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Artista del grabado y profesor |
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escribe Juan Cameron La publicación Sergio Rojas/ Xilografías, de Erna Alfaro Saá (2002) pone de relieve una figura principal, aunque olvidada por la mayoría, del arte del grabado chileno. Sergio Rojas Guerra continúa la labor pedagógica iniciada por Carlos Hermosilla, para proyectarla al espacio del diseño gráfico y al campo de la educación universitaria. Sergio Rojas Guerra fue el más joven maestro del grupo de grabadores formado en el taller de Carlos Hermosilla Alvarez (1905-1991) en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar. Nacido en Valparaíso, el 17 de enero de 1928, en el seno de una familia obrera, ingresa a esa institución, en 1949. En sus comienzos estudia Dibujo con el Roko Matjacic y Grabado con Hermosilla y Hans Soyka (1909-1972), recibiendo el título de Maestro en Arte en esas menciones, en 1959. Ese mismo año obtiene el segundo lugar, en Grabado, en el Salón Oficial de Santiago y, al siguiente, la Medalla de Plata en la 1ª Bienal Latinoamericana de Xilografía celebrada en Buenos Aires. Durante toda la época de sus estudios, y hasta 1962, al otorgársele una beca de perfeccionamiento en litografía y artes gráficas, en Alemania, se desempeña como obrero en la empresa Coia, subsidiaria de la Compañía Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV). En el taller de Hermosilla comparte conocimientos con varios formadores del la impresión, que hoy día son considerados dentro de una escuela de fundacional del arte en el país: Ciro Silva (1907-1997), Medardo Espinosa (1918-1999), René Quevedo (1922-2000) y Roberlindo Villegas (1919-1993). Esa época, entre 1950 y 1965, designada por el crítico Carlos Lastarria como la Edad de Oro del Bellas Artes viñamarino, no sólo reúne nombres de otros maestros, como lo fueron Gordon, Alegría, Madge y Alfredo Mosella (hoy en Gotemburgo), sino además produce a destacados artistas y profesores entre los que se destacan Marco Antonio Hughes, Eliana Quevedo y Ulises Besoaín, fallecidos tempranamente, Alvaro Donoso, Percy Hertzen (en Alemania), Hans Scholtbach (en Suecia), Edgardo Catalán, Francisco Rivera Scott, Hugo Rivera Scott, Erna Alfaro, Jorge Osorio y varios más. En ese ámbito se hace conocido y querido el popular «Chino» Rojas. Su permanencia en Berlín Occidental, entre 1962 y 1964, en la Hochschule Für Bildende Künste, bajo la dirección del profesor Friedrich Stabenau es un hito importante en su desarrollo artístico. Hasta 1962, señala Catalán, había trabajado de preferencia punta seca y bajo la notoria influencia de los brasileños Aldemir Martins y Acacio Assunçâo. Y muy pronto, siguiendo a Soyka, se dedica a la xilografía en tacos de placas de terciado y «con un rústico cuchillo confeccionado por él mismo». Su perfeccionamiento profesional le permite ingresar a Montana, una importante industria gráfica de Viña del Mar para, en 1968, integrar el grupo fundador de la Escuela de Diseño Industrial de la Universidad de Chile, hoy Escuela de Diseño de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso. Por concurso de antecedentes se le designa Profesor de Diseño Gráfico. Ese mismo año es escogido como miembro de número del Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso. Su último gran trabajo es una serie de pinturas que ilustran el libro Valparaíso, de Pablo Neruda, y el trabajo litográfico realizado en los años ochenta para la Facultad de Arquitectura de la Universidad porteña. El volumen de Neruda fue ilustrado por Rojas a solicitud del poeta. Ya en noviembre de 1972, éste había dado el visto bueno a las ilustraciones propuestas; pero solamente en julio de 1992 se edita bajo el sello de Ediciones Universitarias de la Universidad de Valparaíso, el cual éste inaugura. El Chino Rojas no logró jamás asimilar el golpe de 1973. Cuando pudo reanudar sus actividades se retrajo a la enseñanza y abandonó todo contacto. Este autoexilio lo convierte en un sujeto huraño, hosco, muy diferente de aquel que conociéramos durante la buena época de los setenta. Fallece en Viña del Mar, el 22 de enero de 1994. Hoy la figura de Sergio Rojas es casi un mito al cual acceden muy pocos ilustrados. De allí entonces que la publicación de Sergio Rojas/ Xilografías, de Erna Alfaro Saá, quien hace pocos años regresara del exilio, es un aporte muy valioso para la historia del arte local y, en lo específico, para el grabado chileno. La edición, financiada con aportes de las universidades de Playa Ancha (UPLA) y Valparaíso y de la Refinería de Petróleos de Con-Cón, fue diseñada por María Bethânia Rodrigues, con fotografías de Carolina Vásquez y Fernando Ceña. Además de catalogar una obra hoy escasa -y cuyas pocas matrices conserva el Fondo de Arte de la Upla- la edición se apoya en estudios de Edgardo Catalán y Hugo Rivera Scott e incluye diez reproducciones de grabados de Sergio Rojas Guerra. Valiosísima contribución es esta de Erna Alfaro; y, por lo demás, un merecido homenaje a quien fuera el mayor grabador porteño de la promoción del 65. |
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