|
||||||
¿Porqué la abismal brecha digital |
||||||
escribe Pablo Gámez La Declaración de la CMSI no atiende a la propuesta de Senegal de crear un Fondo de Solidaridad Digital, destinado a ayudar a los países pobres en su equipamiento de infraestructuras de comunicación. - De Ginebra ha salido una verdad: que la sociedad de la información es una de esas expresiones que día a día ganan mayores credenciales, pero más por efecto mediático que por su claridad conceptual. Auspiciada por las Naciones Unidas, la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información ha cerrado su primera fase con pocas luces y demasiadas sombras. Dos días de ponencias y debates arrojan la duda de si la era digital es solamente un rubro más del mercado o un derecho humano fundamental. - Porque la abismal brecha digital que se abre entre los países ricos y pobres, se presenta ahora como una exquisita oportunidad para invertir en los países en vías de desarrollo. La Cumbre de Ginebra ha proyectado la idea de que las inversiones en tecnologías de la información y de la comunicación en los países pobres son mucho más rentables que en los países industrializados, como si lo único que importara fuera expandir y alimentar el mercado de la revolución tecnológica y digital. La lógica de un poderoso sector de multinacionales y de empresas privadas ha logrado transformar las dramáticas diferencias en potenciales operaciones comerciales, cuyos volúmenes de ganancia son más que prometedores. - Este discurso amenaza directamente la primera preocupación, que debe ser que las sociedades de la información y la comunicación se basen en el ser humano. Que se promuevan, respeten y afirmen la dignidad y los derechos de todos los pueblos y de cada persona, porque ésta es la única forma de resolver la inexcusable disparidad entre los niveles de desarrollo, así como entre la opulencia y la pobreza extrema. - De lo contrario, ¿de qué servirían las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones a los 1200 millones de personas que soportan la pobreza extrema en el mundo? ¿Qué sentido tendría esta revolución digital para los 842 millones de hambrientos y para los 2400 millones de personas carentes de servicios básicos de sanidad? ¿Y qué harían con una computadora los 845 millones de adultos que no saben leer ni escribir y los 115 millones de niños sin acceso a la educación? - Ante los retos que suponía la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, decidió que los Estados, empresas y ciudadanos participaran en el evento con igual derecho. La idea es muy noble, pero ha tenido como resultado enfrentamientos interminables y una Declaración Final repleta de argucias diplomáticas, débil y poco comprometedora. En definitiva, un documento víctima de un multilateralismo estéril. - La Declaración de la CMSI no atiende a la propuesta de Senegal de crear un Fondo de Solidaridad Digital, destinado a ayudar a los países pobres en su equipamiento de infraestructuras de comunicación. De cara a la segunda fase de la CMSI en Túnez, se ha propuesto solamente estudiar dicha propuesta, con profundas reservas por parte de Japón, Estados Unidos y la Unión Europea. - Tampoco se registran mayores avances en lo que atañe al control de las redes de información y de comunicación. Una autoridad privada de origen norteamericano, ICCAN, seguirá controlando el gobierno técnico de Internet. En este sentido, son pocas las opciones para que Naciones Unidas se haga con el control de los que algunos ya empiezan a definir como un bien de la humanidad. - La Declaración Final de la CMSI tampoco logra esclarecer la cuestión de la propiedad intelectual. De igual forma, no alcanza a profundizar en el problema de las libertades públicas, tema candente después del 11-S. Cabe recordar que gran cantidad de gobiernos utiliza las redes electrónicas para controlar y vigilar la vida privada de los ciudadanos. - Los derechos a la libertad de opinión y expresión están mencionados en el documento final, pero su presencia es débil y se presta para interpretaciones generales y de escaso compromiso. En este sentido, extraña el pronunciamiento de la Unión Europea, que se muestra satisfecha por los resultados de la CMSI en lo que respecta a la construcción de la sociedad de la información a partir del respeto de los derechos humanos. - Sally Burch, principal figura de la Sociedad Civil en esta cumbre, explica que "si nos referimos a los resultados oficiales, la inmensa mayoría está decepcionada. Sin embargo, la versión final de la declaración oficial es menos mala de lo que temíamos". - Burch lamenta que la Declaración Final de la CMSI "excluya toda referencia a los medios de comunicación comunitarios, los cuales reflejan puntos de vista, problemas y necesidades específicas". En opinión de Burch, "la CMSI era una oportunidad para lograr posiciones fuertes de los gobiernos del mundo ante los retos de la sociedad de la información, pero la oportunidad fue desperdiciada". Sin embargo, agrega, "no todo está perdido, porque nos encontramos en la primera fase de la CMSI y en Túnez todavía se podrán resolver algunos de los problemas principales". - Sally Burch: "La declaración de la Sociedad Civil plantea soluciones concretas, y no cae en generalidades. Desglosamos las implicaciones en términos de derechos humanos de manera detallada. Esto como punto de partida y de garantía para la construcción de la Sociedad de la Información. Tenemos propuestas concretas para asegurar que la información y el conocimiento, que son la la base de esta sociedad, sean realmente de acceso público en todo el mundo. - La declaración oficial no lo hace. Nosotros explicamos con claridad que la brecha digital no en la base del problema, porque no basta con asegurar la conexión a Internet si no se responde a otros factores como la educación, alfabetización, la capacitación tecnológica o el control de las comunidades sobre la tecnología y la información". - En 2005, Túnez será la sede de la segunda fase de la CMSI. Quizá para ese entonces se logre decir que la sociedad de la información debe ser una sociedad fundada en los principios de justicia social, política y económica, con plena participación y habilitación de los pueblos y, en consecuencia, sociedades en las que que se aborden realmente los desafíos que el desarrollo tiene hoy planteados al mundo. |
||||||
|
||||||
|