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El Romeo y Julieta del coreógrafo Roberto Galván en Skånes Dansteater |
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escribe Pepe Viñoles A Roberto Galván, (Buenos Aires, 1965), joven bailarín y coreógrafo de renombre internacional, le interesa probar límites. Por eso, invitado ahora por la compañía Skånes Dansteatern, se propuso ofrecer una nueva versión del clásico drama shakesperano basado en el conocido ballet de Sergio Prokofiev. Autor del texto que interpretan dos actores, de la coreografía junto a 14 bailarines, de las imágenes fílmicas que subrayan el drama amoroso, de la dirección y puesta general, Galván sólo ha dejado el canto afuera. - Busqué en esta puesta unir la poesía con el simbolismo para contar una historia, más que el pasito de la danza. Porque siento que la tradición de contar se está perdiendo, y a mí siempre me ha interesado artísticamente poder contar algo. Me interesa el espectáculo como evento y no como la búsqueda de un estilo solamente, dice Galván mientras conversamos en la cafetería del Teatro de la Ciudad de Malmö, donde este viernes 7 de noviembre se estrena Julia y Romeo. Esa concepción unitaria del espectáculo escénico le ha llevado poco a poco a interesarse no sólo por la danza y la coreografía, sino también por unir otros géneros cercanos, como el teatro y las artes visuales, y en este caso la obra incluso emplea fotografías del propio Galván. Y confiesa que le gusta: Meterme con todo, con la dirección, el teatro y el uso de la palabra, la escenografía, la danza, me veo casi como un artista renacentista. -La coreografía la creamos juntos los bailarines y yo, a partir de nuestra propia visión del drama amoroso, de lo humano. El público que crea que viene a ver el clásico ballet de Prokofiev, va tener otra experiencia. Va experimentar otra cosa, va a acceder a otros ángulos para adentrarse en el drama de Shakespeare. Verá a Romeo y a Julieta como dos personas comunes, como dos jóvenes profundamente enamorados e interesados físicamente el uno del otro. Roberto Galván rescata teatralmente de la obra clásica, a la niñera de Julieta y a Laurence, el cura protector de Romeo; interpretados por los actores Kerstin Andersson y Per Lundström. Dos personajes estos originalmente secundarios, pero partícipes directos de un drama ajeno que les toca como propio. En verso y prosa ellos narran sus versiones de lo sucedido diez años antes, mientras los bailarines describen otra realidad que el monje y la niñera no quieren recordar. En esta versión el coreógrafo argentino se ha despreocupado de la lucha familiar entre Montescos y Capuletos, para sólo centrarse en el drama humano de los dos jóvenes. Por eso para evitar equívocos y que alguien pudiera pensar que una vez más se trata de la versión clásica que Prokofiev escribió para el Bolshoi en 1936, Roberto Galván le cambió el nombre a la obra por el de Julia & Romeo . De Buenos Aires a Malmö Roberto se formó en los años de dictadura en Argentina. Comenzó bailando en Buenos Aires e integró la compañía del Teatro San Martín, para después viajar a Europa y con sólo 23 años fundar en Biel, Suiza, su propia compañía que existió durante siete años bajo la denominación de Ljada, que no es ningún nombre eslavo, sino la abreviatura de una juvenil locura: Los jóvenes amantes de la señora Arte. - Además de Argentina he vivido en cinco países europeos diferentes. Aprendí que nada es definitivo y que muchas cosas se pueden llegar a entender de diferentes maneras. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que el arte debe expresarse en términos políticos, sinó corre el riesgo de ser un sin sentido. Creo en las dificultades, en los riesgos, en lo que no es fácil, en los impedimentos que nos obliga a buscar soluciones. En los conflictos como fuente de la creatividad. De niño me eduqué en un colegio religioso muy conservador y pro dictadura, mientras que en casa colgaba un afiche con la imagen del Ché, era algo casi esquizofrénico unir esos dos mundos tan diferentes. Y dos de mis hermanos tuvieron que huir de Argentina por razones políticas, cuenta Roberto. En 1985 trabajó en Gotemburgo como asistente de otro coreógrafo también argentino, Mauricio Wajnrot, con quien hizo tres obras. Y en 1986, intentó entrar al ballet de Malmö pero no fue admitido, cuenta riéndose. Pero los estudios como coreógrafo Galván los realizó a partir de 1986 en Berlín con Anna Itellman., para luego ocuparse durante algunos años de la dirección del Teatro Municipal de Giessen (Alemania). En el año 2000 decidió dejar de bailar, después de haber trabajado intensamente y de hacer ocho coreografías. Durante dos años se dedicó solamente a la fotografía y a escribir. Pero no pudo resistirse de regresar a la danza con el compromiso ahora, de hacer sólo no más de una coreografía por año. Actualmente vive en La Haya, desde donde viaja a diferentes lugares del mundo que requieran de su trabajo como coreógrafo y director, al tiempo de dedicarse a la docencia en la Universidad de Amsterdam. Entre sus más destacados trabajos anteriores están los montajes de la ópera Dido y Eneas de Henry Purcell; una versión moderna de Coppelia y la puesta en el Teatro Argentino de La Plata, Argentina, de El mandarín maravilloso una pantomima de Bártok. Fue su colega Marie Brolin-Tanis, (a la que conoce por haber trabajado juntos antes), y quien dirige actualmente el Skånes Dansteater quien invitó a Roberto Galván a venir a Malmö para poner en escena esta obra, donde él dice haberse preocupado de proponerle a los bailarines una visión diferente del quehacer artístico. De valorar la importancia de lo emocional antes que la solvencia técnica, o como él dice: de saber rescatar el abrazo; el bailar juntos; el tocarse; el sentir. En este caso para poder transmitirle al público la pasión de los enamorados, y no sólo de la destreza de los pasos de la danza. De expresar la fuerza musical y dramática que tiene esta obra de Prokofiev. Galván dice estar cansado del elitismo existente en el arte, especialmente en la danza, me interesa un arte para muchos otros públicos comenta, por eso piensa hoy en un espectáculo más global, donde intervengan otros recursos artísticos al servicio de una historia que se quiere contar y donde todo tipo de público saque su propia experiencia, nos subraya. Y eso es lo que esta vez se propuso con Julia & Romeo. JULIA&ROMEO Storan, Malmö. |
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