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Relaciones carnales con EE.UU. |
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Las manifestaciones del presidente de la república, Jorge Batlle, tras su reunión con su colega norteamericano George W. Bush, en la Casa Blanca, despertaron fuertes protestas de la oposición de izquierda, y recelo en mucho de sus aliados locales y en los países vecinos. Batlle, asumiendo la representación del estado uruguayo, presentó sus puntos de vista sobre el papel de la Casa Blanca en las relaciones internacionales, y comprometió un respaldo a actividades presentes, futuras y pasadas, que muy pocos estarían dispuestos a asumir. El mismo día en que Montevideo se conmovía por la difusión de la noticia de la muerte de tres bebés por desnutrición, el presidente uruguayo aplaudía la política exterior norteamericana, anunciaba que Uruguay sobrevivió como nación gracias al apoyo norteamericano durante la crisis del sistema financiero de junio del año pasado, y pronosticaba una recuperación económica para el país. Somos un país fantástico, porque tenemos una gente de primera. Pero si no nos hubieran dado una mano, allá por el mes de julio del año pasado, habríamos desaparecido de la faz de la tierra. Vamos a decir las cosas como son. Estábamos muertos, confesó el mandatario uruguayo. Asimismo, se alineó con la política norteamericana contra Cuba, calificó al presidente cubano de dictador y asesino, y reveló que cuando reasuma la representación del Mercosur, impulsará un acuerdo comercial con EE.UU, y el tratado del ALCA, en franca oposición con lo manifestado por los mandatarios de Brasil y Argentina. Para no ser menos, Batlle cuestionó a la Organización de las Naciones Unidas por reaccionar con lentitud, y no respaldar a la posición norteamericana en su agresión a Irak, y llegó a defender la guerra en Vietnam y todas las actividades desarrolladas por las administraciones norteamericanas, durante décadas, en contra de lo que denominó el peligro comunista. Yo lo vi a los EE.UU encabezar una coalición para derrotar al nazismo. Los vi después darle el dinero de los taxes de los EE.UU para reconstruir Europa con el Plan Marshall. Lo vi ayudar a regenerar la situación política, enderezar la situación política en Alemania, facilitando la concreción del nacimiento de una gran democracia, un país exitoso económicamente en el centro de Europa. Lo vi hacer lo mismo en el Japón y en Corea del Sur. Lo vi, además, tener que enfrentar al comunismo en el mundo entero, que fue una dictadura que todo el mundo hoy quizás no lo tenga muy en cuenta porque ha pasado, pero que ha tenido -sin ninguna duda- trágicas consecuencias en este mundo. El único pedazo de tierra que los americanos han preservado luego de haber llevado sus ejércitos al mundo entero, es el pequeño pedazo de tierra de sus cementerios donde están los americanos muertos en todo el mundo, y los que han querido volver a su país. No tienen colonias y nunca han querido tener colonias, y cuando fueron a Vietnam, fueron después de Dien Bien Phu aseguró Batlle. De hecho, aunque sin mencionarlo, Batlle respaldó la injerencia norteamericana en el derrocamiento del presidente Salvador Allende en Chile, el papel desempeñado en la instrumentación y mantenimiento de las dictaduras militares en latinoamérica, así como la decenas de casos documentados de intentos de asesinatos al presidente cubano, Fidel Castro. También respaldó la concepción de los sectores de ultraderecha que sustentan a Bush, de una guerra global contra lo que consideren una amenaza a los EE.UU, y aceptó la tesis de los ataques preventivos. El presidente Bush no había logrado un eco mayor a sus pensamientos, ni con los radicales de derecha de su partido republicano. Batlle no sólo aceptó continuar siendo el presentador de iniciativas norteamericanas contra Cuba en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, sino que además anunció que impulsará la política norteamericana de integración al ALCA, en el seno del Mercosur, en detrimento de los acuerdos que se desarrollen con la Unión Europea, pese a la manifiesta disidencia del presidente de Brasil, Lula Da Silva a esa iniciativa. Posición que tampoco comparte el líder del otro sector del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, y mucho menos la oposición de izquierda que controla el 40 % del parlamento y que podría llegar a la presidencia en las elecciones nacionales del 2004. Este ha sido el tercer viaje del presidente Batlle a los EE.UU, en ninguna ocasión logró más que promesas de apoyo para una apertura comercial que no se concreta, y en cada viaje se proclamó firme defensor de las posiciones norteamericanas. Como ya antes se proclamó más argentino que otra cosa, quizás ahora también se asuma más norteamericano que otra cosa. |
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