inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces
23-Mayo-2003

 

Sobre Neltume y el vuelo quebrado
La permanente imagen del sur

 

escribe Juan Cameron

Una reflexión sobre la validez de la escritura ante la inpronunciable realidad, resulta la más reciente obra de creación del escritor sureño Rubén González. Su conjunto de cuentos rescata el tema de los combatientes sacrificados durante la dictadura, en la zona cordillerana de Valdivia, en un proyecto guerrillero que culminó en una verdadera tragedia.

Conocimos a Rubén González Lefno por la década de los 80 como cineasta y activo promotor cultural en el ámbito de la Universidad Austral de Chile. Esa casa de estudios, donde se recibió de profesor de Castellano y compartió el trabajo creador con Sergio Mansilla, Clemente Riedemann, Roberto Arroyo, Hans Schuster y otros conocidos actores del gremio literario, era dirigida por entonces por el general en Pedro Palacios Cameron, quien poco entendía de estas cosas. Más de alguna lectura, prohibida por esta «alta» autoridad, debió realizarse en otros establecimientos. De aquel rector casi olvidado queda al menos un recuerdo: el campanil que, según ese grupo de muchachos, fue levantado a su imagen y semejanza.

González ha continuado en tal labor difusora. Como docente de varios institutos, colaborador fundacional del Festival Internacional de Cine de Valdivia y organizador de la Feria del Libro de la sureña ciudad, entre muchas otras gestiones, se hizo conocido además como creador literario. Publica El último crepúsculo (cuentos, 1994) e Historia del Cine y Video en Valdivia (1996) y las recopilaciones antológicas del Concurso Regional de Poesía Juvenil, en 1994, 1995, 2000 y 2002; las tres últimas bajo el título de La Casa y el sello editorial de Socovesa.

A su vez, en el campo audiovisual ha realizado los documentales Búsqueda en el lugar de la lluvia (b/n, 16 mm., 1981), Chiloé, una cultura de la madera (con Edward Rojas, video color, 1982) y Crónica de la Nueva Ciudad (video color, 1996).

En fecha reciente, diciembre de 2002, entrega el volumen de cuentos Neltume/ El vuelo quebrado, bajo el sello de Pentagrama Editores de la capital. Neltume recoge quince trabajos escritos en diversas épocas, bajo el nexo común de la represión y el intento de lucha armada llevado a cabo en ese sector del país durante la dictadura.

Y sin embargo su escritura dista mucho de ser un panfleto o siquiera una reflexión política. Esa tarea se la encarga al lector.

El recuerdo de un personaje que atraviesa todos sus relatos -y que bien podría ingresar en el género de la novela- va gestando en su dimensión humana una serie de imágenes cargadas de íntimos valores y de fraternidad. Con simples pinceladas retrata a los protagonistas en su condición más natural; pareciera contener el retrato de los soñadores, tan ajeno siempre al discurso del héroe, y muchas veces la suavemente nostalgiosa reflexión del derrotado. Y es aquí, en este territorio del mañana, donde consigue la mejor escritura. Y mientras observo el río tranquilo y oscuro, siento que fue un error imperdonable pensar que nunca podrían morir por el sólo hecho de quererlos tanto, cuenta en «Los extraños». Texto que, por lo demás, enriquece con la repetición, recurso casi exclusivo de la poesía: Recuerdo las viejas conversaciones entre el llano y los cerros con los temas que nunca finalizamos y los cansancios enormes allá arriba, como aquella vez que jugamos a despedirnos abrazándonos entre todos y con los árboles. // A veces recuerdo todo eso. Eficaz manera de culminar un texto.

Quienes aparecen en sus páginas carecen casi de nombres; pero no son seres anónimos, sino íntimos. Allí está el que quedó en la montaña, el originario del campo o el que regresó de Europa, el colaborador, el traidor, el que se salvó de esa aventura y ahora puede relatarla para traernos la olvidada memoria.

Sin embargo, el verdadero motivo de Neltume/ El vuelo quebrado se da en el campo del modernismo: de la escritura como una cuestión ética. Ante la reflexión técnica de que si acaso la literatura -como el arte en general- es un registro de los hechos del hombre, el autor se pregunta más bien si este ejercicio de escribir es válido, es permitido, cuando la realidad tiene un peso tan inconmensurable que ni siquiera puede pronunciarse.

Rubén González inquiere profundamente en este tema. El capítulo final, que lleva el mismo nombre, es una suerte de análisis estilístico o técnico en el cual pone en duda el sentido de escribir y, sobre todo, de escribir sobre una cuestión que tiene innumerables connotaciones; de la tragedia que significó esa aventura intentada durante la dictadura. Muchos de quienes vivimos en la misma época de los hechos narrados supimos por rumores, despachos noticiosos, informes políticos u otras fuentes supimos -y también cuando era ya una simple historia- de las circunstancias que llevó a un grupo de personas a combatir -o al menos intentarlo- en el espacio geográfico citado. Algunos tenemos una idea formada -y no siempre positiva- sobre quienes planificaron esta maniobra militar. Otros censuran aún a quienes, sostienen, los enviaron a una muerte segura, a un territorio desconocido, de barbarie y desprecio por la vida. Esto, de seguro, es una cuestión de carácter político y no literario. González, en cambio, prefiere no separar las aguas, porque después de todo la existencia es una sola y los conceptos, las palabras, quedan en el puro territorio de la lucubración. Es allí donde apunta su dedo acusador: Y entonces supo que no tenía ningún sentido seguir eludiendo el síntoma divino de no reconocerse, de no captar la categoría de observador omnisciente de todo lo que otros hicieran.

Su mérito principal es poner en el tapete la necesidad de no olvidar, de rescatar la memoria que, si bien no sirve para rehacer la historia, al menos intenta destacarla en un oficio que, en términos de Mario Benedetti, se convierte en el taller de reparaciones de nuestros propios sueños.



Copyright ©
Semanario Liberación
Box 18040
20032, Malmö, Suecia
Teléfono: +46 40 672 65 02
Telefax: +46 40 672 65 03
Correo electrónico: