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El imperio tira la toalla y oculta la mano |
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escribe Cándido El pasado 22 de octubre escribimos en esta columna lo siguiente a propósito de la denominada Conferencia de donantes para la «reconstrucción de Irak», realizada en esos días en Madrid: «Ya todos sabemos cómo el «paseo a Bagdad» ha resultado una trágica empresa cuyo final es todavía una incógnita pero que, según todos los indicios, no augura un final feliz especialmente para el imperio. Cuando esto es ya una realidad inocultable hasta para los «geniales» cerebros que asesoran al descerebrado presidente Bush, éste revisa su posición y -sin la humildad del emperador Enrique IV humillándose en Canossa, Italia, en el año 1077 ante el Papa Gregorio VII al que había ofendido- reclama ahora la «solidaridad internacional». Naciones Unidas, en su determinación de atacar a Irak , «tira la toalla» y el procónsul en Irak, Paul Bremen acompañado de un séquito elegido por él viaja a la metrópolis, a entrevistar al Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan para pedirle ayuda para «arreglar la transición». Más claro, agua. Pero no dice, perdón, nos equivocamos, sino que, con la colaboración de los vasallos mediáticos, aparenta que «condesciende», generosamente, a que el organismo internacional «juegue un papel» en el problema. (Ahora se explica la súbita apelación al «papel de Naciones Unidas» formulada semanas atrás por la ministra de Exteriores del «gran vasallo imperial» José María Aznar en sus giras por la región). Simultáneamente el patético Bush, con su siniestro Rasputín, Dick Cheney detrás, pronuncia, con la impúdica soberbia habitual, su discurso anual para la «galería interior» sobre «la lucha contra el terrorismo» y la marcha de la economía de su país, que parece dirigido a los eventuales habitantes de esos planetas a los que promete ir (si lo hace y se queda allá contribuimos para el billete), por su desconexión total con la realidad. Como si las bombas de la resistencia fuera poco, un nuevo «azote», las pacíficas multitudinarias movilizaciones de los chiitas solicitando elecciones libres y democráticas para Irak, justo lo que Bush les prometiera para después de liberarlos de Sadan, tiran por tierra las esperanzas de instalar en Irak una especie de protectorado con un gobierno títere. Como es natural Kofi Annan, guardó las formas y diplomáticamente -no al estilo de los diplomáticos de Sharon- prometió vagamente estudiar la solicitud y enviar algún emisario a «explorar» la situación. No hay muchas esperanzas de encontrar voluntarios para misión tan riesgosa. Tendrán que contratar «diplomáticos» mercenarios que también los hay. Vamos llegando al final del primer acto de la tragedia. Como un peso pesado al borde del nócaut, el imperio «tira la toalla» y quiere ocultar la mano. Queda por saber cómo salir del ring. Si sostenido por sus segundos o en camilla. Una aguja aparece en el horizonte de la burbuja Bush. |
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