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Los motivos del NO |
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escribe Cándido Hasta ahora era sabido que en la Europa continental, especialmente en los países del sur, los suecos somos considerados los tontos de la familia (europea). A los que siempre nos obligan a pagar pero que a la hora de repartir cargos en los organismos de la UE, verdaderos privilegios que otorgan poder y suculentas remuneraciones a quienes los desempeñan, siempre los vivos se ingeniaban para hacernos a un lado. Ahora nos enteramos, por boca del jefe de la Comisión Europea, Romano Prodi, que también somos miedosos a cualquier innovación y por eso votamos, por abrumadora mayoría, por el NO en el pasado referéndum del 14-S. También otros dijeron que estábamos atrincherados en nuestra ínsula de bienestar y por eso no queríamos juntarnos con la chusma pobre del sur. (Esto no lo dijeron así pero surgía de los argumentos). El signore Prodi, por cierto una de las figuras más mediocres de la mediocre pandilla de Bruselas, por lo menos se equivoca. Es posible que haya algunos suecos, que hasta los años 80 vivieron en un país solidario, interna y externamente, con un decoroso nivel de moral pública, y un relativamente bajo índice de delincuencia, no se sientan seducidos por las innovaciones. En todo caso serían los menos. Romano Prodi olvidó al emitir su juicio en un programa de la radio sueca, que los jóvenes, que por su propia condición están naturalmente inclinados a emprender nuevas aventuras, incluso peligrosas, votaron masivamente contra la UE. Porque en el fondo del referéndum el cambio de corona por euro no era, para la gran mayoría, el punto central. Los jóvenes y muchos que no lo son, los trabajadores, especialmente las mujeres establecidas en el mercado laboral, saben que el proyecto de la Unión Europea es un proyecto neoliberal y por consiguiente antidemócrático. Y por consiguiente, también corrupto. (En estos días precisamente el señor Romano Prodi debe responder ante el Parlamento Europeo a lo que dado en llamarse el escándalo Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE donde se han descubierto irregularidades tales como doble contabilidad, cuentas ocultas, contratos falsos, que habían sido detectadas años atrás, y por cual se nombraron dos comisiones investigadoras). Los nombres de los comisarios Pedro Solbes, español, el británico Neil Kinnock, la alemana Michaele Schreyer y el propio Prodi, están implicados en la cuestión. El señor Prodi se olvidó de otros escándalos similares, de coimas, nepotismo, amiguismo (incluso de alcoba) que obligó en alguna oportunidad a la cesantía de algún responsable. Pero en general existe una especie de pacto, no de caballeros precisamente, en que conservadores, socialdemócratas, cristianos y alguno que otro sector intermedio, se las arreglan para echar tierra sobre el delito. Los suecos hemos tenido nuestro escandalete en la oficina de la UE en Estocolmo, donde las irregularidades si bien menores desde el punto de vista de las cifras, no lo son como prueba de buena conducta. Cuatro funcionarios fueron despedidos tras un año de investigaciones (luego hubo un arreglo no muy limpio para silenciar a los despedidos que amenazaban con apelar la sanción), pero la señora Linda Stenenberg, responsable directa de las irregularidades sólo fue amonestada y nunca sufrió sanción alguna. Los contribuyentes suecos pagamos las horas extras que la directora de la oficina pagó a uno de sus choferes para que le paseara el perrito en horas de oficina. Esto es apenas una muestra, de porqué el pueblo sueco dijo NO a la avaricia de los empresarios, la soberbia e ignorancia del gobierno y la complicidad con la mentira de los medios de comunicación. Y si los destinatarios de este mensaje es ignorado por los responsables, cometerán un error histórico. |
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