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22-Agosto-2003

 

Wislawa Szymborska aparece en castellano
Poesía no completa

 

escribe Juan Cameron

Una nueva traducción de los poemas de la escritora polaca, Premio Nobel de Literatura 1996, fue publicada en México, el año anterior, en versiones de Gerardo Beltrán y Abel Murcia. La edición lleva una nota introductoria de Elena Poniatowska.

Wislawa Szymborska no era conocida en idioma castellano antes de recibir el Nobel. Salvo honrosas excepciones, como algunas piezas intentadas -en forma muy particular- desde la versión sueca de Anders Bodegård (Utopia, Fib:s Lyrikklub, Falköping, 1997), o tal vez otras anteriores y desconocidas, los primeros intentos oficiales son Vista con grano de arena (Jerzy Wojciech y Ana María Moix, Lumen, 1997) y El gran número, Fin y principio y otros poemas (Hiperión, Madrid, con aportes de Gerardo Beltrán, Abel Murcia, Xaverio Ballester, Elzbieta Bortkiewicz, David Carrión, Carlos Marrodán y Katarzyna Moloniewicz).

La editorial Fondo de Cultura Económica de México entregó recientemente el volumen Poesía no completa, organizado y traducido por Beltrán y Murcia, el que reune poemas anteriores a 1957 e, incluso, varios hasta el momento inéditos. La nota introductoria de Elena Poniatowska da cuenta de la vida y publicaciones de la gran poeta polaca, de su concepción del oficio y de la humana figura de esta señora, un tanto desgreñada, que se atreve a posar en la versión sueca en bata de levantarse, con una taza de café seguramente frío y un cigarro humeando entre sus dedos. Es la figura rebelde de esta mujer -dice Poniatowska- que, «lúdica espectadora de sí misma», estima que la vida en sí es un hecho poético. Aunque, aclaremos, la versión escandinava no aparece registrada en la nota bibliográfica de la edición mexicana.

Se percibe desde ya el profundo respeto de los traductores por la tarea. El trabajo está dedicado a la memoria de Jan Zych, el primer traductor de Szymborska, quien falleció en México, su patria de elección, sin conseguir publicarla. Y en parte, la presente selección está debidamente autorizada por la autora. Además, una lección de la necesaria humildad que requiere este esfuerzo imposible, nos la dan en el prefacio: «se hace evidente, sin embargo, que la traducibilidad o intraducibilidad de un texto tiene que ver no sólo con las diferencias entre dos sistemas lingüísticos, sino también con las marcadamente extralingüísticas, con aquellas diferencias existentes entre los contextos históricos y socioculturales (e incluso naturales) que envuelven a cada uno de estos sistemas».

Szymborska es una poeta fundamental en nuestros días. Su sesgo de humanidad, sereno humor y clara ironía nos lleva a una comprensión muy actual de nuestra civilización. Al poetizar sobre temas que, a primera vista, pueden parecer banales, entrega elementos de antipoesía encaminados a la más profunda crítica de nuestra condición. La suma de tales elementos produce esa sensación de ternura que la ha llevado a ser, mucho antes de la obtención del Premio Nobel de Literatura, una escritora querida y admirada en su patria, Polonia.

Numerosos son los textos que llenan de placer estético al lector. Entre los 176 poemas que conforman el libro, destacan Todavía, Álbum, La mujer de Lot y Elogio de los sueños, entre muchos otros. Este último, integrado por dípticos sencillos y en lenguaje directo, resume las aspiraciones del individuo en su paso por la tierra. Los ínfimos detalles, que nos construyen en tanto personas y miembros de una comunidad, son elevados a la condición de fundamentales. Y la culminación del texto, con versos «prácticamente» innecesarios, otorgan ese quiebre magnífico que sólo los grandes pueden a veces lograr: Hace unos años/ vi dos soles./ Y anteayer un pingüino./ Con la más absoluta claridad.

Si alguna vez los editores mexicanos hubieran escuchado a Jan Zych, otra sería la historia de la poeta ennuestro idioma. Con todo, su lectura se va imponiendo día a día entre los lectores del género. Y sin duda, su obra aparece en la tribuna de los mayores donde se ubican también Seamus Heaney, Joseph Brodsky y, en fecha más reciente, el esperado Less Murray.

Wislawa Szymborska nació en Kórnik, en 1923. Vive en Cracovia, ciudad donde se trasladó para estudiar filología polaca y sociología, en la Universidad Jagellónica. Entre 1953 y 1981 fue editora de poesía del semanario Zycie Literackie y publica crítica literaria en las revistas Pismo, Odra y en Gazeta Wyborcza. Entre sus numerosos premios figuran Ciudad de Cracovia (1954), Fundación Jurzykowski (1964), Zygmunt Kallebach (1990), Premio Goethe de la Ciudad de Frankfurt (1991), Premio Herder 81995) Pen Club polaco (1996) y Nobel de Literatura (1996).

Ha publicado los siguientes libros en poesía: Por eso vivimos (1952), Preguntas a mí misma (1954), Llamando al Yeti (1957), Sal (1962), Mil alegrías -un encanto- (1967), Si acaso (1975), El gran número (1976), Gente en el puente (1986) y Fin y principio (1993). Sus Poemas selectos aparecen en Poznan el año 2000.



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