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Con Khaled Bayomi, escudo humano en Irak |
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escribe Pepe Viñoles Cuando las primeras bombas caían sobre Bagdad y otras ciudades iraquíes, entre las personas que llegaron al país invadido para actuar como escudos humanos estaba Khaled Bayomi, quien es investigador en Historia del Medio Oriente de la Universidad de Lund. Pese a los dramáticos momentos vividos por él, Khaled es optimista sobre el futuro de un Irak sin ocupantes extranjeros. Èl fue responsable de coordinar el grupo sueco que viajó a Irak compuesto por personas pertenecientes a diferentes organizaciones pacifistas y de solidaridad con el pueblo iraquí. Bayomi explica que el primer objetivo que se plantearon era detener la guerra, junto a intentar proteger con su presencia en el país instalaciones civiles (centrales eléctricas, plantas distribuidoras de agua potable, escuelas, hospitales, patrimonios culturales etc.), que pese a que la Convención de Ginebra sobre la Guerra especialmente prohibe que estos sean objetivos militares, sin embargo tanto en Yugoslavia como en Irak, han sido blanco de los bombardeos de Estados Unidos y sus aliados. Ya en Bagdad la delegación sueca se encontró con una veintena más de otras organizaciones internacionales que ya estaban presentes en el país. Mientras algunos grupos se encadenaron en instalaciones civiles para proteger físicamente las mismas de los bombardeos; para nuestro grupo en cambio, más que proteger físicamente esos lugares el propósito fue el de crear opinión y denunciar internacionalmente con nuestra presencia lo que estaba sucediendo, en términos de que allí se estaba violando claras convenciones que protegen a la población civil en caso de guerra. dice Khaled Bayomi a Liberación. En Bagdad bajo las bombas Viajamos a Irak un día antes de que estallara la guerra, y llegamos a Bagdad provenientes de Damasco en el mediodía de los primeros bombardeos. Por la misma carretera por la que nosotros llegamos desde Siria horas antes, aviones norteamericanos habían bombardeado un taxi y un ómnibus, matando e hiriendo a sus ocupantes. Por eso desde el primer día tuvimos la idea de que la muerte era un hecho y que en esas circunstancias esta puede tocarte en cualquier momento. Podríamos haber sido nosotros también atacados en el camino a Bagdad, que toma un tiempo de entre 10 a 11 horas de viaje desde Damasco. Durante los dos primeros día en la capital, luego de tener encuentros con los otros activistas internacionales, nuestro grupo decidió dirigirse a la planta de agua de Al-Dora, ubicada en uno de los barrios periféricos de Bagdad. Esta ocupa un perímetro tan grande como Malmö, un sector densamente poblado y donde también hay una central eléctrica, una refinería de petróleo en una de las riberas del río Tigris. Durante el día comprábamos nuestros alimentos en el mercado y visitábamos hospitales, instituciones de investigación universitarias. Por ejemplo, asistimos a la disputación del título de master de un estudiante en la Universidad de Bagdad. Tratábamos de encontrarnos con la población, con periodistas, estudiantes, trabajadores; con gente común para ver como era la situación. Y luego a las 6 de la tarde retirarnos hacia la usina de agua de Al-Dora, que era cuando los bombardeos arreciaban. La forma como bombardeaban era muy especial, porque volvían una y otra vez sobre los mismos objetivos hasta aplanarlos totalmente. Los dos primeros días se dedicaron a bombardear los centros de comunicación, y después siguieron con otros objetivos hasta destruirlos totalmente. Un iraquí me dijo que parecía que el propósito norteamericano fuera destruir totalmente, para después obtener contratos para hacerlo todo nuevo. Este era un hombre común para nada politizado que se preguntaba porqué bombardear dos veces un mismo objetivo, si sabían que luego del primer ataque no funcionaba más. Un centro de comunicaciones por ejemplo, fue bombardeado cinco veces, y la última vez destruyeron todas las casas vecinas, donde perdieron la vida o resultaron heridas más de 50 personas, ancianos, niños y mujeres. Yo mismo ví como un cohete cayó en el medio de un mercado, con