, Director Regional de la OIT- corrobora nuestra preocupación de más largo aliento por el desempeño del modelo de desarrollo aplicado desde comienzos de los años noventa, que se ha caracterizado por dejar de lado los efectos sociales de las políticas." En criollo, que las políticas neoliberales aplicadas en los países de la región, no tuvieron en cuenta los efectos sociales y perjudicaron a la mayoría de la población. El informe destaca que el desempleo sigue afectando en mayor grado a las mujeres. Incluso en los países en los que se redujo el desempleo esa reducción fue menor en el caso de las mujeres que de los hombres. Así, en Argentina, la reducción de la tasa de desempleo en el primer semestre de 2003 respecto de igual período en 2002, fue más significativa para los hombres (6.1 porcentuales) que para las mujeres (4.7 porcentuales). El desempleo entre los jóvenes (entre 15 y 24 años) se elevó en la mayoría de los países, y en esa franja etaria llega a duplicar la tasa de desempleo total. Además de un aumento del desempleo la OIT ha detectado un descenso de la productividad como reflejo de un deterioro de la calidad del empleo y de una mayor informalidad. Al analizar el desarrollo del empleo regional en los últimos 10 años (únicos en los que hay registros) la OIT comprueba un aumento de la informalidad. De cada 10 nuevos empleos generados desde 1990, 7 han sido informales. Paralelamente se registra también un aumento de la tercerización a través del hecho de que 9,4 de cada 10 empleos creados, corresponden al sector servicios. Además, 6 de cada 10 nuevos empleos no tienen acceso a los servicios de seguridad social, y sólo 2 de cada 10 cuentan con protección social. "Más de la mitad de la fuerza de trabajo en América Latina -informó el Director Regional de la OIT, Agustín Muñoz- enfrenta problemas de desempleo e informalidad. La inequidad distributiva y el hecho de que más de 4 de cada 10 latinoamericanos reciban ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas, ha contribuido a erosionar la cohesión social dificultando la gobernabilidad". Trabajadores más pobres Aunque los trabajadores latinoamericanos acepten perder seguridad social y mayor carga horaria, son más pobres y reciben menor salario. El informe de la OIT comprueba una reducción del poder adquisitivo del salario mínimo en la región que se contrajo en -1.6% en promedio como consecuencia de los bajos ajustes salariales y del impacto de la inflación. Así, los salarios mínimos reales experimentaron una fuerte caída en Venezuela (-15.9% y Uruguay (-15%), contracciones en Bolivia (-0.8%), Ecuador (-3.9%), México(-0.3%), y Perú (-1.9%), aumentos en Brasil (1%), Chile (0.9%) y Costa Rica (0.5%), mientras que en Argentina y Colombia se conserva prácticamente constante. En cuanto al promedio de los salarios industriales, la región experimenta una contracción promedio de -4.8%, debido básicamente a las caídas de este indicador en Argentina (-14.1%), Brasil (-5.9%), Ecuador (-5.2%), Uruguay (-14%) y Venezuela (-19.8%). Según el Comité Económico y Social Europeo, la mitad de los trabajadores de América Latina y el Caribe son pobres. Uno de cada dos trabajadores percibe un salario que lo sitúa en el umbral de la pobreza. Entre 1990 y 2002 se presentó una fuerte tendencia a la "informalización" del trabajo, ya que siete de cada 10 plazas generadas pertenecieron el sector informal, el cual representa 46,3 por ciento del empleo total en la región. El informe puntualiza que, en 2002, el nivel de pobreza alcanzó a 43, 4 por ciento de la población -220 millones de personas- y 18,8 por ciento -95 millones de habitantes- llegó a la pobreza extrema. Además el gasto social en 2001 se colocó en 13,8 por ciento del producto interno bruto, lo cual, comparativamente, representa 30 veces menos de lo que se canaliza en la Unión Europea (UE). En cuanto a los sistemas de protección social -vejez, enfermedad y discapacidad-, éstos alcanzan, comparativamente, un nivel de cobertura muy escaso, ya que en la mayoría de los países de la zona sólo entre 10 por ciento y 15 por ciento de la población afectada disfruta de un sistema adecuado. La OIT coincide con este balance y afirma que el 51% de la población activa de América Latina trabaja en un empleo informal. El informe estadístico revela que el índice latinoamericano es peor que el de la región del norte de África (48%), pero mejor que Asia (65%) o África subsahariana con un 72%. El documento excluye a la población del sector agrícola, las labores domésticas o empresas criminales y otras formas de trabajo clandestino. La OIT considera "trabajo informal" el que se realiza para empresas no declaradas o registradas legalmente, o en general cuando los empleados que trabajan en forma regular no gozan de beneficios sociales. Según el informe Bolivia tiene el mayor índice de trabajo informal con un 63% de la población activa y en el caso de las mujeres alcanza un 74 Brasil está en segundo lugar con un 60%, Honduras con un 58%, El Salvador con 57%, Guatemala con 56% y México con un 55%. En Guatemala, El Salvador, Brasil, Honduras, México y República Dominicana las mujeres son el 50% o más de la población activa en empleos informales. En los dos primeros países llega, incluso, hasta un 69%. |
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