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escribe Cándido El presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón, anunció esta semana la iniciación de una página webb destinada a contrarrestar lo que califica como una campaña de "terror mediático" contra la Revolución y sus dirigentes. La medida está más que justificada, especialmente si se piensa que mucha gente, cada vez menos por cierto, ha creído honradamente en la veracidad de la propaganda deliberadamente calumniosa contra Cuba. La historia de las relaciones de los medios con Cuba es un capítulo digno de la historia universal de la infamia. No incluyo en esta categoría los cuestionamientos ideológicos y/o las críticas a los errores que sin duda se han cometido y que generalmente han sido los cubanos los primeros en reconocer. Lo que ocurre es que los medios y los intelectuales que escriben en ellos, "pierden la cabeza" cuando escriben sobre Fidel Castro y se automutilan en sus facultades críticas. No le pueden perdonar que haya desafiado a la "patria americana" y sobrevivido a los propósitos de 10 presidentes de Estados Unidos que prometieron acabar con Castro y la Revolución. Y que haya instaurado la justicia en el país de la única forma que es posible hacerlo. En ese contexto todo periodista o escritor que aspire a "hacer carrera" tendrá que escribir un brulote contra "el régimen castrista". A principios de los 90 años un periodista ganó el premio de periodismo Ortega y Gasset que otorga el diario El País con un libro titulado "Los últimos días de Castro". Un papelón del "escribidor", el jurado y el prestigio del propio premio. Cada vez que ha habido algún evento importante en Cuba, visita del Papa, reuniones iberoamericanos, visita del ex presidente James Carter, los periodistas han concurrido en masa para ver la "revuelta popular" que se levantaría contra el régimen En la medida en que las tecnologías de la información han realizado progresos portentosos en pocos años, el acoso mediático se ha vuelto más peligroso. De la misma manera que la monopolización de los medios se ha vuelto cada vez más un instrumento al servicio del poder, su capacidad "ofensiva" puede ser tan destructiva como una agresión militar. La Revolución Cubana ha sobrevivido a ambas. Fidel Castro, ya veterano, estuvo al frente de la tropas cubanas que repelieron y derrotaron a los invasores de Playa Girón, un fiasco de la CIA y de la propaganda que "vendieron" al gobierno de Kennedy, la versión de que el pueblo cubano se "levantaría contra la tiranía" apenas tuvieran conocimiento de la invasión. Ya sabemos lo que pasó. Cuando a principios de los 90, en el apogeo de las dificultades de Cuba tras la caída de la Unión Soviética, una treintena de aspirantes a emigrar a Estados Unidos protagonizaron el inicio de una protesta en el Malecón, Fidel Castro también estuvo allí sin necesidad del ejército y cuerpos policiales especiales, sin disparar un tiro ni apalear a esos "disidentes" tal como ocurre en las democracias europeas contra los jóvenes que protestan contra el terror del neoliberalismo y resolvió el problema en media hora. ¿Recuerda algún lector lo que escribió la prensa entonces? Vargas Llosa, tan inteligente él, saludó desde las páginas de El País a esos "heroicos jóvenes combatientes de la libertad". Valladares, el "escritor que había quedado paralítico en la cárcel a causa de las torturas" fue otro fiasco mediático fenomenal. La seguridad cubana, que no "se chupa el dedo" había filmado al "paralítico" cuando realizaba sus ejercicios de gimnasia en la celda, sin atisbos de impedimento. Règis Debray que había intercedido por su libertad, expresó públicamente su indignación por el engaño. No obstante ello la prensa europea "democrática" le hizo amplios reportajes y Estados Unidos lo utilizó como expositor en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Pese a todo, no escarmientan. Hace unos años unos "periodistas" suecos del Partido Liberal al que están vinculados unos "disidentes" viajaron a Cuba y pretendieron organizar "un seminario" con los "disidentes". Ni llegaron a empezarlo cuando ya estaba detenidos. Con firmeza pero sin castigarlos. La ministra de Exteriores de Suecia protestó contra "el atropello" y ni qué decir los "columnistas" de la prensa "seria". Historias similares son innumerables. Cuántos de estos "periodistas demócratas" han querido leer la documentación presentada por el gobierno cubano a la prensa internacional, sobre la connivencia, documentada por patriotas que infiltraron las filas de la "disidencia" que prueba inequívocamente la financiación de Estados Unidos para subvertir el orden interno, lo que originó las severas penas aplicadas a "disidentes" y a terroristas armados que pusieron en peligro la vida de inocentes para secuestrar una embarcación y huir al "paraíso americano". Es tiempo de dejar de seguir haciendo el ridículo. Y bienvenida la decisión anunciada por el gobierno de Cuba. |
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