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05-Marzo-2004

La nueva Edad Media

 

Escribe Cándido.

En un ensayo de Umberto Eco titulado La Edad Media ha comenzado ya, el pensador italiano señala los paralelismos existentes entre la Europa medieval y la sociedad contemporánea, entre otros muchos aspectos, en la sensación de inseguridad. Y alude al libro de su contemporáneo  Roberto Vacca, Edad Media en un futuro próximo, en el que este concibe un escenario apocalíptico según el cual un día, en  Estados Unidos, la coincidencia de un atasco en la carretera y de una parálisis del tráfico ferroviario, impedirá que el personal de relevo llegue a un gran aeropuerto.

Los controladores aéreos vencidos por la tensión mental provocan involuntariamente la colisión de dos aviones, que se precipitan sobre una línea eléctrica de alta tensión, lo que provoca un apagón como el que ya conoció Nueva York hace unos años.[nov 1973]. Como nieva y las calles permanecen bloqueadas, dice Vacca, se produce un caos monstruoso. La red telefónica queda bloqueada a consecuencia de las decenas de millones que intentan comunicarse entre sí. Las gentes salen a las calles nevadas que comienza a llenarse de muertos.Los viandantes privados de todo suministro intentan apoderarse de refugios y artículos, entran en acción los millones de armas de fuego en manos de los ciudadanos, las fuerzas armadas intentan  restablecer la autoridad pero también ellas son víctimas  de la parálisis general.

Cuando después de varias semanas se restablezca la normalidad, millones de cadáveres dispersos por la ciudad comenzarán a difundir epidemias similares a la peste negra que en el siglo XIV acabó con las dos terceras partes de la población de Europa. Hasta aqui, y expuesta muy escuetamente, la tesis de Vacca, esbozada después del apagón de Nueva York de los años 70, que duró 11 horas y fue un anticipo limitado del escenario imaginado por Vacca. Este  sostiene que los grandes sistemas, típicos de la era tecnológica son totalmente vulnerables por su propia complejidad y  están condenados al colapso, con consecuencias inimaginables, cuya descripción es imposible transcribir.

El autor vincula su tesis con dos elementos fundamentales, totalmente dependientes el uno del otro, la sociedad de consumo y la degradación del medio ambiente. La sociedad de consumo produce cantidades gigantescas de productos inservibles, de baja calidad (si necesitáis un buen cuchillo cómpralo en Africa, no en Estados Unidos, dice), muchos de ellos con sustancias dañinas para el medio ambiente. A su vez en el campo, se talan los bosques (fue la propuesta de Bush para evitar los incendios ( y de paso hacer ganar millones a las industrias de la madera), aumenta la contaminación del agua,  la  atmósfera y la vegetación con la consiguiente extinción  de especies animales.

Más allá de que algunas de las afirmaciones precedentes puedan ser cuestionables, cerca de treinta años después, de haber sido concebidas, los problemas mencionados se han  ido agravando y cada vez con más frecuencia tenemos testimonios de ello en distintas partes del planeta.   Hasta ahora las advertencias de los científicos han dejado criminalmente  indiferentes a los gobiernos -lo de Kioto es un ejemplo entre muchos- para no perjudicar a  las  industrias. Todos seremos inmolados en aras del mercado. 



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