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Corta vida para el imperio |
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En reciente entrevista concedida en Oslo al diario sueco Dagens Nyheter por el investigador de relevancia internacional Johan Galtung, éste vaticina la caída del imperio norteamericano en un plazo de 25 años o 20 si Bush se mantiene en el gobierno. Al mismo tiempo llama a un boycot al consumo de productos norteamericanos como forma de contribuir a su declive.
No tendría la misma importancia su apreciación si no proviniera de alguien que ya predijo, en 1980, el colapso de la Unión Soviética con una aproximación de pocos meses respecto a la fecha con que se produciría. Su predicción no fue ni es ésta ahora un acto adivinatorio, sino que de acuerdo a sus manifestaciones es una conclusión lógica producto de la investigación y el estudio del proceso imperialista. Este investigador sobre la paz sostiene que la caída del poder imperial se sustenta en varias razones diferentes pero, a la que adjudica mayor importancia es a la económica. El antecedente histórico del Imperio Romano, inevitable en la tarea evaluatoria de este fenómeno, resulta un elemento comparativo de indudable importancia. Del aprendizaje obtenido en aquella experiencia imperial Galtung enuncia algunas razones que marcan la caída de los imperios. En primer lugar dice que ellos resultan víctimas de su propio éxito. Creen ser invulnerables. Sin embargo, su expansión crea siempre fuerzas opositoras que, en diferentes partes del imperio, pueden crecer velozmente y de pronto unir fuerzas provocando una aguda crisis. Quebrando cualquier visión simplificadora del devenir histórico, Johan Galtung recuerda que, el orden de este proceso carece de constancia y estabilidad. En virtud de ello no resulta inteligente considerar la vitalidad del imperio en una sola dimensión, afirma. No es sólo con la base de la fuerza militar que su poder se sostiene o se defiende, dice el investigador. Aquí entonces es donde destaca el papel que en ello juega la economía, así como también la capacidad de la influencia política que pueda ejercer o no. Son varios factores juntos los que hacen a la fuerza, debilidad o caída de un imperio. No puede obviarse tampoco la oposición en el orden cultural y social en el seno de su relación con el mundo y, por supuesto, no es menor el peso de las características personales de los líderes políticos que sostienen ese poder. Sobre este aspecto Galtung hace hincapié ofreciendo, en la entrevista, una opinión que no deja dudas sobre el poco respeto que el gobernante norteamericano le merece al resumir las características de Bush como la de una peligrosa combinación de fuerte energía e imbecilidad. Agregando que cuando éste alcanzó la presidencia bajó su predicción sobre la caída del imperio de 25 a 20 años. En forma muy gráfica y en base a su condición de profesor acostumbrado a calificar alumnos no pudo evitar hacerlo también con presidentes norteamericanos considerando que Clinton fue un estudiante A, Bush menos C. En cuanto a los rasgos que marcan a la elite dominante, Galtung hace mención al doble fundamentalismo religioso y económico que inspira al imperialismo en una puritana posición que les hace verse como a los elegidos de Dios para dirigir el mundo, usando la economía de mercado como factor de fuerza. Valorizando como fundamental ese poder que otorga la economía, el investigador infiere que el arma para disminuirlo está a nuestro alcance y es perfectamente posible usarla. Según Galtung la mejor forma de protestar prácticamente contra la política norteamericana es el boycot al consumo. Cuál es el punto más débil del neoliberalismo se pregunta. Y contestándose como una obviedad expresa Claro, la libertad de elegir en el consumo. Entonces sugiere, como siguiendo una corriente lógica, que aquellos que se oponen al ataque a Irak, los que piensan que EE.UU. deben ajustarse a las convenciones internacionales como las de Kioto o pagar su deuda con las Naciones Unidas y, por sobre todas las cosas, que Norteamérica debe comportarse como un país más en el concierto mundial y no como majestad imperial, deberían encarar aquella alternativa. Alcanzaría con dejar de comprar productos norteamericanos: Coca Cola, McDonald, autos, computadoras, ropas, etc.,etc. La respuesta al imperio que Galtung propone podría parecer ingenua, pero este hombre ha calculado las dimensiones económicas del mercado europeo al que recurren los productos norteamericanos. Sin dudas un boycot a su consumo tendría significativos efectos en aquel valor tan vital para el imperio como es la economía y quizás sea posible, también de esa forma contribuir, a su debilitamiento. |
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