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Un destacado poeta ecuatoriano |
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escribe Juan Cameron Con un discurso valórico que apuesta al descubrimiento de su propio centro, el autor ecuatoriano presenta su más reciente poemario, Puertas abiertas. Se trata de un escritor conocido entre los de su oficio y uno de los más serios exponentes de la lírica actual en su país. La preocupación por la forma y la intensa expresión que el verso proporciona, lo ubica en este meritorio lugar. Edwin Madrid es uno de los poetas de mayor trayectoria en las nuevas promociones de su país. Su nombre se menciona en las conversaciones mayores junto al colombiano Juan Manuel Roca, al uruguayo Rafael Courtoisie o al chileno Gonzalo Millán. Tiene a su haber ocho libros de poesía y tres premios a nivel nacional, habiendo sido recogida su obra por importantes selecciones continentales. En sus producciones de la última década se distinguen Tambor Sagrado y otros poemas y Puertas abiertas, ambos con formas diferentes, novedosas y válidas para enfrentar el discurso poético. Puertas abiertas/ Open doors aparece con una versión al inglés firmada por Carlos Reyes y con prólogo del escritor peruano Edgar OHara. El gran motivo de su reciente poemario es la construcción de la casa. El poeta ha encontrado su lugar en el mundo y canta a esta gesta que, junto a la amada, emprende rodeado de montañas y donde brillan lirios y/ madreselvas. La casa deviene en templo, lugar sagrado donde se proyecta y renace cada día. La vieja idea del lar se renueva en Madrid, pero esta vez se trata de una presencia, de un hacer juntos un mundo aparte/ poblado por almas/ cristalinas y risueñas (...) y un ángel cuidando la entrada. La casa está vinculada al mundo a través de sus puertas abiertas. Su entorno inmediato, el jardín, es a la vez metáfora y pertenencia genérica. El pájaro en la rama del manzano, así una pequeña nube de plumas, resultan imágenes de lo esencial, así la araña que al construir su tela recibe una mosca, y es como si a nosotros,/ de vez en cuando, nos lloviera/ un pavo en el patio de la casa. Pero la casa del poeta es también el lugar de todos quienes cargan amor y amistad. Hay algo de buenos augurios en la comparecencia de los otros; la admiración y la alegría es siempre una alabanza. Para su amigo Favio es/ una casa/ muy ostentosa para/ un simple poeta, una/ casa muy simple para/ un poeta ostentoso. Por esta misma razón central los muebles habitan el espacio y le dan sentido. La silla, la cama y la mesa cumplen funciones específicas en este código simbólico, y convocan al descanso, al amor y al ágape más fraterno. Nada resulta gratuito en este corpus; se trata de mesas y más mesas que hombre y mujer van colocando/ en cualquier sitio como su fiel autorretrato. Distinta resulta su postura ante el mundo en el anterior trabajo, Tambor sagrado y otros poemas. La reafirmación de un yo enfrentado al medio señala para entonces un entorno frágil y amenazante. Detesto a mis semejantes quienes/ pueden inspirarme únicamente epigramas inhumanos./ Confieso que desde muy joven/ realicé actos que despertaban/ el pánico y el aturdimiento de los viejos, decía en 1995. La tensión existencial también se reporta en el conjunto de textos Tentación del otro, del mismo año. Sus imágenes señalan el divorcio entre el ser y el estar y una gran desaprensión y desconfianza. Culmina allí con la aseveración: El tiempo es el cuchillo perfecto que parte en dos a los hombres dejándoles una mitad en el recuerdo y otra caminando hacia adelante como quien busca el futuro. Madrid parece habitar ese futuro particular. Pero más allá de cuanto expresa, el poeta construye esa forma que le otorga estilo y sabiduría. Tal preocupación lo ha conducido a ese lugar de reconocimiento en las nuevas letras continentales. Ficha del autor Edwin Madrid nació en Quito el 8 de noviembre de 1961. Estudió Economía en la Universidad Central de Ecuador y Literatura en la Universidad Andina Simón Bolívar. El poesía ha publicado ¡Oh! Muerte de Pequeños Senos de Oro (1987), Enamorado de un Fantasma (1991), Celebriedad (1992), Caballos e Iguanas (1993), Tambor Sagrado y Otros Poemas (1995), La Tentación del Otro (1995) y Puertas Abiertas (2000, edición bilingüe, 2001). En 1991 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Djennana y, en 1995, el Tercer Premio en la II Bienal de Poesía, entre otros reconocimientos. Figura además en las recopilaciones Poesía Viva (Bogotá, 1993), La joven poesía hispanoamericana (Buenos Aires, 1995), Antología de Poesía Latinoamericana (México, 1997) y Memorias II Festival de Poesía Eskeletra98 (Quito, 1998). Addenda personal Recién en febrero de este año pude establecer contacto con Edwin Madrid, gracias al encargo cumplido por el poeta Marcelo Novoa, de Valparaíso, quien viajó a Quito a un encuentro literario. Madrid me había enviado dos de sus libros en marzo de 1996, por medio de Viviana Benz, poeta de La Serena. Vivía por entonces en Suecia; regresé a Chile, un año después, para recibir un premio, y allí me quedé. En enero del año 2001 fui invitado por la Municipalidad de La Serena a participar en la Feria del Libro local y recién entonces recibí el envío del poeta ecuatoriano. Lo busqué en el mundo virtual; pero mis esfuerzos no tuvieron respuesta. Por ello tardé siete años en agradecer los libros a Madrid; gestión que finalmente se concretó gracias a Novoa. El fructífero viaje de este último nos permitió ponernos al día en buena parte de la actual literatura joven de ese país. |
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