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Entrevista con Álvaro Vásquez, miembro del comité ejecutivo |
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escribe Dick Emanuelsson BOGOTA. El jueves pasado llegó un comunicado de la Presidencia colombiana con el título: ONU debe conminar a FARC a la paz o ayudar a combatirlas. Fueron las palabras del presidente del Ecuador, Lucio Gutiérrez, en antesala de la cumbre de los países del Grupo de Río, reunidos en la ciudad Cusco, Perú. al otro día el Grupo de RÍO de 19 países acordaron la declaración como la suya. La declaración cayó como una sorpresa en varios sectores políticos en América Latina. Hace pocos meses el mismo presidente Lucio Gutiérrez se había declarado en contra la presión del presidente Alvaro Uribe de declarar a la guerrilla de las FARC como grupo terrorista. El motivo era sencillo: se dificultaría el papel de mediador entre las FARC y el estado colombiano que quería jugar el mismo presidente ecuatoriano. Con la declaración del Grupo del Río, Uribe ha logrado otro paso para el aislamiento de la insurgencia de las FARC. Al mismo tiempo es un paso peligroso para los países vecinos, ya que pueden envolverse en el conflicto armado, con toda la consecuencia por su propio territorio. ¿Pero quien es realmente en favor y contra un proceso de paz? ¿Por que los paramilitares tienen preferencia ante el gobernante colombiano con derecho exclusivo de negociar en el territorio colombiano con representante del gobierno, mientras la guerrilla es desplazada al exterior y solamente con la ONU? Sin embargo, la organización universal ha rechazado varias veces el propósito de Uribe, que igual ha insistido en su realización, ahora con el apoyo del Grupo del Río y el G8. Interpretación para la intervención Hará pensar mucho a las FARC, para que realmente, si desean la paz, pues lo demuestren. Si no lo hacen, si no reaccionan ante un pedido del Secretario de la ONU, pues el mundo estaría dispuesto a colaborar con Colombia en otro camino, dijo Gutiérrez. Ese otro camino, agregó Uribe, significa que si las FARC no quieren el proceso, el mundo democrático deberá ayudar al pueblo y a las autoridades de Colombia a derrotar la violencia por el método militar. Uribe fue elegido para la guerra A mí me parece que esta propuesta en general, que se hace por algunos dirigentes latinoamericanos, revela sobre todo, falta de información suficiente sobre cuál es la política actual del gobierno colombiano frente al tema de las posibilidades de negociaciones para una salida política al conflicto armado en Colombia. Lo cierto es que Uribe en ningún momento ha tenido voluntad política ni la decisión ni la práctica de llegar a sentarse en la mesa de negociaciones con las FARC. El presidente Uribe fue elegido precisamente por lo contrario, para continuar una política de guerra que en Colombia se conoce como la solución militar al conflicto. Es decir; nada de negociaciones, nada de paz, nada de diálogo, sino guerra como única medida oficial contra la guerrilla. Es la vieja aspiración de querer derrotar militarmente a la guerrilla que a lo largo a los años ha intentado el sistema colombiano pero que no ha podido realizar. Según Álvaro Vásquez, Uribe persiste en esa tarea con la ayuda y la intervención norteamericana que viene produciendo poco a poco adentro del país. Por eso, dice Vásquez, creo que el presidente Gutiérrez está un poco desinformado. El problema no es por tanto de sí las FARC aceptan o no aceptan mediación de la ONU, como sabemos no es posible. La propia importancia de la ONU, luego del desastre internacional de Irak, pues, creo que no tiene demasiado recibo en los países en el continente latinoamericano. Convertir a la ONU en un instrumento propio De tal manera, que el señor Uribe, que al mismo tiempo desconoció a las Naciones Unidas al apoyar incondicionalmente al presidente Bush en su aventura militar en Irak, al mismo tiempo pretende convertir la ONU a un instrumento a su propia política. En eso hay mucho engaño lo que nosotros hemos llamado política virtual del gobierno de Uribe. Él trata mostrar ante la gente que si quiere la negociación, pero en la practica y su conducta y su objetivo político está en contra la negociación. - En las últimas dos semanas Uribe ha declarado varias veces, que lo único que quiere es derrotar a la insurgencia. Incluso tilda a los jefes guerrilleros de matones, o psicópatas. En la declaración del presidente Lucio Gutiérrez hay un tono de ultimátum, si las FARC no se siente a negociar, bajo el auspicio de la ONU y bajo las condiciones que Uribe impone, le queda solamente la alternativa militar donde los países latinoamericanos se unen con Uribe para derrotar militarmente a las Farc. ¿Qué cree sobre esa perspectiva? No es solamente peligrosa, sino prácticamente es la política norteamericana. Ellos no están interesados de una intervención directa de tropas norteamericanas en Colombia, pero si, aspiran, ya sea por intermedio de la OEA o sea mediante otro tipo de alianza continental, a que los otros países vecinos de Colombia traten de intervenir en Colombia en favor de los objetivos militaristas que persigue Uribe. Este ha sido una de las razones de sus contradicciones tan serias y choques permanente con el gobierno de Venezuela, que no se ha prestado precisamente para eso, por que no es su papel de intervenir en Colombia a favor a Uribe. Regaño presidencial al delegado de la ONU Igualmente ha presionado a vecinos como el peruano, ecuatoriano y brasileño que hasta ahora, ninguno de esos gobiernos se ha prestado para constituirse en parte de una intervención colectiva latinoamericana en contra la guerrilla colombiana. Y si el señor Lucio Gutiérrez