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Reunión de la Internacional Socialista en San Pablo |
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escribe Luciano Astudillo En una atmósfera de expectación en espera de la aparición en el estrado de Inácio -Lula- da Silva, el antiguo luchador sindicalista metalúrgico que desde las bases ha ascendido a la presidencia de un país de 180 millones de habitantes, que se enfrenta a grandes desafíos y expectativas, se inauguró el XXII Congreso de la Internacional Socialista (IS) en San Pablo el 27 de octubre pasado. El Partido de los Trabajadores (PT) cuyo máximo dirigente es Lula, fue el anfitrión de este congreso, cuyo tema era The Return of Politics: For just and responsible global governance For globalisation governed by the people, que aunque el partido no es miembro de la IS, Lula indicó que esta iniciativa debía interpretarse como el punto de partida en un proceso en el cual el PT, sea elegido participar en el próximo evento como miembro pleno de la IS. Lula fue elegido presidente del país hace poco más de un año. Pero al mismo tiempo, no se debe olvidar que el PT no tiene todo el poder en Brasil, puesto que carece de mayoría absoluta en el parlamento. Lula depende del apoyo de partidos situados a la izquierda y a la derecha del suyo. El PT sólo controla unos 90 de los 5000 municipios del país y unas cuantas regiones. De las conversaciones que tuve con amigos de los partidos de Chile, Uruguay y Argentina, saqué la conclusión de que muchos consideran la victoria de Lula en Brasil como una clara señal de que América Latina se encuentra en una nueva era. Porque están ocurriendo muchas cosas interesantes. En Uruguay, es probable que gane las elecciones del año próximo el Frente Amplio, una amplia alianza que integra con mucho peso el Partido Socialista. Durante tres mandatos ya el FA ha gobernado en la capital Montevideo, dando pruebas de competentencia para ejecer el gobierno del país y de un buen liderazgo. En Chile, una alianza similar tiene el poder desde hace un par de años, dirigida por el presidente socialista Ricardo Lagos. Al mismo tiempo, la opinión va cambiando poco a poco en beneficio de la alianza y ya no es cosa obvia que la derecha gane en las próximas elecciones presidenciales. Es verdad que la izquierda no ha ganado en Argentina, pero el recientemente elegido presidente Néstor Kirchner ha eliminado en poco tiempo dos leyes que anteriormente protegían a los militares responsables de bárbarasviolaciones a los derechos humanos. Al mismo tiempo ha comenzado a ocuparse de la corrupta Justicia del país. Todo esto en un país, que no hace mucho tiempo atrás se encontraba en una crisis tan profunda que cambió de presidente cinco veces en 15 días. También Venezuela, Bolivia y Paraguay se encuentran transitando interesantes procesos políticos. Por otra parte, Lula también ha tomado la iniciativa de invitar a las partes contendientes de Colombia para que reanuden las negociaciones de paz, en este largo y sangriento conflicto. Pero la tarea del presidente brasileño y las expectativas planteadas en Brasil y en su entorno son enormes. Un país entero que desea verle erradicar el hambre y la pobreza. Al mismo tiempo Brasil es uno de los países más segregados del mundo, con más de 50 millones de pobres y millones de personas sin tierras. No obstante, en un año ha conseguido realizar dos grandes reformas para la economía del país, en el terreno fiscal y en el sistema de pensiones. Además se ha iniciado la lucha contra la pobreza. El apoyo al PT crece continuamente y se espera que avance en las elecciones municipales del año que viene. En América Latina, un continente donde parecía que los golpes de Estado eran más corrientes que las elecciones democráticas, está naciendo un nueva esperanza. Luciano Astudillo, es parlamentario del Partido Socialdemócrata sueco. |
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