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Los desafíos del MST en Brasil |
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Miguel Enrique Stedile, integrante del Coordinador Nacional del Movimiento Sin Tierras del Brasil, realizó una gira de tres semanas por varias ciudades suecas, para promover una campaña de finanzas para la construcción de una Escuela Nacional de cuadros en San Pablo. La campaña es organizada por la Juventud de Izquierda de Suecia, y se propone reunir hasta mayo, algo más de 500 mil coronas. En el marco de esta campaña, Stedile, visitó 17 ciudades suecas, reuniéndose con militantes de la Juventud de Izquierda, explicando el alcance de la Escuela que ya se comenzó a construir en San Pablo, e intercambiando experiencias. La cuestión de la agricultura para los jóvenes suecos parece algo muy distante, pero en realidad todos estamos bajo el poder de decisión de organizaciones internacionales, como el FMI, Banco Mundial, que no les interesan los pueblos y que adoptan resoluciones independiente de si perjudican a las economías de países ricos o pobres, señala Stedile. En estas charlas comprobamos que la propuesta del ALCA (Asociación de Libre Comercio de las Américas) es similar a la estructura de la Unión Europea, y que por lo tanto, estamos en la misma lucha. La Escuela Nacional se comenzó a construir en Sao Pablo en 1998, explica el representante del MST, y la fuerza del proyecto está en la solidaridad internacional y el trabajo voluntario. En esa escuela, semejante a una Universidad Popular, se da formación técnica y política a los militantes del MST, en cursos alternados, es decir que estudian dos meses, vuelven otro tiempo al trabajo de campo, y así sucesivamente. La capacidad de la escuela es para 400 alumnos, y los cursos van desde formación política, economía, a la administración de cooperativas. Organizar la esperanza El papel del MST en la situación del triunfo de la izquierda en las elecciones de Brasil y la asunción de Lula a la presidencia, fue también abordado por Stedile, en su visita a la redacción de Liberación. Cuando Lula ganó las elecciones, declaró que la esperanza había vencido al miedo, recordó el joven militante del MST. Ahora nuestro papel es organizar la esperanza. Stedile sostiene que el movimiento no abandonará su política de ocupar grandes latifundios improductivos, y subrayó que las transformaciones no dependen de la voluntad del presidente de Brasil, sino de la capacidad de movilización del pueblo. Explicó que las movilizaciones ayudan al gobierno a transitar hacia el cambio. Sostuvo que la relación con el gobierno se basa en el diálogo, el respeto y la independencia, e insistió en que el proceso de reforma agraria, avanza con las ocupaciones de tierra. Es la mejor manera de mostrar a la sociedad el papel del latifundio. Añadió que comparte con el gobierno el criterio de que la reforma agraria debe transcurrir por cauces pacíficos, pero advirtió que la violencia siempre ha provenido de los grandes hacendados. En ese sentido indicó que los latifundistas están preocupados por la posibilidad de perder posiciones y poder económico y político, y que por ello están también presionando al nuevo gobierno. Aceptan una política de asentamientos, siempre que no signifique un cambio en la distribución de la tierra, y por lo tanto en que no derive en una reforma agraria. El MST advierte que existe una dificultad de diálogo con el gobierno, al ser designado como Ministro de Agricultura, Roberto Rodríguez, un hombre vinculado a los grandes terratenientes. En el marco de esta política de movilización, el MST ha impulsado, en las últimas semanas, una 15 ocupaciones de tierra, y en los próximos días, se efectuarán varias más. En especial en el entorno del 17 de abril, cuando se conmemora el Día Internacional de la Lucha Campesina, en recuerdo de la masacre de 19 trabajadores del MST, en el Dorado de Carajás, en 1996. Las ocupaciones serán para impulsar la reforma agraria y exigir justicia, ya que los responsables de la matanza, todavía siguen impunes. Tiempo para evaluar al gobierno Stedile considera que aún es poco tiempo para evaluar al gobierno de Lula. Señaló que si bien el triunfo electoral del PT fue consecuencia de años de movilización popular, también se produjo tras un acuerdo con sectores de la burguesía, en lo que entonces se denominó una alianza del capital y el trabajo. En este compromiso, el vicepresidente de Brasil es un hombre del sector empresarial, la izquierda obtuvo algunas carteras vinculadas al área social, como Educación, Salud y Desarrollo Rural, al tiempo que los sectores empresariales lograron controlar las carteras de Economía y las vinculadas a la infraestructura del país. Al tiempo que afirmó que aún no es tiempo de evaluar al gobierno, señaló aspectos positivos y negativos de la administración Lula. Entre las señales positivas, destacó la política de Hambre Cero, la decisión de no comprar aviones de guerra como había quedado planificado del gobierno anterior, la solidaridad con Venezuela, y el rechazo, todavía no anunciado oficialmente pero ya definido por los ministros, a la construcción de una base militar norteamericana en Brasil. En el balance de los aspectos negativos, destacó la continuidad hasta ahora de la política económica, subrayando que esa decisión hace imposible concretar los cambios sociales que el país reclama, y la reciente liberalización del cultivo y comercio de la soja modificada genéticamente. Sostuvo que esta última medida sólo beneficia a los grandes terratenientes que ya habían plantado soja transgénica ilegalmente (estaba prohibido expresamente), y la transnacional de la alimentación, Monsanto, que tiene el monopolio de la semilla y por la cual hay que pagar patente. Un nuevo Mercosur El dirigente del MST destacó positivamente la decisión del gobierno brasilero de no priorizar la integración al ALCA, aunque sostuvo que Brasil debe romper definitivamente con esa iniciativa. Subrayó que el ALCA sólo busca integrar al continente bajo la éjida del gobierno de los Estados Unidos. Stedile indicó que la decisión de promover el Mercosur como alternativa al ALCA era buena, pero insistió en que este proceso de integración regional no debe seguir el modelo de la Unión Europea. El proceso de integración europeo no es democrático, sino que está impuesto desde arriba, y ha provocado recortes en las áreas sociales y aumentado el desempleo. Debemos crear otro modelo de integración, pero no seguir el modelo europeo que sólo beneficia al gran capital. |
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