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Alexis Ponce, presidente de la Asamblea Permanente de DD.HH |
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escribe Dick Emanuelsson QUITO. El presidente colombiano desconocía la propuesta ecuatoriana sobre las fumigaciones a la hoja de coca y la franja de protección. Esa propuesta no existe, respondió bastante alterado el presidente Uribe cuando la prensa ecuatoriana quiso saber su opinión sobre cómo avanzaba el trabajo de la comisión técnica constituida entre ambos países desde hace seis meses. El mandatario colombiano también pidió la colaboración ecuatoriana en la lucha contra la insurgencia colombiana. Ese fue el principal motivo para su visita de diez horas en la capital ecuatoriana según muchos ecuatorianos, entre ellos Alexis Ponce, presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH). Uribe representa el neofascismo y en su tono arrogante venía para imponer el Plan Colombia II. No es casual que la visita la hizo tres días después de que estuvo Ronald Rumsfield en Bogotá y una semana después de que Lucio Gutiérrez echó a los ministros indígenas de Pachakutik del gobierno. Rechazo generalizado contra el Plan Colombia Quito está lleno de graffitis por todas las paredes y hasta el pavimiento con las consignas de No al Plan Colombia y ¡Fuera el fascista Uribe!. Dos días antes de su llegada explotaron dos de cuatro bombas panfletarias, llenas de volantes contra la visita del presidente colombiano y el Plan Colombia. El grupo que se atribuyó el hecho fue GCP, Grupo de Combatientes Populares. Durante la primera manifestación contra el presidente Lucio Gutiérrez, un día antes de la llegada de Uribe, las pancartas y consignas también reclamaban No a la visita de Uribe y su Plan Colombia. Los manifestantes, sindicatos, indígenas, trabajadores y estudiantes criticaban fuertemente al presidente Gutiérrez, quien fue elegido justamente por los votos de los movimientos populares. Pero casi inmediatamente tras la instalación en la presidencia, les dio la espalda y ha continuado la política neoliberal de los anteriores mandatarios corruptos que fueron derrocados por la gran masa ecuatoriana. Pero Gutiérrez ahora busca el apoyo hasta del derrocado Bucaram, asilado en Panamá. La cumbre en Cusco Para Alexis Ponce, la decisión de Gutiérrez dos días ante la cumbre de Cusco del Grupo de Río de avalar la política de guerra contra la insurgencia colombiana, fue un choque para el pueblo ecuatoriano. La posición de Gutiérrez, desde la campaña electoral hace un año, siempre era de actuar como un facilitador y mediador en el conflicto colombiano. La declaración firme de la ex canciller Nina Pacari de no declarar a las FARC como un grupo terrorista fue duramente criticada por la embajadora norteamericana. El descontento del Palacio de Nariño (Bogotá) también era visible. Pero los tiempos cambian, y Gutiérrez se encargó del Ministerio de Relaciones Exteriores avalando la propuesta de Uribe de exigir a la ONU que les diera a las FARC un ultimatum para que silenciaran las armas y prácticamente se entregaran al gobierno de Uribe, cosa bastante improbable. Si nó, la ONU debería entrar en el conflicto armado. No se sabía en ese momento por qué Gutiérrez propuso eso, si por ignorancia o por ingenuidad política, dice Ponce. Pero ahora sí sabemos, a la luz de la declaración de Cusco, que se trata de un plan organizado y orquestado por un hombre que fue de la inteligencia militar durante los últimos años. Me refiero al coronel Lucio Gutiérrez. Regionalizar el Plan Colombia Pese a Gutiérrez, Noboa o Mahuad, hombres serviles del imperialismo norteamericano, la opinión pública en su absoluta mayoría, desconfía siempre del Plan Colombia, que siempre fue criticado en el Ecuador más que en cualquier otro país de la región. ¿Por qué? Porque fuimos las primeras víctimas de las fumigaciones y las operaciones militares, los dos puntos fundamentales de ese plan, agrega el dirigente de