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26-Setiembre-2003

 

Hablando de política boliviana con el Tío

 
escribe Víctor Montoya

Apenas entré en el cuarto donde está el Tío, sentado en su trono como soberano de las tinieblas, dije:

Te cuento que el Evo y el Mallku, después del último Congreso Campesino, están otra vez como perro y gato.

No es positivo que se saquen la mugre entre ellos ni piensen en meterse al Palacio Quemado a punta de patadas y puñetes. Ojalá no repitan la mala experiencia del pasado, cuando la rivalidad entre Huáscar y Atahuallpa, los hermanos enemigos que se disputaban la herencia del trono, permitió el ingreso de los conquistadores y la destrucción del imperio incaico.

Algo de eso está pasando le dije, mientras le servía una copa de quemapecho.

Ya me imagino al Evo y al Mallku sentados frente al presidente Goni, quien, hablando con acento de gringo, les pregunta a los dos: ¿En qué está la solución a los problemas del país, señores?. En que no te hagas mandar con los yankis ni metas tus narices en la coca del Chapare, contesta el Evo; en tanto el Mallku, mirándolos de reojo y batiendo la melena como la crin del caballo, afirma: En que te marches del Palacio Quemado y me dejes la silla presidencial.

El país anda de mal en peor, Tío le dije. El caudillismo, sobre todo en política, es el peor de los males.

Es como una pelea de gallos en un corral, donde todos pierden la cresta como el gallo Paz Zamora..
El Tío, que casi siempre me gana en inteligencia y es bala para las respuestas, se echó un sorbo de quemapecho y, pidiéndome encenderle un cigarrillo, asistió:

El Evo debe entender que no es lo mismo soplar la trompeta en el Carnaval de Oruro, que tocar la corneta de mando para convocar a la guerra, como no es lo mismo dar un chute a la pelota, que un puntapié en las pelotas del Goni...

¡Huy!...Qué bien dicho, Tío le halagué con una sinceridad a toda prueba. Además, ya es hora de que el Evo arme la grande en su fortaleza de Sinahota y el Malku salga de su fortaleza de Achacachi, wiphala* en mano y gritando a viva voz: ¡Temblad tiranos, aquí vuelve Tupac Katari, carajos!

El tío me miró sorprendido. Calculó mi estado de euforia y dijo:

Si hasta ahora no se ha dado la asonada final será porque el Evo está mal asesorado por el Filemón Escóbar, ese viejo dirigente minero que se refugiaba en mi paraje cada vez que lo perseguían los agentes del gobierno. Lo conozco bien y sé muy bien cuáles son sus intenciones...

¡Basta ya, Tío! le paré en seco No te permito hablar de ese modo del asesor del Evo. No olvides que, así como tú eres mi Tío del alma, soy también el sobrino legítimo de Filemón Escóbar, más conocido en el círculo familiar como el flaco Filippo.

No quise ofenderte se disculpó el Tío. Hizo un silencio y prosiguió: ¿Qué te parece si, entre trago y trago, les pidamos al Evo y al Mallku que nos manden la mejor coca de su mejor cosecha?

¡Me parece una brillante idea! repuse.

Le diré al Evo que, en su próximo viaje por Europa, cargue con la coca. Yo me encargaré de convertir la carga en aire para burlar el control de las aduanas y no comprometerlo en los asuntos del narcotráfico. Una propaganda en su contra, y de pasadita malintencionada, podría procurar su estrepitosa caída. Y, como no queremos que se rompa así nomás, tenemos que cuidarlo como a un muñeco de barro, pues no es lo mismo tener un partido político, que un político partido.

¡Viva la hoja sagrada de la coca! ¡Viva el movimiento campesino! dije otra vez con euforia y el puño en alto.

El Tío me miró confundido, lanzó una bocanada de humo y preguntó:

¿Y para quién serán las mueras?

Para...

No sabía qué contestar, hasta que el Tío, tosiendo con discreción, me tomó la palabra y dijo:

Si tienes dudas, te propongo que las mueras sean para el Goni, por seguir a pie juntillas la política neoliberal de su jefe, el finado mono Paz Estenssoro, quien promulgó el Decreto 21060, destinado a cerrar las minas y relocalizar a los mineros. ¿Te imaginas lo que ese Decreto significó para mí? No sólo me quedé abandonado en los socavones, sino que ya no hubo quién me rinda pleitesía ni me ofrenda quemapechos, coca y kuyunas.

La política neoliberal es una desgracia como lo fue el racismo a lo largo de 500 años. Los blancos han abusado de la humildad de los indígenas hasta no hace mucho. Cuando uno llegaba a la ciudad era visto como un perro sarnoso. Todavía hoy se los mira chueco en el Parlamento y en las zonas residenciales, todavía hoy se los saca a patadas y empellones de los teatros, cines, restaurantes y galerías de arte. Los indígenas, como por herencia histórica, aprendieron a agachar la cabeza como ovejas mansas o animales de carga. Lo peor es que algunos falsos profetas, aparte de prohibir sus creencias ancestrales y sus costumbres paganas, les dijeron que Dios y el hombre civilizado vivían en Europa, y los monos y demonios en las tierras del llamado Nuevo Mundo, hasta que alguien, como por mandato divino, convenció a los blancos de que los indígenas también tenían alma y razón&.

Qué mier...coles suspiró el Tío. Entonces es justo que los indígenas reclamen por sus derechos. Yo los apoyo incondicionalmente. Recuerda que los mineros, en su condición de indígenas proletarizados, me esculpieron a su imagen y semejanza en las galerías de la mina, considerándome su amo y protector...

Sí, ya conozco esa historia le dije, sirviéndole otro quemapecho. Ahora me interesa saber tu opinión sobre la posición política del Mallku.

No me gusta que el Mallku sea rencoroso contra los blancos. Lo mejor será que se unan los karas (blancos) y los taras (indios), y que juntos luchen por la liberación nacional, así las chotas airosas huyan gritando: ¡Ay, del blanco lampiño, del negro loro y del indio barbudo, Dios nos libre!....

Esbocé una sonrisa, hasta que, de súbito, le disparé la pregunta obligada:

¿Y qué dirían de ti las chotas airosas? Pues de sólo verte así, con tus intimidades al aire y tu apariencia de diablo, de seguro que se desmayarían de susto...

El Tío se acomodó en su trono, apagó el cigarrillo y, escrutándose el cuerpo con la luz de sus ojos, contestó resignado:

Es verdad que soy más feo y más diablo que el diablo, porque de haber tenido la pinta loca del bombón Reyes-Villa, cuyos mostachos le dan la apariencia de ser actor de segunda categoría del cine mexicano, hubiera sido yo el presidente de Bolivia con el apoyo de las chinasupay, las chinasmoreno y...

En eso escuché la voz de mi mujer, llamándome desde el dormitorio. Apagué la lámpara y me despedí del Tío, quien quedó meditabundo y calladito en la impenetrable oscuridad del cuarto.

Glosario
Chinasupay: Diablesa.
Chota: Término despectivo aplicado a la mujer de vestido.
Kuyuna: Cigarrillo.
Wiphala: Bandera indígena.



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