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Una historia de mentiras |
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escribe Cándido La historia de la política internacional de Estados Unidos es la historia de la utilización permanente de la mentira como arma política en sus relaciones internacionales. Y especialmente cuando se trata de encubrir agresiones imperialistas. Como la que se prepara ahora contra el pueblo de Irak, con el apoyo de algunos gobernantes herederos ideológicos de Mussolini y Franco, otros que se venden por un puñado de dólares y la casi unanimidad de los columnistas e informadores de la prensa libre. Recordar algunos de esos episodios puede ser útil para comprobar que medio siglo después la metodología de la mentira no ha cambiado. Sólo se ha vuelto más sofisticada. En 1954 era presidente de los Estados Unidos el general Dwight Eisenhower, hombre de pocas luces pero de todos modos mucho más iluminado que su sucesor actual. Había sentido de cerca el olor a pólvora durante la Segunda Guerra Mundial y había sido condecorado. También, como su actual sucesor, estaba rodeado de políticos mafiosos como los hermanos Allen y John Foster Dulles, director de la CIA y Secretario de Estado respectivamente. Por aquellos días una delegación de periodistas británicos visitó a Eisenhower y según contó William Neil Connor, redactor del Daily Mirror, que integraba el grupo, el presidente les dijo que tanto su gobierno como los 170 millones de norteamericanos que habitaban entonces en el país estaban muy angustiados por lo que estaba pasando en Guatemala. En Guatemala estaba establecida, entre otras empresas norteamericanas, la United Fruit Co. que con la complicidad de los corruptos y sanguinarios dictadores Estrada Cabrera y Jorge Ubico, amigos de Estados Unidos, se había convertido en una suerte de Estado dentro del Estado, aunque con más poder real que este. Por esos mismos años gobernaba en Guatemala el presidente Jacobo Arbenz que había sido llevado a la presidencia en elecciones libres con un 65% de los votos emitidos. Arbenz quiso realizar una imprescindible y exigida reforma agraria para atenuar la brutal asimetría en la distribución de la riqueza en el medio rural, donde el 2% de los propietarios acaparaban el 70% de la tierra cultivable. Entre estos el mayor era, precisamente, la United Fruit Co. que tenía 230 000 hectáreas -el 7% de la tierra cultivable- sin utilizar. Entre las tierras no explotadas que la ley de reforma expropió, 150 000 hectáreas pertenecían a la U.F.Co. Esto motivó una campaña orquestada por la CIA , minuciosamente difundida al mundo, sobre atropellos a los derechos humanos, prisión de disidentes anticomunistas, planes para instaurar el comunismo en Centroamérica, que culminó con la invasión desde Honduras, de un ejército mercenario bajo el mando de un militar mercenario Carlos Castillo Armas. El proceso de democracia y justicia en Guatemala quedó abortado. Ese fue el origen de la larga guerra civil de ese país y los genocidios perpetrados por los ejércitos sostenidos por el imperio, en los países de la región, durante varias décadas. Y de la tragedia que todavía continúa. |
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