escribe Pablo Naranjo

El tango es una música para bailar que nació en el Río de la Plata hacia mediados del 1800. Desde allí se extendió a todo el mundo y tuvo épocas de fantástico furor, llegando a predominar entre otras danzas éxoticas que se practicaron en salones americanos y europeos.

A fines de 1980, otra música de baile surgió teniendo origen en Cuba: la timba. Proveniente de la salsa y con elementos del funk, del hip hop y del songo, se desarrolló este nuevo género con códigos propios hasta convertirse en uno de los más importantes aparecido en la isla en los últimos 15 años.

Uno podría imaginar con bastante fantasía alguna conexión entre el viejo tango y la timba, aunque en realidad dicha conexión no exista. Uno podría hasta conjeturar acerca de paralelismos entre estos dos lenguajes que siendo tan diferentes, sin embargo consiguen lo mismo al final: entregarle al público un producto óptimo para el disfrute musical y el baile.

En el concierto que ofreciera el pasado sábado 15 de noviembre el percusionista cubano Calixto Oviedo con su banda La Recompensa en Fasching (uno de los locales de conciertos más prestigiosos de Suecia), fue claro que la tradición de música y baile que se cultiva en América Latina, desde la época de aquel tango hasta la actualidad de la frenética timba, posee fuerza y un poder único que ha venido creciendo y al que es casi imposible resistirse.

El show fue una fiesta desde el comienzo, y quienes presenciaron el espectáculo tuvieron oportunidad de comprobarlo: se trata de una de las bandas más potentes y originales que han llegado últimamente de Cuba.

La Recompensa ya había tocado dos días antes en Estocolmo, en ocasión de la presentación del libro Habaneros del fotógrafo Anders Rising con textos de la periodista María Sandblad, editado por la editorial Wahlström & Wistrand.

Esta orquesta toca un estilo de timba bastante diferente a todo lo escuchado hasta el momento. Una sección de metales contundente y prolija, con un solista de excepción, Luis Álvaro Varona. Este es heredero de una tradición trompetística única y respetadísima en Cuba, y cuyo estandarte más destacado ha sido su padre, el ya desaparecido Jorge Varona, miembro fundador de la legendaria orquesta Irakere, hoy liderada por Chucho Valdéz.

Calixto Oviedo uno de los más importantes bateristas que ha dado Cuba en los últimos 20 años, es quien comanda la dinámica de la banda a total voluntad y produjo un solo de increíble virtuosismo, presentando un material original con arreglos muy efectivos.

Cuando llegó el momento de la presentación de los miembros del grupo nos enteramos de quien era el pianista; sin dudas uno de los pilares principales de la sonoridad del conjunto, Hernán Lugano, músico argentino con ideas propias y que parece encajar de maravillas con las intenciones de Oviedo.

Lo que vimos hacer a Lugano, nos sorprendió a todos. Con una manera de tumbar inquietantemente rítmica y atípica, con acordes llenos de sofisticadas sonoridades y con solos de intenso lirismo a la manera de los jazzistas modernos. Cómo este músico se insertó en el cerrado ambiente de la timba, (una música que sólo pueden hacer los cubanos), y mayormente es hecha para los cubanos, es digno de admiración y de elogio.

Al frente de lo vocal está Ernesto Manuitt, otra figura emblemática del mundo timbero, después de pertenecer al grupo Klimax durante años, manejó en este concierto al público con total libertad, y demostró que es todavía una de las voces más importantes del género. Finalmente Lili Saavedra, una voz típicamente cubana y con una presencia impactante en el escenario, por su sugestiva manera de moverse y exhuberante belleza.

Entre muchas idas y venidas de músicos y orquestas, verdaderamente esperamos que este combo mantenga su actividad, por el excelente show que brindaron en Fasching y la combinación perfecta de talentos que presenta, y que podamos volver a disfrutarlos muy pronto por aquí.