aspira a jugar un papel en este debate que se está librando alrededor de la negociación y la paz en Colombia, en vez de eso, prefería más bien tratar de participar como mediador o como auxiliador en la política de paz que los sectores populares colombianos han levantado y lo que llamamos la salida política del conflicto armado y no una salida militar, ni una intervención militar colectiva. Aunque parezca extraño, el delegado de la ONU, el norteamericano James LeMoyne, da razón a la posición política de la guerrilla en cómo iniciar unas negociaciones. En varias entrevistas realizadas durante su visita en Colombia hace una semana, LeMoyne primero advierten a los que están por una solución militar en que dice que están equivocados si creen que la guerra va a dar solución (1). Por eso fue prácticamente regañado por la ministra de Defensa, el Palacio de Nariño y el mismo jefe de las Fuerzas Militares colombianas, el general Jorge Enrique Mora. Están muy bravos, por qué LeMoyne ha dicho lo que es obvio; si ha sido enviado por el Secretario General de las Naciones Unidas a buscar alguna forma de entendimiento y acuerdo para negociar, pues, obviamente es su papel. Pero como el gobierno esta en contra de esa negociación, ahora le están insultando hasta el punto que a lo mejor la propia asistencia de la secretaría general de la ONU en Colombia, parece que va a terminar por retirarse, por que en la práctica eso fue lo que dijo la ministra de Defensa, que se vaya del país, dice Álvaro Vásquez. El error de Uribe y Gutiérrez Sin embargo, lo que dijo LeMoyne parece le dio rabia a los sectores mencionados. Por qué el delegado de la ONU no reduce el conflicto armado en Colombia a un tema netamente militar, de narcotráfico o terrorismo, lo que ha insistido a propagar el presidente Uribe para conseguir apoyo internacional. Es un error pensar que las FARC son solamente narcotraficantes o terroristas, la columna vertebral de las FARC es gente comprometida ideológicamente. El proyecto político es real, subraya el norteamericano proviene de una familia militar. Pero la pregunta que todo el mundo se hace hoy, después de la declaración del Grupo del Río, es ¿cuál es la posibilidad de que la ONU entre como mediador en el conflicto? Las FARC siempre han dicho que la paz se tiene que negociar entre colombianos y estamos de acuerdo. Es por eso nunca hemos utilizado la palabra mediación. Lo que buscamos es una relación entre el Secretario General y las FARC que permite avanzar soluciones negociadas, dice LeMoyne que subraya, que la negociación tiene hacerse entre el Estado y la guerrilla. Lo que la ONU puede hacer, es facilitar esos contactos. Álvaro Vásquez está de acuerdo con esa posición. Pero advierte a Lucio Gutiérrez o cualquier otro país para involucrarse en una aventura bélica bajo la batuta del Ejército colombiano. Sería lejos de la realidad y provocaría el repudio de los pueblos latinoamericanos, incluso el ecuatoriano. Uribe es contrareforma Muchos gobiernos han dicho anteriormente, que en vez de intervenir militarmente en Colombia, lo que se trata de ver es cómo colectivamente se llega a acuerdos para colaborar en el trabajo fundamental de la solución política en Colombia, que, como repito, no es un problema de la guerrilla sino es un problema del gobierno colombiano. Quien está contra ese acuerdo no es la guerrilla, que en repetidas ocasiones ha manifestado su deseo y su voluntad política de participar en una mesa de negociaciones. Quien está en contra y que se levantó de la mesa en febrero del 2002, fue precisamente el gobierno colombiano de Andrés Pastrana, que facilitó el camino del candidato a la presidencia, Álvaro Uribe. El representante del PCC sostiene que la solución política negociada tiene que tener reformas políticas profundas para poder tener un éxito. Pero según Vásquez, la política de Álvaro Uribe es la política de contrarreformas, que ha llevado el país a décadas atrás en la historia, donde las conquistas sociales y económicas del pueblo trabajador son pisoteadas en un clima de terror. En ese sentido comparte la perspectiva con el delegado de la ONU, que en las entrevistas de la semana pasada no ve un futuro de Colombia en, paz si no se hace profundas reformas. Estos planteamientos tienen una dirección; el poder político y económico en Colombia: La responsabilidad de las élites sociales Creemos que uno de los factores que dará seriedad a una nueva negociación es que incluya reformas que el país necesita. Sin esto, la guerrilla no va a negociar. Sin embargo, el gobierno no debe esperar negociaciones para comenzar el proceso de cambio que el país necesita. Cambiar el ambiente del país y conducirlo al fin del conflicto. Reforma agraria, reforma del sistema de justicia, cortar los lazos con los paramilitares, reconocer las cosas que han pasado como la masacre de la UP, verdadera oposición política, impuestos que ayuden al bienestar social y más equidad. Estos cambios mejorarían el futuro y cualquier gobierno los podría hacer. Hay una gran responsabilidad de las élites sociales y de la clase política y tienen que empezar a preocuparse por la mayoría de su sociedad que es pobre, que no vive en el norte de Bogotá. Tienen que enfrentar el hecho de que pagan impuestos bastante bajos, los hijos de la gente bien no van a la guerra, la iniquidad social es grave, la concentración de riqueza es muy alta. Estas cosas son generadoras de violencia y le dan la razón a la guerrilla, así no quieran reconocerlo. Y mientras más de la mitad vive en la pobreza, este conflicto va a continuar. Es hora de que las clases de más poder y más fortuna se despierten. (1) El Espectador 18 de Mayo, 2003. |
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