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Víctor dice: ¡Gracias! |
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escribe Carlos Vidales Víctor Valencia tiene 14 años. Vino a Suecia de visita, invitado por la organización cultural Barnens Framtid de Järfälla, con apoyo financiero de ABF (Gran Estocolmo). Víctor es uno de los niños acogidos al programa de protección del proyecto Tierra de Esperanza en Concepción. Se trata allí de proteger a los niños que están sometidos a situación de riesgo a causa de abandono familiar o falta de protección paterna o materna. En Suecia, la asociación Barnens Framtid trabaja para encontrar personas que puedan apadrinar a niños que se encuentran en situación de desprotección o riesgo. La cooperación internacional entre Barnens Framtid y Tierra de Esperanza ha hecho posible que Víctor venga a pasar unas vacaciones en Suecia, y que un niño sueco vaya a Chile también de vacaciones. Ahora Víctor regresa a Chile y dice que quiere dar las gracias a sus nuevos amigos suecos y a todos los que han hecho posibles estas vacaciones. Pero cuando nos ponemos a conversar, se nos suelta la lengua y hablamos de otras muchas cosas. Víctor es un hombrecito lleno de sueños, ambiciones, esperanzas, con una visión fresca de la vida y de la amistad. Y con un buen sentido del humor. - ¿Qué sabías de Suecia antes de venir a este país? - Lo único que sabía es que quedaba muy lejos. Ahora he aprendido muchas cosas nuevas, un poquito de sueco, tengo nuevos amigos. Ellos no hablan español, mejor dicho ellos han aprendido un poquito de español y yo he aprendido un poquito de sueco, y así nos entendemos, también con algo de inglés. De todo un poco... En este tiempo que he pasado en Suecia no he echado de menos a Chile, aunque tengo muy buenos amigos allá: mi compañera, la Nadia, la Catherine, la Cristina Vidal y la Cristina Arias, el Damián, todos de Concepción, muy buenos pa las tallas. Pero aquí he estado siempre aprendiendo cosas interesantes. Aquí todo es diferente, hasta los árboles, las plantas. También he conocido amigos de otros países de América Latina: uno del Perú, otro del Salvador, otro de Bolivia, todos buenos amigos. Todo es como nuevo para mí. ¡Voy a llevar tántas fotos para mostrar...! He comido casi solamente comida sueca.¡Me he encontrado con unas sorpresas! - ¿Por ejemplo...? - Esa cosa negra, como redonda, toda de sangre... creo que le llaman blodpudding, sí eso. ¡Malo, puahj! A mí lo que me gusta comer es curanto, pebre, cholgas, los mariscos, pero no el pescado... Tampoco el caldillo de congrio; antes me gustaba, pero ahora ya no. ¡Imagínese, mi mamá se come los ojos del pescao! Y las prietas, esas son ricas, pero no esa cosa negra redonda de sangre... - Bueno, hablemos de otra cosa para que los amigos suecos no se ofendan. ¿Qué te gustaría hacer cuando vuelvas a Chile? - Pues, seguir estudiando, tener una profesión y trabajar. Me gustaría estudiar arqueología... pero creo que estoy soñando. No. Me conformo con arquitectura. Lo que más me gusta es arqueología, pero es muy caro, hay que aprender mucho y saber mucho, son muchos años de estudio... A lo mejor se puede estudiar primero arquitectura y después con eso ganar dinero para dedicarse a la arqueología... - Y ahora que regresas a Chile, ¿quieres decirle algo a tus amigos de Suecia? - Sí, quiero darles las gracias porque han sido super-buenos conmigo me han tratado como un hijo, como si fueran mis papás y mis mamás, se preocuparon por mí, me preguntaban siempre cómo estaba y cómo me sentía. Y aquí también he visto que esto lo hacen por otros niños que necesitan y por eso les doy las gracias, y por la oportunidad que me dieron de venir. No quiero dejar a nadie afuera, a todos les agradezco, pero quiero nombrar a Johny Vergara porque él me tuvo en su casa y yo cuando me he portado un poco travieso lo he hecho pasar rabia un poco... Allá en Chile creen que aquí es superfácil ganarse el dinero; ahora yo me dí cuenta que así no es, porque aquí todos tienen que trabajar y el trabajo es más duro por el frío. A los niños de aquí les diría que son un poco derrochadores, porque en Chile cada uno tiene que guardar hasta los cartones, y aquí tiran muchas cosas que se pueden usar todavía, aprovechar al máximo. Para mí fue muy bueno haber venido porque pude ver y comparar y así es más fácil entender y ayudar a los amigos a comunicarse. Otra cosa que agradezco es que pude conocer las antigüedades de Suecia, los vikingos, y también usar mucho Internet y meterme en la página de Egipto... - Sí, ya veo que eres arqueólogo... - Sí, estuve siguiendo las instrucciones de Internet para escribir mi nombre en jeroglíficos egipcios, pero no me salió bien. ¡Me salía siempre un huevo! - Pues mira, Víctor, yo voy ahora a escribir una nota sobre esta conversación, y te prometo que no va a salir ningún huevo. Voy a decirle a los lectores de Liberación que te escriban y te cuenten de los vikingos, de los egipcios, de los incas y de todas las antigüedades del mundo. Voy a poner aquí mismo tu dirección electrónica, a ver si hay amigos y amigas que quieran compartir tu gusto por la arqueología: Víctor se ríe de buena gana, me da las gracias y nos despedimos con un abrazo. |
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