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XIII Feria del Libro de Valdivia |
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escribe Juan Cameron Con la presencia de importantes intelectuales y escritores chilenos se desarrolló, en la sureña ciudad de Valdivia, la reciente Feria del Libro. El encuentro, inaugurado con un Taller del poeta Jaime Quezada y la intervención de Andrés Aylwin Azócar, culminó con la presentación del más reciente libro del poeta Clemente Riedemann, recientemente designado como Director Regional de Cultura para la Décima Región. La décimo tercera versión de la Feria del Libro de Valdivia tuvo lugar entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre reciente, en la conocida Sala Ainilebu, sobre el malecón a orillas del Calle-Calle. Esta vez contó con la contribución de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile, además de los aportes de la empresa constructora Socovesa la Municipalidad valdiviana y el Consejo Nacional del Libro, entre otras instituciones. El organizador de esta Feria, el narrador Rubén González Lefno, es a la vez el encargado de relaciones nacionales de Socovesa y un activo promotor cultural en la capital sureña. Valdivia es el centro cultural indiscutido del sur chileno. Al regionalizarse el país perdió, por razones administrativas, su calidad de capital, la que correspondió a Puerto Montt, quizá por ubicarse al centro de un extenso territorio continental e insular -la X Región- que reune muy distintas economías y expresiones culturales. Intelectuales y escritores se dieron cita en la oportunidad. Entre los primeros estaba Andrés Aylwin Azócar, quien presidió la Comisión de Legislación y Justicia e integró la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. El ex parlamentario presentó su volumen, de 460 páginas, Simplemente lo que vi (1973-1990) y los imperativos que surgen del dolor. Asimismo, Raúl Sohr, conocido sociólogo y periodista, se refirió a las claves para entender la guerra en tiempos de globalización. Sohr, entre otros libros de gran circulación, es autor de Las guerras que nos esperan, un éxito editorial lanzado una semana antes de la invasión a Irak. Entre los poetas invitados estaban Sergio Mansilla, Floridor Pérez, Elicura Chihuailaf, Mariela Silva, Verónica Zondek, Raúl Zurita, Jaime Luis Huenún -reciente Premio Pablo Neruda- Mariela Silva, Rosabetty Muñoz y Jaime Quezada. Cerró el ciclo Clemente Riedemann, con la presentación de su reciente poemario Isla del Rey. Según cuenta Rubén González, el próximo año el encuentro tendrá lugar en el nuevo mall que se construye en el centro de la ciudad. Esto permitirá una gran afluencia de público y una mejor difusión, así como una atractiva oferta comercial para libreros y editores. Riedemann en la Isla del Rey La figura de Clemente Riedemann ha cobrado notoriedad en estos días por tratarse del único creador importante, en todo el país, designado como Director Regional de Cultura. La Ley del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, publicada en el Diario Oficial de 23 de agosto de 2003, limita en su artículo 21 la participación de los creadores y talentos individuales al confiar la gestión de un Comité Consultivo Regional a las organizaciones culturales, lo cual implica un grave error conceptual. Por lo demás, estos «consultores» no tendrán remuneración alguna. De allí que la presencia de Riedemann sea, al menos, una garantía para los creadores sureños. Isla del rey reúne tres series de poemas en prosa que Riedemann sitúa en su infancia, Si bien no podemos, en una primera lectura, ubicarlo en la corriente lárica, al menos la mirada antropológica es clara. Profundamente chileno, el autor intenta explicarse, a través de estos retratos de su niñez, el origen de una nacionalidad cruzada por segmentos autóctonos y de inmigración. En la conducta de sus mayores, quienes reflejan el aparato cultural heredado de lo europeo, la reflexión crítica o inquisitiva del infante se convierte en la antítesis que habrá de modificar la historia. El discurso se ubica en el margen. Más allá de lo cultural, el escenario poético parece florecer entre la ciudad y el campo, entre sus márgenes y el río; y también entre lo urbano, considerado como sitio de la tribu señalada, y lo salvaje que ésta debe modificar y dominar. El texto de la cacería, citado por Floridor Pérez en la contratapa del volumen, es un ejemplo claro de este enfrentamiento. El hijo carga a sus espaldas el producto de la cacería, con la muerte a cuestas, sin decir nada (...) ¡Oh, no quieras ser pájaro nunca! me decía; entendiendo que el «me» se refiere a sí mismo, y no a la voz del cazador, su padre. Riedemann ha llegado a desarrollar un estilo limpio, fluido, cargados de connotaciones y referencias. Más allá del apelativo de «poeta antropológico», es hoy uno de los autores más significativos de su generación, en el discurso literario chileno. Nacido en Valdivia, en 1953, es graduado en Antropología y profesor de Historia y Geografía. Con anterioridad ha publicado Karra Mawn (1984), Primer arqueo (1990), Karra Mawn y otros poemas (1995) y Gente en la carretera (2001). |
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