escribe Hernán Salina
MONTEVIDEO. En el Chile que acaba de firmar un acuerdo bilateral de comercio con EE.UU, cuando todavía sacuden los Andes los escándalos de corrupción en figuras vinculadas a un gobierno que no faltó quien lo calificara de «centroizquierda», y cuando la oposición de izquierda se plantea el desafío de crecer en la unidad con el movimiento social, se prepara el primer gran paro nacional en 16 años. Datos contrastantes y reveladores de la realidad sobre el diálogo mantenido con Daniel Nuñez, del Instituto de Ciencias «Alejandro Lipschutz», un ámbito universitario que estimula «el pensamiento crítico y antineoliberal», nos comenta este joven sociólogo que estuvo en Montevideo para participar de un seminario organizado por la Fundación Rodney Arismendi.
A modo de provocación inicial del diálogo, le recordamos la pertenencia del actual presidente chileno Ricardo Lagos al Partido Socialista que liderara Allende previo al golpe del 11 de setiembre de 1973.
Tomando tus propias palabras, el primer balance que hay que hacer es que Ricardo Lagos no es un presidente socialista. Su gobierno no tiene ninguna similitud ni con la integración política ni social que sí llevó llevó al triunfo a un presidente socialista como Salvador Allende, del que próximamente se cumplirán 30 años de su muerte. Por el contrario, lo que ha ocurrido es que Lagos ha hecho suyas las políticas neoliberales que hoy día se baten en retirada en América Latina, y las ha aplicado con una gran convicción, lo cual ha tenido como efecto una situación de estancamiento en la economía que se prolonga, un aumento de las desigualdades sociales y -tal vez lo mas complejo y peligroso- se ha abierto el espacio político para que el día de mañana la derecha pinochetista llegue al poder, en tanto son sus políticas las que se aplican, y hoy día aparece ella como el mejor representante para sucederlo.
Contanos algunos ejemplos de esas políticas neoliberales que se aplican.
Lagos está proponiendo una reforma en la salud que implica en los hechos el autofinanciamiento de los hospitales públicos, y por esa vía su privatización. Eso va a provocar un gran desmedro en la calidad del servicio público -que ya es baja- y aún va a tener un impacto mayor en este fenómeno muy preocupante de la sociedad chilena que es el aumento de la desigualdad social. La diferencia entre ricos y pobres se mantiene en niveles abismales.
Lo mas importante en estos momentos dentro de las muchas discusiones son dos anuncios del gobierno: primero el de que está estudiando nuevas privatizaciones, para financiar de alguna manera un estado que está con escasez de recursos. Por otro lado el anuncio contra la voluntad de la Central Unitaria de Trabajadores, que incluso ya ha llamado a un paro nacional, de un proyecto de flexibilización laboral que lo que va a provocar por la vía de los hechos es un aumento de la jornada de trabajo y menores resguardos de los trabajadores frente al poder del capital.
¿Qué áreas importantes quedan por privatizar en Chile?
En Chile se privatizó mucho ya bajo la dictadura y posteriormente los gobiernos de la Concertación continuaron esa línea. Sin embargo, por la resistencia del pueblo, hay empresas estatales importantes, como la del cobre, que es Codelco, la del petróleo que es la ENAP, áreas importantes también de la educación y la salud.
Chile ha sido noticia recientemente por las denuncias de caso de corrupción que han involucrado a figuras identificadas con el gobierno, como el diputado Juan Pablo Letelier, hijo del canciller de Allende que fuera asesinado, Orlando Letelier.
Las denuncias de corrupción han sido un hecho tremendo que ha tenido un impacto muy grande en la sociedad chilena. Mas allá de cada caso puntual, lo que ha puesto en evidencia es una relación muy dañina entre el sector público y el privado, es decir entre los personeros de la Concertación, o ministros o autoridades de gobierno que tienen cargos importantes, y su paso al mundo privado donde trabajan para grandes consorcios empresariales que muchas veces terminan obligándolos a utilizar los conocimientos, las influencias que generaron esa red que tuvieron en el sector público para el enriquecimiento ilícito o personal. Eso ha derivado también en un gran desprestigio de la política y en menor medida pero también creciente del gobierno actual de Lagos y los partidos que lo sustentan.
¿En que medida golpearon de cerca al presidente Lagos estos casos de corrupción?
Lo que uno puede percibir es que lo han golpeado bastante. El que tu nombrabas de Juan Pablo Letelier es tremendo por ser una figura emblemática, no solo del gobierno sino de la izquierda chilena, y en cierta medida toda la izquierda se ve afectada. Pero también los escándalos en el Ministerio de Obras Públicas, donde Lagos fue ministro hace unos tres, cuatro años atrás, ha tenido un impacto tremendo porque fueron sus colaboradores, su gente mas de confianza que aparece involucrada en hechos de corrupción que no son bajo ningún término justificables ni se pueden amparar.
Se están investigando hechos que ocurrieron dos o tres años atrás, pero la verdad es que el gobierno en general ha tenido una actitud débil, y no ha sido capaz de abordar el problema de fondo, estructural. Un tipo de gobierno neoliberal en sí es un germen de corrupción, porque tiende a privilegiar una relación de subordinación con el gran capital, y en el fondo ese es el origen de los hechos de corrupción en nuestro país.
¿Qué cabe esperar del acuerdo comercial que firmó Chile con EE.UU?
Hay que entender que, tal como hoy es propugnado por el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, el libre comercio no es tal, porque los países del norte mantienen una serie de regulaciones que limitan el comercio con los países del Tercer Mundo. Ellos mantienen sistemas de aranceles diferenciados, barreras no arancelarias como las cuotas de importación, las barreras fitosanitarias. Por lo tanto, el llamado libre comercio lo que significa es la libertad para que los países del norte pongan sus productos en los del sur, lo que provoca un efecto devastador en la industria nacional, y es mas bien la libre circulación de los capitales, con los derechos y prebendas que ellos buscan como capitales que vienen a actuar en forma devastadora, arrasando con las riquezas naturales en especial, como se ha visto en los últimos tiempos, desestabilizando las economías. Sin lugar a dudas no es una política de integración comercial latinoamericana o con perspectivas mundiales que pueda satisfacer o beneficiar a los pueblos.
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