el objetivo de sembrar el pánico entre la población, porque los primeros días los invasores se encontraron con una resistencia inesperada de los iraquíes. Así mismo destruyeron más de 100 viviendas en un barrio sumamente poblado, porque tenían una información -que nadie confirmó- de que allí estaría Sadam. En el caso de la central eléctrica de Al-Dora, pese a ser bombardeada dos veces, los trabajadores e ingenieros pudieron repararla y seguir proporcionando electricidad a la población. Posteriormente cuando los norteamericanos ocuparon la ciudad, esta dejó de funcionar a plena capacidad. En un hospital al sudeste de Bagdad donde acudimos, encontramos a 10 personas gravemente heridas sobrevivientes de un bombardeo, las cuales habían perdido a la mayoría de los miembros de su núcleo familiar. Esa historia propagandística norteamericana de las guerras quirúrgicas sin víctimas civiles es una falsedad, porque junto a bombas convencionales, arrojaban también otras que quedaban en el suelo sin detonar que herían y mataban cuando la gente las tomaba, por ejemplo en el campo. Estando allí supimos lo que hicieron en Basora, la segunda ciudad iraquí, donde bombardearon la usina eléctrica, la planta de agua potable y destruyeron un depósito de con cientos de toneladas de provisiones que eran del programa Petróleo por alimentos bajo supervisión de la ONU. Es decir, que no respetaron centros civiles, violando claras disposiciones que protegen a la población civil. Y el mismo día declararon los británicos, que estaban haciendo lo imposible para tratar de dar agua a la población de Basora, enviando dos barcos con agua potable, en lo que era una operación de propaganda de guerra bien orquestada. Porque primero destruyeron esas cosas vitales que afectaron gravemente a la población de Basora, para después aparecer como salvadores. Lo mismo se podría decir de los hospitales, que cuentan con suficientes médicos y muy calificados, que sin embargo por causa de las sanciones no contaban con medicinas para atender a los enfermos y los heridos, porque no se le permitió a Irak durante años comprar con su propio dinero lo que necesitaba su población. Estas fueron nuestras impresiones de los primeros días de bombardeos. De la misma forma que encontramos entre la población un sentimiento de defender y pelear por su país, su cultura, su soberanía, la religión, de rechazo al invasor y sólo algunos se manifestaban en favor de Sadam Hussein. Lo que para mí es un síntoma claro, de que norteamericanos y británicos han perdido ya la batalla de poder dominar a ese pueblo. dice Khaled Bayomi. Cuando llegaron las tropas norteamericanas a Bagdad, Bayomi fue testigo de como desde tanques y blindados mediante intérpretes que hablaban árabe con megáfonos se llamaba a la población -oculta aun para protegerse de los tiroteos- para que se les acercaran. Primero se acercaron unos pocos, después algunos más, y se le incitó a entrar a un edificio público para que destruyeran y saquearon, porque antes habían matado los soldados norteamericanos a los guardias que cuidaban el edificio, dejando el camino libre. En su opinión, el hecho de que no se produjeran escenas de júbilo entre la población llevó a los militares norteamericanos a crear esa situación, manejable posteriormente en imágenes de televisión que pudiera mostrar el odio de la población de Bagdad hacia los símbolos de Sadam. En relación al derribo de una estatua de Sadam Hussein en la Plaza Paraíso de Bagdad, Khaled Bayomi se pregunta: ¿Lo hizo la población? Fue un tanque de Estados Unidos el que hizo eso, cerca del hotel donde estaban residiendo los periodistas extranjeros. Hasta el mediodía del 9 de abril yo no ví ningún retrato de Sadam destruido. Si el pueblo hubiera querido, lo habría hecho contra otras pequeñas estatuas y retratos de Sadam que había en todos lados, sin la ayuda de ningún tanque norteamericano. Interesados en conocer su opinión sobre la desaparición del gobierno y del ejército de Sadam, y de que de hecho parecería haber sido fácil para los norteamericanos y sus aliados tomar Bagdad, le preguntamos a Bayomi su impresión sobre este aspecto. Según Khaled, luego de la guerra del Golfo y de las revueltas kurdas