derechos humanos. La propuesta de regionalizar el Plan Colombia y la lucha contrainsurgente nació en 1998 en el Pentágono. Pero en Colombia, donde Andrés Pastrana ganó las elecciones presidenciales ese año por proponer un diálogo y negociaciones con las guerrillas de las FARC, la propuesta de Estados Unidos tuvo que ser archivada hasta que la conyuntura cambiara. Los Estados Unidos ni siquiera participaron en una sola cumbre por la paz durante ese proceso. Era un secreto a voces que aprovecharon cada incidente o desinformación para torpedear el proceso de paz en alianza con los sectores más militaristas del Estado colombiano. Los hombres de Bush en Bogotá En los últimos meses han sido frecuentes e intensivas las visitas norteamericanas del más alto nivel. * John P. Walters, el Zar Antidroga estuvo junto con Phil Chicola en el Palacio de Nariño el 24 de julio. * El 30 de julio llegó Marc Grossman, Subsecretario de Estado para asuntos políticos en el Departamento de Estado. * Robert B. Zoellick, la mano derecha del presidente Bush y el hombre principal en la política comercial y negociador con los gobiernos latinoamericanos estuvo el 8 de agosto. Es decir, semanalmente ha estado un hombre fuerte del gabinete de Bush en Bogotá. Y el 22 de agosto arribó el presidente Álvaro Uribe con una agenda medio secreta para su anfitrión Gutiérrez. Tomando el pelo a doce millones de ecuatorianos En la rueda de prensa con Uribe, él desconoció la propuesta de Ecuador de crear una franja de 10 kilómetros en el territorio colombiano. Cuando yo le pregunté a Gutiérrez durante su primera visita en Bogotá en enero de este año si había tocado el tema con Uribe sobre los daños en la frontera colombo-ecuatoriana, Gutiérrez respondió que se había tomado la decisión de crear una comisión técnica entre ambos países. Según El Comercio, la despedida ex canciller Nina Pacari dice que esa comisión se ha reunido varias veces. ¿Será que Uribe desconoce el asunto? Posiblemente a la clase media de Bogotá no le va a gustar lo que voy a decir, pero hay que decirlo: Uribe es un pequeño Sharon. Y Sharon, en los territorios ocupados en Palestina en la conflictiva región del Medio Oriente, no se caracteriza sólo por tener un proyecto fascistoide sino también por mentir. En ese sentido creo que hay que ver la respuesta ramplona de Uribe como una respuesta de soberbia, de arrogancia por una sola razón: Está tomando el pelo a doce millones de ecuatorianos. Sabemos perfectamente que ha habido daños, impactos, por las fumigaciones. En Ecuador durante el mandato de Pastrana, y a raíz del levantamiento indígena en febrero del 2001, se entabló una mesa de diálogo entre el gobierno y los indígenas, donde participamos nosotros como asesores. Ahí se creó una organización multiinstitucional del gobierno ecuatoriano y los indígenas para presionar a Bogotá sobre el asunto de las fumigaciones. El mejor aliado de Estados Unidos Y hace poco llegó la directora de Plan Colombia, diciendo que no existe ningún impacto de las fumigaciones y que el Ecuador se tranquilice, porque sabían que aquí había una opinión pública que desconfía totalmente de las declaraciones oficiales de Bogotá. ¿Pero qué ocurre? Yo creo que para las élites colombianas y por supuesto la inteligencia militar colombiana y estadounidense, que son los que finalmente determinan cómo tiene que moverse la política exterior, estaba muy claro el lugar y el momento exacto en que debía llegar Uribe a Quito. Llega cuando Lucio Gutiérrez ya no es el hombre que te contesta así como en enero. En ese entonces era el candidato ganador, pero todavía en el Ecuador Gutiérrez era como un terreno en disputa. Todavía no se declaraba como el mejor aliado de Estados Unidos, lo que dijo después. Y ahora, cuando Uribe dice estas cosas, Gutiérrez se echa para atrás y lo que dice es que habrá que analizar bien si es que en el Ecuador existen consecuencias por las fumigaciones. |
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