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La gran mentira |
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escribe Cándido Dos meses después de la anunciada era de paz, seguridad y libertad, que nos prometiera la pandilla que gobierna en Estados Unidos, Tony Blair y los escuderos de la Operación Libertad para Irak, basta escuchar los noticieros de cada día, para que hasta el más fanático «creyente» proamericano, vea tambalear su fe. Seguimos en «alerta máxima» Mientras en el «liberado» Irak, siguen dejando sus huesos, lo soldados ocupantes, negros e hispanos en su mayoría, por acciones limitadas de francotiradores, algunas gentes honradas, que todavía existen, empiezan a pedirle cuentas a los mayores mentirosos de la historia. Los que nos «convencieron», con la inestimable colaboración de los medios «democráticos», de la inminencia de un ataque con armas químicas y biológicas y- en el paroxismo de la campaña del terror- talvez nucleares, por parte del demoníaco Sadam Hussein, como justificación para la destrucción de Irak. Uno no sabe quienes son peores, si la mafia que maneja a Bush o quienes secundaron la mentira y los métodos utilizados para pasar por encima de la Comunidad Internacional (ONU), del jefe de la misión de inspectores Hans Blix, un sueco decente y valiente, groseramente vetado por el imperio porque no se doblegó, traicionado por la clase política y mediática de su propio país. Ahora se sabe, lo que muchos «izquierdistas antiamericanos» denunciamos y ahora lo confirma uno de los «cerebros» del entorno mafioso, que el motivo era el petróleo. Para tratar de desviar la atención de tamaño delito contra la humanidad -inventar una mentira para justificar una guerra- los «quinta» columnistas de los medios nos apabullan con imágenes de 10 años atrás, de los restos de las víctimas del dictador iraquí. Conmemoran los bombardeos de éste con armas químicas a los kurdos, «olvidando» el pequeño detalle de decir quienes -Reagan, Bush el viejo, Chirac y otros demócratas- se las había proporcionado en los tiempos que el dictador era amigo predilecto Y cuando la evidencia de las mentiras se vuelven inocultables, no las reconocen claro está, porque la ética es un concepto extraño a su conducta, y argumentan que «en todo caso» Sadam era tan malo que igual la guerra estuvo justificada. Otro escenario clave de la paz, en la región del petróleo, sigue ardiendo pese a que, disfrazado de estadista, Bush montó el show de gran mediador pensando talvez que si a un criminal como Kissinger le habían dado el Nobel del Paz, porqué no a él. ¿Alguien puede pensar seriamente, aparte de sus adictos escribas de adentro y de afuera, que Bush pueda arbitrar siquiera un partido de fútbol de clase B?. Los misiles y la imponente chatarra militar, no lo pueden todo como ha demostrado la historia. Mucho menos para mediar en este conflicto. Después de haber alimentado durante décadas el genocidio del pueblo palestino, cree que «haciéndose la foto» y apelando a la «responsabilidad» de ocupantes y ocupados, ya queda despejado el camino hacia la paz. Ciertamente hay que empezar por algo. Indiscutible: el cumplimiento de las resoluciones de la ONU cuando la creación del Estado de Israel y el comienzo del retiro de los territorios palestinos ocupados ilegalmente. La responsabilidad de la Unión Europea, tan dispuesta a condenar a Cuba por la duras condenas aplicadas a terroristas confesos y a conspiradores probados, con disfraz de «disidentes», que siempre marchó a la cola de la política del imperio en este conflicto, es también muy grande. |
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