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Autores premiados en Certamen de Gobierno Regional |
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escribe Juan Cameron Cinco conocidos poetas de la Quinta Región, cuyos nombres se registran a nivel nacional, fueron premiados en el reciente certamen de publicaciones literarias convocado por el Gobierno Regional de Valparaíso. El jurado estuvo integrado por conocidos escritores de la zona. La cuarta versión del Certamen de Publicaciones Literarias, a que anualmente convoca el Gobierno Regional de Valparaíso, fue recientemente resuelta por un jurado integrado por los escritores Marcelo Novoa, Cristián Vila Riquelme y Arturo Morales, y el abogado y Consejero Regional (y también poeta) Abel Gallardo. De casi un centenar de obras participantes fueron distinguidas, con un accésit para su publicación, cinco poemarios, tres narraciones y cuatro trabajos de crónica y ensayo. Entre estos últimos figuran Apuntes del cine porteño, de Poldy Valenzuela, Papeles en el claroscuro, de Cristián Cruz, Crónicas náufragas de Caleta Horcón, de Omar Valdivieso y Zona cero, de Alvaro Bisama. Junto a éstas, las novelas Cabeza de iguana, de Néstor Flores Fica, y la reedición de Thimor, de Manuel Astica Fuentes, y Once cuentos contra la indecisión, de Juan Cristóbal Labarca. Sin embargo la mayor contribución al certamen pareciera ser el aporte de los poetas ganadores, todos con una amplia trayectoria y conocimiento en el oficio. Se trata de Renán Ponce, Gabriel Cereño, Sergio Madrid, Sergio Badilla y Enrique Moro. Renán Ponce, participó en la categoría de reedición con Sol terrestre, libro que había publicado el 1987 bajo el sello de Editorial El Velero. Con anterioridad había entregado Cuando había menos luz (1981) y posteriormente Breviaturas (1991), Sujeto predicado (1998) y Cuentos de poesía oculta (2002), este último bajo el sello de Altazor. En estas dos décadas de rápida trayectoria, Ponce ha conseguido establecer su nombre en el discurso poético regional y ha sido varias veces propuesto al Premio Municipal de Literatura de Valparaíso. Sin embargo, avatares más ligados a la cuestión política y comunal que a su validez literaria, han postergado este merecido reconocimiento. Este poeta, nacido presumiblemente hacia fines de la década de los 30' en Quebrada de Alvarado, propone el retorno hacia una nueva sencillez con un lenguaje claro y cargado de sabiduría popular. La aparición de Gabriel Cereño, a pesar de no indicar demasiado al atento lector, no es nueva en este discurso. Se trata del poeta Sergio Muñoz Arriagada quien, a través de las circunstancias narradas en Lengua ósea, explica este repentino cambio. Ya en su anterior producción, 27 poemas/ lengua en blues, había tachado su nombre original para reemplazarlo por el actual. No es un mero recurso literario; cuestiones familiares y también judiciales, de las que da cuenta a través de la intervención poética de su realidad, lo justifican y aclaran. Muñoz Arriagada -más bien Cereño- dirige el Taller de Poesía de La Sebastiana, casa de la Fundación Neruda en Valparaíso, y es un activo participante en el medio. Nacido en esta misma ciudad, en 1968, publicó -el año de sus treinta- su primer poemario: Lengua muerta. Sergio Madrid Sielfeld nació en Iquique, en 1967. Egresado de Literatura por la Universidad Católica de Valparaíso, ejerce la docencia en el Instituto de Arte de esa casa de altos estudios, con sede en Viña del Mar, y es un activo promotor del género tanto en la zona con en la capital. En esta versión del certamen participó con Elegía para antes de levantarse, obra que de inmediato concitó el interés de los jurados. Con anterioridad había publicado Voz de locura y El universo menos el sol (2000), además de varias ediciones colectivas. Badilla es, junto a Cereño, uno de los poetas más reconocidos en la promoción del 83, y su particular escritura recoge elementos de la tradición y de la innovación literaria, con especial sentido de ritmo y significancia. No menos conocido resulta el nombre de Sergio Badilla, nacido en Valparaíso, en 1947, cuya imagen como panelista del programa El Termómetro, que transmite un canal santiaguino, le ha dado una especial popularidad. El texto ganador, La temerosa mirada del bastardo, recoge experiencias tanto del exilio como del retorno a Chile, prefiriendo la eufonía a través de la repetición de consonantes, así como el juego semántico que, muchas veces, requieren de la referencia previa o de la lectura de su obra anterior. Badilla, desde Saga Nórdica (1996), había mantenido un largo silencio. Y sin embargo, esta nueva mirada pareciera dirigirse a similares campos de experiencias anotadas en su anterior producción. Previa a éstas había entregado Más abajo de mi rama (cuentos, 1980) y los poemarios La morada del signo (1982), Cantonírico (poesía), Reverberaciones de piedras acuáticas (1986) y Terrenalis (1988). Un moro en la costa, es el sexto libro de Enrique Moro. Había publicado Moro (1980), La Bolsa (1983), Amantina und andre Gedichter (1984), Gracias señor (1988) y La Piedra Feliz y otros tangos (1996), además de la antología Diez poetas jóvenes chilenos (Frankfurt, 1984). Moro ha sido un importante difusor y gestor de la actividad literaria, teatral y empresarial a partir de los 80. Con un lenguaje ingenuo y mordaz a la vez, favorece la representación del texto y la anécdota feroz cargada de humor y de ironía. Sus aciertos, sin embargo, lo superan. Y la aparición de esta antología, que recoge de manera ordenada y cauta, con la intervención de Marcelo Novoa, quien lo prologa, sus textos más conocidos y notables en el campo de lo amoroso y lo político. Termina una etapa de este certamen. La nueva institucionalidad hizo el Ministerio de Hacienda poner sus ojos en este gobierno demasiado regional. El Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) indicó, no está destinado a la cultura. Se acata pero no se cumple, podría ser la regla más sana para mantener viva nuestra creación a pesar de la autoridad que desde Santiago impone la regla. |
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