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Suecos en Chile |
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escribe Carlos Vidales Durante su estadía en Chile, Graaner fue muy asiduo de San Martín y su familia, especialmente del suegro del Libertador, don Antonio de Escalada. Escribió innumerables notas y apuntes, que sólo se han publicado fragmentariamente, y de los cuales ofrezco aquí dos muestras, la primera referida a San Martín, la segunda a don Bernardo OHiggins. San Martín es un hombre de estatura mediana, no muy fuerte, especialmente la parte inferior del cuerpo, que es más bien débil que robusta. El color del cutis algo moreno, con facciones acentuadas y bien formadas. El óvalo de la cara alargado, los ojos grandes, de color castaño, fuertes y penetrantes como nunca he visto. Su peinado, como su manera de ser, en general, se caracterizan por su sencillez y es de apariencia muy militar. Habla mucho y ligero, sin dificultad ni aspereza, pero se nota cierta falta de cultura y conocimientos de fondo. Tiene un don innato para realizar planes y combinaciones complicados. Es bastante circunspecto, tal vez desconfiado, prueba de que conoce bien a sus compatriotas. Con los soldados sabe observar una conducta franca, sencilla y de camaradería. Es impaciente y rápido en sus resoluciones. Algo difícil de fiarse en sus promesas, las que muchas veces hace sin intención de cumplir. No aprecia las delicias de una buena mesa y otras comodidades de la vida, pero, por otro lado, le gusta una copa de buen vino. Trabaja mucho, pero en detalles, sin sistema u orden, cosas que son absolutamente necesarias en esta situación... Sobre el Libertador de Chile dice Graaner lo siguiente: OHiggins... es hombre de unos treinta y dos años, de estatura mediana, bastante corpulento, con cara redonda y rosada, que poco se asemeja a la de los criollos en general. Su rostro no da la impresión de un carácter firme ni apasionado. OHiggins da la impresión de ser lo que es, un soldado bueno, honrado y franco. Ama la comodidad, cuando puede gozar de ella, y le repugna toda ocupación en que haya de concentrarse, lo mismo que los problemas complicados. Por eso se deja muchas veces convencer y acepta planes de cuyos propósitos o maquinaciones no se ha dado cuenta muy bien. San Martín ejerce mucha influencia sobre OHiggins, especialmente porque éste último está muy agradecido a su compañero de de armas argentino a quien es deudor de su elevación política actual. Sin embargo, ahora está tratando de independizarse de su compañero de armas argentino con gran descontento de este último. La muerte de Graaner en alta mar impidió que éste pudiera entregar personalmente la carta amistosa que OHiggins había escrito a Bernadotte de su puño y letra. Pero la misiva llegó a su destino y hoy se encuentra en el Archivo Nacional de Suecia. En ella, el Director Supremo de Chile expresa, entre otras cosas: Consolidada la independencia de estas regiones, los brazos que ahora se emplean en la defensa de nuestros hogares se dedicarían al fomento y cultivo de este suelo; la libertad, madre de la industria, desarrollaría progresivamente nuestras riquezas naturales; y el comercio, que une con vínculos poderosos los países más remotos, haría participar a la Suecia de las ventajas que reportarán de nuestra Independencia todas las naciones. Otros nombres de interés Para concluir, quiero pedir disculpas por estas anotaciones tan incompletas y ligeras. Tal vez en otra ocasión pueda dedicar más largo tiempo a seguir en detalle la trayectoria de otros muchos suecos interesantes para la historia de la república chilena. Cuando menos, algunas menciones son aquí imprescindibles. Cuando el conocido viajero Carl Edward Bladh llegó a Chile, en 1821, varios compatriotas suyos residían allí ocupados en negocios, prospecciones mineras u otras empresas lucrativas. Entre ellos se puede nombrar al comerciante Gustaf Dahlström, de Estocolmo, al marinero Petter Elis, pintoresco nativo de Karlskrona que se estableció en Valparaíso y cambió su nombre a Pedro Eliseo. Muchos artesanos del hierro y carpinteros reclutados por Chile para su industria minera y la construcción de barcos, eran suecos. Bladh realizó actividades comerciales y navieras durante siete años y luego publicó un interesante libro titulado Republiken Chile, åren 1821-28, impreso en Estocolmo en 1837. Nuestro amigo Hoevel no solamente introdujo máquinas y armas a Chile: también importó a un sobrino suyo, Fredrik Freundt, quien trabajó para la casa comercial Lynch, Hill & Co. en 1819 y luego se trasladó a Ecuador, donde se dedicó al comercio y recibió de Simón Bolívar el encargo de mediar en las negociaciones económicas entre Perú y Colombia. La familia Nordenflycht tuvo grandes intereses mineros y agrícolas en Perú y Chile desde 1748 hasta fines del siglo pasado, y una de sus más bonitas mujeres, Constanza, fue durante años la amante secreta del severo ministro don Diego Portales, organizador del Estado chileno. El capitán Fredrik Petré acompañó a Graaner en su segundo viaje y luego pasó con la Expedición Libertadora al Perú, donde intentó dedicarse a la minería sin abandonar sus funciones de agente sueco. Petré nos ha dejado una interesante descripción de Simón Bolívar. Pero esa es otra historia. |
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