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09-Mayo-2003

 

Bush apunta sus cañones contra Cuba

 

Tras el derrocamiento de Sadam Hussein en Irak, el gobierno del presidente George W. Bush, traslada la mira de sus cañones y su ofensiva diplomática contra Cuba. En los últimos días, aumentó el tono de las amenazas norteamericanas mientras se preparan nuevas medidas para fortalecer el bloqueo.

La escalada de "advertencias" y después amenazas contra el gobierno de Fidel Castro, transitaron un camino paralelo a la escalada diplomática y militar contra Irak. George Bush estaba dispuesto a pagar la "ayuda" cubana de Miami para ganar las elecciones nacionales y la reelección de su hermano Jeb, en el gobierno de Florida.

Desde antes de ser electo, Bush se comprometió con los cubanonorteamericanos "resolver" el problema cubano, en primer lugar, intentando eliminar físicamente a Fidel Castro, a quien considera el principal escollo para derrotar el régimen socialista.

A fines de 2001, el presidente norteamericano aprovecha el receso del Congreso para tomar otra iniciativa anticubana. Entonces nombró provisoriamente, sin respaldo del Congreso, a Otto Reich como Secretario Asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, y comenzó a delinearse una política de cerco y agresión a Cuba. Más tarde, en diciembre del 2002, cuando ya no podía sostenerse en el cargo, Otto Reich es nombrado Representante Especial del Presidente de Estados Unidos para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, donde se elaboran y adoptan las decisiones fundamentales del presidente.

Otto Reich, ex embajador norteamericano en Venezuela, apañó y respaldó a los terroristas que en 1976 hicieron volar un avión de Cubana, con casi 100 pasajeros a bordo. Después integró la campaña del presidente Reagan para sostener a la contra nicaragüense,encabezando una comisión que elaboraba documentos apócrifos para engañar al Congreso norteamericano y financiar a los terroristas nicaragüenses. Debido a su papel en esa comisión, el Congreso se negó a respaldar su nombramiento en el Departamento de Estado.

A partir del 2002, bajo la dirección de Reich, se inició una campaña de acusaciones contra Cuba que buscaban responsabilizarla de atentados terroristas, para justificar después una intervención militar o el asesinato de Fidel Castro, dentro de la concepción de "ataques preventivos".

Se acusó a Cuba de preparar una guerra electrónica contra las comunicaciones de Estados Unidos, después de desarrollar un programa de producción de armas biológicas, de mantener silencio sobre los atentados terroristas a las Torres Gemelas.. Todas las acusaciones se probaron falsas. Al mismo tiempo, se allegaba a acuerdos con países de la región para que presentaran mociones de condena a Cuba en la ONU, al tiempo que se financiaba la llamada disidencia cubana, se fomentaba indirectamente el secuestro de aviones y barcos para huir de la isla. También se reducía el número de visas otorgadas para la salida legal de cubanos, y se bloqueaban los intentos de empresarios norteamericanos de comerciar con la isla, al extremo de prohibir la colaboración cultural.

Dentro de las provocaciones a la isla puede situarse también la construcción de una prisión para los prisioneros afganos sospechosos de pertener al grupo Al Qaeda, en la base militar de Guantánamo, territorio cubano ilegalmente ocupado por Estados Unidos desde principios del siglo XX.

Después de años sin que se registraran secuestros de aviones, comienzan a sucederse ese tipo de incidentes. Algunos se concretan y muchos otros son frustrados por la seguridad. Como forma de alentar estos hechos, todos los secuestradores que llegaron a Estados Unidos, fueron liberados y las embarcaciones y aviones, no fueron devueltas a Cuba, sino rematadas para pagar supuestas indemnizaciones. Para colmo, Estados Unidos advirtió verbalmente a Cuba que cualquier nuevo secuestro de aviones o embarcaciones dirigidos a territorio norteamericano "será considerado como una amenaza a la seguridad nacional", por lo que se responsabiliza al gobierno de La Habana por esos incidentes, y deja la puerta abierta a cualquier reacción militar contra Cuba.

Es decir que al tiempo que se fomentan los secuestros, se advierte que ellos serán usados para atacar a Cuba, una política muy parecido al incendio del parlamento alemán durante el fascismo, o la autoagresión norteamericana al barco Maine en la Cuba bajo dominio español en 1904.

A la sombra de Irak

En marzo y abril, mientras escalaba la agresión contra Irak, el gobernador de la Florida, y hermano del presidente, anunciaba que Cuba era el próximo en la lista de los países del "eje del mal" que iba a ser sometido por las tropas norteamericanas, al mismo tiempo el embajador norteamericano en República Dominicana, realizaba idénticas declaraciones.

En septiembre del 2002, Otto Reich designa como jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en Cuba a James Cason.

Reich conoció a Cason durante su trabajo en la Asuntos Centroamericanos del Departamento de Estado, que fue base de apoyo de los llamados "contras" en la guerra sucia contra la Revolución Sandinista y posteriormente colaboraron el otros países latinoamericanos.

En el contexto de un acto de bienvenida efectuado en la SINA, Cason planteó que "su objetivo era acelerar el proceso hacia una Cuba democrática, exhortando a que se apoyara a todos los que ayudaban a esa transición".

Ya antes de llegar a Cuba, Cason asumía posiciones extremistas contra Cuba, y en noviembre del 2001, en una conferencia sobre seguridad nacional después del fatídico atentado terrorista contra las Torres Gemelas, dijo que la isla era "el único que no se unió al coro regional de sinceras condolencias, apoyo militar y colaboración diplomática con los Estados Unidos".

Desde su arribo a La Habana, Cason comenzó a organizar las fracciones de la llamada disidencia cubana, visitando toda la isla, entregando materiales y dinero, y tratando de unificar a los diferentes grupos, y consultando con los cubanos contrarrevolucionarios de Miami.

Todas sus reuniones, cesión de material, etc., han quedado documentadas, ya que varios "jefes contrarrevolucionarios" eran agentes de la Seguridad del Estado cubano. Su abierto caracter provocador, determinó que las autoridades cubanas impusieran el mismo régimen restrictivo a sus viajes dentro del país, al que son sometidos los funcionarios cubanos en la misión diplomática en Estados Unidos.

En el medio de esta escalada de provocaciones y amenazas, es que el gobierno cubano decide detener a los disidentes que recibían dinero del gobierno de Estados Unidos, expone a sus agentes infiltrados en el movimiento contrarrevolucionario, y actúa con las leyes más duras contra los secuestradores de una lancha que habían puesto en riesgo la vida de más de 30 personas, entre ellas turistas extranjeros.
Tres de los responsables del secuestros, fueron condenados a muerte y fusilados, después de años sin que el estado cubano aplicara esa medida.

En dos intervenciones públicas, en menos de una semana, el líder cubano Fidel Castro, denunció los planes norteamericanos para asesinarlo y planear una invasión a su país. Además calificó de "nazifascista" a la política exterior de Washington. Fidel advirtió que si la fórmula fuese atacar a la isla como a Irak el costo de vidas sería inmenso para Estados Unidos. Ninguna de estas acusaciones cubanas fue desmentida o comentada por el gobierno norteamericano.



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