en el norte y de los chiítas en el sur, el gobierno de Sadam Hussein adoptó una política de desconstrucción del poder central, entre estos del mismo Ejército entre otros organismos, basando el gobierno además sobre las estructuras de base que son de tipo tribal o religiosas, manteniendo dos estructuras paralelas, la tradicional y esta de base. Como es el caso anterior del acuerdo que se estableció entre los chiítas y el gobierno de Sadam, que depusieron las diferencias frente a la situación en que se encontraba el país, acordando actuar unidos frente al enemigo. En el caso los chiítas, existe además del jefe o caudillo religioso y político, el líder militar que tiene según la tradición, un carácter revolucionario. Lo mismo se puede decir de la formación de milicias entre la población a partir de 1998 al 2003, cuando se distribuyen armas y municiones. Así mismo se hizo con el partido, el Baas, que comenzó a funcionar a partir de las estructuras locales, más que de las centrales, según nuestro entrevistado. Lo que los invasores enfrentaron en el plano militar fueron pequeñas unidades móviles provistas de armas ligeras y pesadas en las ciudades y en el campo, no se produjo una guerra de posiciones o demarcadas por una línea de defensa. Por eso, se vieron a las diferentes tribus envueltas en los más importantes combates que se dieron. Yo creo que quince días después de comenzada la guerra y probada esa estrategia de resistencia, Sadam Hussein decide hacer desaparecer la estructura tradicional. Porque además antes de que la guerra comenzara, todos los expertos militares coincidían en la opinión de que el ejército iraquí no estaba en condiciones de enfrentar una invasión masiva de Estados Unidos y sus aliados. Por eso se habló, y hasta el mismo Bush lo dijo, de que sería una guerra de 48 horas. Creo que Sadam cambió la estrategia, porque estaba convencido de que era imposible defender Bagdad y otras ciudades de la ocupación, y por eso disolvió la estructura central del ejército en favor de grupos pequeños y de civiles armados en formas guerrilleras. Es una táctica parecida a la que Hisbollaz usa con efectividad desde el sur de El Líbano contra Israel, que atacan y desaparecen y no los pueden ubicar. Y yo creo que alrededor del 25 de marzo se hizo efectiva esa decisión, porque en Bagdad desapareció la policía y todo el que estuviera uniformado, incluso custodiando la mayoría de los edificios públicos. Así mismo, las milicias del Partido que cuidaban los barrios con sus tradicionales camisas verdes, se confundieron entre la población civil. Vimos civiles armados en Bagdad, pero no gente con uniformes. Amenazar a Siria y crear caos para legitimar la ocupación Estados Unidos dice que está luchando ahora contra un enemigo invisible. En mi opinión la única forma que tiene EE.UU. de legitimar definitivamente la ocupación militar es crear el caos en la sociedad iraquí que es muy compleja, por ejemplo enfrentar a sunitas contra chiítas, que antes cuando la ocupación británica lucharon unidos contra la misma. dice Bayomi, al tiempo que señala que junto con Israel tratarán de dictar condiciones para resolver tanto el problema palestino, como la misma situación en El Líbano. Ya están empleando el mismo arsenal de argumentos contra Siria que el que usaron contra Irak: que tiene armas de destrucción masiva, que ayuda a las fuerzas de Sadam Hussein dándoles asilo, que apoya el terrorismo contra Israel, que no tiene democracia, que tiene un partido igual al de Irak etc. No es improbable que en algún momento Siria pueda ser atacada por Estados Unidos. Puede ser que la resistencia iraquí en el futuro se haga más visible y consiga perturbar al ocupante, obligando a Estados Unidos a abandonar un territorio que comience a costarle mucho en hombres y económicamente. O romper esa situación creando el caos, que le permita seguir apropiándose de los recursos petroleros del país, (ya sin sanciones de la ONU) en su propio beneficio. Porque hay que recordar que al único ministerio al que le pusieron un tanque adelante y soldados en pie de guerra para defenderlo de los saqueos, fue el del Petróleo... concluye Khaled Bayomi. |
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