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La información asesinada |
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escribe Cándido El asesinato de varios periodistas perpetrado en los últimos días por las fuerzas liberadoras norteamericanas en Irak, testimonia inequívocamente que uno de los mitos determinantes de la democracia made in USA, ha sido enviado al rincón de las cosas inservibles. Y quienes han pretendido ejercer ese derecho con independencia, eliminados a bombazos. El monopolio de la información a través de las transnacionales, la manipulación de las noticias y la desinformación sistemática a que es sometida la humanidad, es conocida y ha sido motivo de innumerables estudios y libros, especialmente con la aparición de las nuevas tecnologías y el proceso de concentración de los medios. La Declaración Universal de Derechos Humanos expresa que Todo individuo tiene derecho a investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. El proceso histórico en las últimas décadas muestra inequívocamente que ese derecho ha sido progresivamente erosionado por el poder, sea este el de un gobierno o de una superpotencia. Para ello se ha pretendido identificar libertad de prensa con libertad de empresa. En la antigua clasificación de los medios de información como el cuarto poder, éste ha escalado posiciones y hoy es consustancial al poder mismo. La posibilidad de mantener en la ignorancia de la verdad de los hechos a millones de individuos -ejemplo de Estados Unidos- donde los medios más poderosos se alinean en las posiciones de la elite gobernante- da la medida de la magnitud del peligro. En este contexto debe enmarcarse el asesinato de periodistas. En América Latina, los periodistas asesinados/desaparecidos por las dictaduras instrumentadas por Estados Unidos en la segunda mitad del siglo pasado, se cuentan por centenares. Desde la guerra que el imperio perdió en Vietnam, en la que el mundo entero pudo seguir los acontecimientos tal como eran, hasta esta de ahora que Bush y Blair libran con el pretexto de liberar al pueblo iraquí de un dictador, pasando por la del Golfo en 1991, no sólo han variado las tecnologías, sino los métodos de control sobre la información. Las tecnologías están al alcance de todos y no todos los periodistas, ni aún los encamados con los ejércitos liberadores son corruptos. Y estos últimos resultan sumamente incómodos. Al punto que deben ser eliminados. Las imágenes que difundía la cadena al Jazira, no era del agrado del Pentágono. Mostraban los desastres de la cruzada liberadora sobre la población civil, especialmente los niños. Por eso estaban en la mira. Lo sabían pero se negaron a autocensurarse. También son objetivo militar los periodistas independientes y aún otros que no lo son tanto, han sido víctimas del fuego amigo. La obsesión por impedir que el mundo conozca, no sólo las consecuencias de una guerra como esta que agrede la conciencia universal y por ello es abrumadoramente condenada, sino los crímenes de un ejército invasor, conduce a estas muertes brutales de periodistas que sólo querían cumplir con su deber. El Pentágono dijo que actuaron en defensa propia Esta vez dijo la verdad. |
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