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Cuando la gente recupera lo que pagó sin querer |
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escribe Pepe Viñoles En el año 2001 quedó inaugurado en Malmö un nuevo barrio de lujosos apartamentos en una zona costera de la ciudad denominada Västra Hamnen, la que ocupa un amplio espacio donde históricamente estuvo ubicado parte del viejo puerto y el gran astillero de Kockums. Hoy los habitantes de la ciudad luego de un corto período de mirar con recelo el flamante coto privado, han decidido comenzar a vivirlo como espacio público de recreación, con el enojo de los aun pocos que viven allí y que creyeron al haber comprado carísimos y exclusivos apartamentos que también la adquisición incluía el uso privado de la playa y de los espacios exteriores. Bo01 una historia tormentosa La inauguración de este complejo habitacional destinado a millonarios y especuladores inmobiliarios, -de amplios y sofisticados apartamentos con vista al mar desde donde se puede ver la orilla danesa y el mismo Copenhague; con cascadas artificiales; canales interiores que se comunican con el mar; con un puerto de yates; extensos jardines y una amplia avenida costanera con comodidades para poder tomar el sol y bañarse- tuvo lugar en el marco de una Exposición de la Vivienda (Bo01). También en ese nuevo barrio se está construyendo una torre de 54 pisos denominada Torso, obra de Santiago Calatrava (una de las actuales estrellas de la arquitectura internacional), destinada a apartamentos y oficinas, que cuando esté finalizada será en edificio más alto de la ciudad (!?)& Bo01 que teóricamente tendría que haber tenido también un carácter europeo sin embargo no alcanzó el objetivo original, y el proyecto finalmente sólo pudo involucrar principalmente a empresas de la construcción suecas, aunque recibió para su concreción cuantiosos fondos de la Unión Europea y de la Comuna de Malmö. Un área denominada Aldea Europea ha quedado a medio construir. La erección de este nuevo barrio y la exposición misma nacieron en medio de una tormenta de críticas de la población de la ciudad, de la organización de inquilinos, y de los medios de prensa, que advirtieron tempranamente el carácter antidemocrático de la construcción de este ghetto para millonarios, cuando la ciudad vive un grave déficit de construcción de nuevas viviendas de alquiler para jóvenes y familias numerosas de bajos ingresos, (existen actualmente en la ciudad 1300 personas que no tienen vivienda propia, de los cuales 330 son niños que viven en casa de amigos, familiares o en un camping alquilado por la comuna en la zona de Lomma). Junto al hecho de que mientras la Comuna de Malmö (que restringió y eliminó todos estos años recursos para la salud, la educación y la asistencia social), para salvar el proyecto y la misma exposición estuvo bombeando dinero de los contribuyentes que alcanzó la cifra de 50 millones, cantidad varias veces superior a las que fijaban las estimaciones originales. La exposición inaugurada a toda carrera y con claros retrasos en los plazos acordados con las constructoras para que quedara todo listo, (en medio de la misma, bulldozer, grúas, camiones y albañiles seguían laborando para darle el acabado final a las edificaciones y accesos ), fue un fracaso de público. Los primeros en no asistir al caro evento fueron los propios malmoenses, y tampoco llegaron los supuestos miles de daneses, alemanes y otros visitantes que los encargado de marketing esperaban. En tanto que las grandes empresas constructoras se desesperaban por vender los apartamentos que eran publicitados a los futuros compradores incluyendo la promesa de la tranquilidad asegurada y el aislamiento del resto de la plebe ciudadana. Una persona seguramente con mucha plata, pagó de antemano 15 millones de coronas por el piso 54, el más alto de la torre de Calatrava. Se animó este hombre a comprar sólo aire, porque por entonces la construcción era realidad únicamente en los planos y en la cara folletería publicitaria que HSB propietaria de la obra ya distribuía, cuando recién se estaba cavando el inmenso foso para asentar los poderosos cimientos de la moderna torre de Babel futura. Hoy la construcción de la torre Torso está retrasada, las estimaciones originales de costos realizadas por muchas de las empresas proveedoras de tecnologías (entre ellas algunas europeas), no tienen mucho que ver con los valores actuales y el presupuesto comienza a reventar, mientras que HSB ha tenido dificultades para poder vender los exageradamente caros apartamentos. La vida te da sorpresas A poco de mudarse dos años atrás, los primeros 200 felices y exclusivos colonizadores del nuevo barrio ganado al incesante viento y al mar sureño, comenzaron a sentir que sus ilusiones estallaban en pedazos al constatar que los arquitectos y empresas constructoras habían planeado un costoso proyecto que poco tenía que ver con la realidad en la que se había asentado. Concebido el nuevo barrio para personas de altos ingresos que supuestamente todos tenían que tener auto, se encontraron que desde la ciudad sólo llegaba un ómnibus en horas diurnas y con una frecuencia restringida; tampoco existían comercios de alimentos, salvo un restaurant fino, porque se suponía que los vecinos harían sus compras en el centro o por internet; ninguna guardería, seguramente porque algún estudio sociológico previo habría indicado que ese segmento comprador no desean tener hijos pequeños o que ya estarían creciditos viviendo en sus propias casas. Y mucho menos, de que existieran carteles que indicaran que el barrio era área privada vedada al resto de los habitantes de Malmö. El primer verano no hubo mucho problema, y los nuevos vecinos estaban a sus anchas. Pudieron así bajar