inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces

19-Marzo-2004

Arturo Durán, Enoc Muñoz y Enrique Morales
Tres poetas de la universidad

 

Escribe Juan Cameron.

El Instituto de Arte de la Universidad Católica, dirigido por Virgilio Rodríguez Severin, ha producido una gama de interesantes poetas y una tendencia propia, cercana al neoclásico. La búsqueda de lo permanente y de ciertas imágenes de antiguo hacia lo permanente, así como de una notoria referencia a los simbolistas franceses, son sus características comunes.

En la más joven promoción de la UCV se puede citar como ejemplo de esta línea a Durán, Muñoz y Morales.

Hace una década, Arturo Durán (1964) publicó Los Ciudadantes, su único libro, bajo el sello de Bogavantes. En él reflexiona sobre el paso y la relación del individuo con la urbe, en este caso el puerto, una suerte de Ithaca que se adhiere a la piel y lo determina.

Sus veinticinco trabajos se escriben con trazos casi pictóricos para describir estados de ánimos, tras de los cuales hay una evidente búsqueda de sentido de la existencia del hablante y sus personajes. Sus poemas se presentan como fragmentos de una visión desesperanzada y absurda.
Sin duda estos registros parciales, así trozos de un espejo roto, entregan al lector una imagen de su mundo, ese reflejo del reflejo a que se refiere Virgilio Rodríguez en el prólogo de Los Ciudadantes. Se trata de es "algo más" que se indaga con mapas tenues/ equilibrados en un trajín de relojes multiplicados/ permanentemente.

Para Rodríguez, el título connota nostalgia en el término "antes", como si acaso los argonautas ciudadanos, indicados por el autor, habitaran en cierta medida la desazón de sus calles vacías. La idea queda bien delimitada en el texto que da su nombre al poemario: Los navegantes de las ciudades se han ido a dormir/ bajo ellos/ el megahertz del inglés/ acompaña el sinembargo/ de la noche. En este poema la ciudad vacía apenas acompaña la sombra de los pájaros como reflejos de las estrellas sobre las calles. Porque los grandes nautas del universo/ indagan en sueños lo que despiertos ignoran.

Durán se muestra como un poeta urbano; adorna los versos con elementos y palabras referidas a esta intención y desde allí postula algunas figuras retóricas. Así, el tren suburbano es un tigre en la Estación Bellavista, el tendido eléctrico se cruza en la imagen del lector y hay semáforos y flores plásticas ubicados en la escena para indicarnos lo cotidiano de esa ciudad donde su universo anida.

El mundo pesa una lágrima, afirma Enoc Muñoz (1970) cuando describe el amor. La metáfora simple y clara responde al estilo de este poeta nacido en Curepto y formado en la Universidad Católica de Valparaíso. La forma insinuada se contiene en el gorrión y la gorriona (...) que se cubren para no caer y quieren ser redondela. Lugar y laberinto, la más reciente publicación conocida de Muñoz, fue editada en Libros la calabaza del diablo en escasos 100 ejemplares, en 1997.

Uno de sus motivos es el del enamorado que entra a la noche de su amada y la describe -y describe su experiencia- a través de finas imágenes. El poeta evita la eufonía y elige un tono menor para trazar sus movimientos -en este caso estados de ánimos- camino hacia el encuentro: Arrodillado en mi ceniza/ nada espero/ Solo me dejo avanzar/ Una mano/ con la muerte/ en la punta de los dedos/ comienza a amarillarme/ página a página. Lectura de la lectura, el juego de espejos confunde la mirada como si toda la vida entera transcurriera en ese instante.

Intentar descifrar lo que no tiene en esencia un mensaje directo no es más que una mañosa traducción; o labor de psiquiatría. Pero es lo buscado por el poeta al decir. Las palabras abandonan el territorio colectivo y se enfocan desde un prisma muy personal. Y, a pesar de esto, quien escribe las devuelve al medio. Tal es en parte lo planteado por Enoc Muñoz como ejercicio de escritura y concepción del poema: El espectáculo no comienza/ sino cuando se parece/ a la lluvia y mis zapatos rotos/ A la canción de esos niños/ que orillan por el mundo. En el juego de espejos que la escritura contiene como laberinto, hay un deseo de llegar, escondido y evidente, a la comprensión del mundo; en cuanto afirmación directa y refleja a la vez: ser comprendido es parte de nuestra interpretación del mundo.

Adiós a Ilión, de Enrique Morales (1970), apareció en marzo de 1999 en la colección Fuera de Serie, de Ediciones Altazor. Con estilo puntillista, de verso corto y a ratos podado de forma exagerada, busca en la síntesis una mayor altura para la imagen. Es cuanto Hugo Zambelli llamaba el oficio del garrochista, que el autor define y defiende: Nunca/ palabras más honrosas/ palabras más silenciosas.

El título del libro no se refiere a la antigua fortaleza de Ilo, de la cual Troya adquiere su denominación, sino a la pérdida de la estructura simbólica del territorio que veremos también en Marcelo Pellegrini y en otros miembros de su generación. Así se desprende del epígrafe tomado de Troya, de Virgilio Rodríguez, que en parte explica: así se ha perdido Ilión/ trasplantada a tierras más fuertes.

Iliomas, la primera parte, recoge las huellas al momento del retorno a ese lugar que fue, habitado ahora por el silencio y la muerte. Un lugar donde El viento se pasea/ Golpeando/ las campanillas/ que cuelgan/ en el pórtico. Para quien llega resulta un espacio de iniciación; y las aguas de la tormenta ya ida están destinadas a su bautismo.

El territorio de la derrota no es necesariamente una tierra baldía. La segunda sección, Amapolas, señala el paisaje que lo habita, la ciudad anterior y las altas torres a construirse, del mismo modo que el individuo se representa en el recuerdo en el fragmento ulterior, Sueños púrpura. Y así como Aparece lo ignoto/ oscuro/ baldío y destrozado/ entre las rejas abiertas de la noche, las imágenes de la infancia ocupan el lugar destituido por el tiempo.

Pero nada es suficiente. La lengua es sólo un reflejo de la realidad; y ni siquiera sirve para explicarse la existencia: recuerdo el tiempo/ y no hay alivio// La Iglesia/ El espejo// Palabras.



Copyright ©
Semanario Liberación
Box 18040
20032, Malmö, Suecia
Teléfono: +46 40 672 65 02
Telefax: +46 40 672 65 03
Correo electrónico: