Escribe Leo.
Una conferencia internacional organizada por el gobierno sueco destinada a prevenir los genocidios, que sin la presencia del Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, hubiera pasado bastante inadvertida, acaparó la atención de los medios en la pasada semana el interés de los ciudadanos no pareció comprometerse demasiado con el acontecimiento, que estuvo precedido por el escándalo con ribetes de terrorismo, agresiones y amenazas contra artistas y miembros del Museo Histórico protagonizado por el embajador de Israel a propósito de una obra que no fue de su agrado.
En dicha conferencia, lo mismo que en una similar contra las víctimas del terrorismo, que para hacerle competencia a Göran Persson organizó en Madrid su colega Jose María Aznar, faltaron muchos verdugos y también muchas víctimas. Entre los primeros, se notó la ausencia de Bush, Sharon, Putin entre otros y entre las segundas, ni una mención al genocidio de los palestinos o a los presos de Guantánamo sometidos a una tortura permanente, de una crueldad que se creía desterrada para siempre. Estas realidades fueron ignoradas por el frente mediático que como Aktuell prefirió recordar a los disidentes fusilados en China.
Otros columnistas demócratas han terminado por sacarse la careta y defender abiertamente la grosera y, desde todo punto de vista condenable, actitud del embajador Mazel. Otros, maestros de la doble moral y el doble rasero para juzgar los mismos hechos según quién los cometa, optaron por atacar la obra, cuyo autor Dror Feiler es un judío que trabaja por la paz con los palestinos.
Poniéndose a tono con la cruzada de Bush contra el terrorismo el gobierno sueco gastó millones, en un despliegue policial y construcción de jaulas para supuestos terroristas que no aparecieron por ningún lado y muchos de los cuales estaban dentro de la conferencia. Millones que habrían estado mejor empleados en mejorar la comida de las escuelas o en darle un huevo en vez de medio en el desayuno de algunos de los ancianos atendidos por el Estado. A menos que lo que se temiera fuera un ataque de los tanques de Ariel Sharon contra la Casa de Gobierno como protesta por el incidente del Museo, lo que seguramente no fuera detectado por los servicios de seguridad.
El pasado fin de semana en Irak marcó uno de los puntos más críticos en las acciones de la resistencia iraquí y las cifras de bajas mortales de la coalición (Estados Unidos) supera largamente las 500. Sin contar los mutilados, que también se cuentan por cientos y los suicidios, de los que sólo se tienen las cifras oficiales. Esta vez los militares de Aznar tuvieron otra víctima, que estaba cumpliendo tareas humanitarias,es decir pateando la puerta de alguna humilde vivienda metralleta en mano ante la mirada aterrorizada de los niños, en busca de terroristas. Un comandante de la Guardia Civil, señalado por algunas fuentes como complicado en la tortura y asesinato en tiempos de los GAL, de un miembro de ETA.
Estos graves hechos no tuvieron mayor destaque en los medios, cada vez más reacios a contarnos cosas que tengan que ver con la realidad.
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