en ropas de baño desde sus apartamentos para gozar de la playa propia, sentarse en vestíbulos y terrazas en agradables cócteles y cenas con amigos a esa la hora ideal en que el sol se oculta tras el horizonte de la orilla danesa. Mientras tanto los malmoenses seguían sin visitar el lugar, molestos porque la Comuna y el intendente socialdemócrata Ilmar Reepalu hubieran usado fondos de los contribuyentes para enjuagar el enorme déficit que dejó la exposición del ghetto exclusivo, con la quiebra de la empresa Bo01. Lo que tuvo como inmediata consecuencia un tendal de quiebras de un número importante de medianas y pequeñas empresas locales que habían hecho suministros a Bo01 y que cuando el costoso show finalizó, se encontraron con que nadie pagaría sus facturas. Reepalu y otros altos ejecutivos de Bo01 fueron a un juicio acusados de uso indebido de fondos y mal manejo contable, del cual en principio han salido absueltos. El escándalo político se desató desde el comienzo del costoso barrio, donde se dio la paradoja de que a nivel del legislativo comunal, los conservadores criticaron y se opusieron a que se subvencionara con fondos públicos la construcción de un barrio para ricos y la mayoría gobernante socialdemócrata (que históricamente siempre sostuvo el principio social de la construcción de viviendas de alquiler para el pueblo) se jugaba a fondo para salvar como fuera el costoso proyecto apoyándolo con dinero comunal. A lo que se agregaba el hecho de que la empresa de viviendas de la comuna MKB, financió la construcción de un bloque de lujosos apartamentos de venta privada también en Västra Hamnen, con el superávit económico que le había brindado una fuerte suba de los alquileres de las viviendas populares en todo Malmö, al mismo tiempo que durante muchos años se despreocupó de construir nuevas para frenar la grave falta de viviendas en la ciudad. En ese marco críticas y desinterés ciudadano por el nuevo conglomerado urbano ya construído, la Comuna decide crear en el verano de 2002 un festival musical de acceso gratuito en los amplios y modernos espacios circundantes a los apartamentos, para mostrarle a los malmoenses el nuevo barrio propiedad de la ciudad. La gente bastante sorprendida fue descubriendo que allí podía tomar el sol, bañarse, hacer sus pic-nics en los amplios jardines o disfrutar de una buena caminata o bicicleteada por la avenida costanera. Y desde ese momento los malmoenses se apropiaron del lugar, con el efecto casi inmediato de que algunos comerciantes también se animaran a abrir nuevos cafés e incluso un pequeño negocio de alimentos en los numerosos locales aun sin alquilar destinados a boutiques y otros tipos de negocios. Miles de bañistas gustan de darse un remojón en Västra Hamnen. Pero los que viven allí no están para nada contentos con los planes de los políticos de oficializar ese lugar como playa pública. escribía el pasado 26 de julio el diario local Sydsvenskan haciéndose eco del malestar de los que pagaron millones para vivir allí sin ser molestados por el nuevo Malmö cosmopolita. En ese artículo algunos de los propietarios de apartamentos se quejan de la avalancha de malmoenses de todas las condiciones sociales que se han apropiado del lugar: porque hacen ruido, andan con sus autos y motocicletas por las avenidas, se bañan hasta altas horas de la noche, dejan todo sucio, se han producido robos en los garages, y el colmo jóvenes que se zambullen desde el techo de una deshabitada casa flotante al costado de los yates& El viernes pasado, quien escribe esta nota fue involuntario testigo de un diálogo entre tres indignadas damas habitantes permanentes del lugar acompañadas todas de sus respectivos perritos, que se quejaban de que era ya imposible sacar a sus mascotas a hacer las necesidades en medio de ese gentío tan irreverente que ni por las noches abandonaban el lugar. La otra noche telefoneé a la policía quejándome de una persona con la cual tuve un altercado de palabras porque molestó a mi perro, y me respondieron que nada podían hacer porque allí era un espacio público, escuché que le contaba una de las mujeres a las otras dos, mientras yo me dedicaba a observar el lugar y tomaba unas fotos para esta nota. Después me fui a comprar cigarrillos a un pequeño negocio recién abierto en los bajos del único edificio de apartamentos que a último momento fue destinado para viviendas de desesperados estudiantes, (una habitación sola se alquila por 4800 coronas por mes, con dos meses gratis cuando no cobran beca de estudios). Sin embargo para el encargado de ese comercio, (un hombre joven de origen no sueco), cuando le pregunté si él también estaba molesto con tanta gente en el lugar, se manifestó positivamente de que Västra Hamnen no fuera un sólo un coto privado: Es claro de que existe irritación en algunos vecinos porque quizá se habían imaginado otra cosa cuando compraron los apartamentos. Pero esta integración con la ciudad a larga es positiva, aunque quizá lleve unos años hasta que haya un acostumbramiento. Acá no se puede ya poner una reja para impedir que la gente no llegue hasta aquí desde todos los barrios de la ciudad. Me despedí, salí del comercio y decidí tomarme un café en la terraza de la vecina cafetería Marcel que hace poco abrió un simpático colombiano, y que además ahora en la temporada verananiega por las noches ofrece un espectáculo de salsa al que acuden a bailar muchos jóvenes. Comienzo a pedalear de regreso al centro esquivando bañistas, peatones, motos y autos, pensando que al fin he entendido porqué para los exclusivos vecinos del barrio todo este nuevo e inesperado aluvión sociológico lógicamente es to much!, y que tampoco es sencillo para ellos mantener la chusma a raya. |
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