MONTEVIDEO. «Nos decidimos a llamarlos luego de escuchar la noticia de que en la provincia argentina de Tucumán había fallecido una niña de tres años como consecuencia de la desnutrición. Viendo la situación de Empalme Olmos, nos decidimos a llamar a CX 36 Radio Centenario», dijo Gabriela, maestra de la zona y activa luchadora por las mejoras de las condiciones de vida de sus vecinos.

Gabriel cuenta: «Uno de los casos mas graves que hay es el de una familia compuesta por la pareja y dos pequeños niños, uno de un año y medio que no camina, da unos pasos tomado de la mano porque si lo soltás se cae, y un bebé de cuatro meses que pesa cuatro quilos». «El médico del pueblo los atendió, les diagnosticó desnutrición y les dio el pase para el hospital Pereira Rosell».

La comunidad se solidarizó con su vecinos. «Empezamos a hacer trámites y ver las necesidades que podíamos cubrir entre toda la gente. En el hospital los vio un médico, comprobó lo que ya había diagnosticado el médico del pueblo, les mandó unas vitaminas y los mandó de vuelta para la casa». La sorpresa fue grande.

«Pensamos que iban a quedar internados debido a la desnutrición que presentan y mas el bebé» señaló Gabriela. «Todos los resultados del hemograma del bebé dieron alterados. Se le diagnosticó anemia y se nos dijo que tenían que alimentarse porque los niños estaban muertos de hambre». «Esperábamos otra respuesta. Nos duele muchísimo lo que está pasando en Tucumán, pero acá también están pasando casos similares y la gente no sale a decirlo. La gente ayuda y colabora, pero en el fondo siempre se busca ocultarlo».

«La gente tiene que saber que en Uruguay hay casos de niños desnutridos como en Tucumán, niños que son uruguayos» afirmó con preocupación la maestra.

El 6 de enero, los niños del caso mencionado fueron visitados por la maestra quien llevó entre unos pequeños regalos un litro de leche. La respuesta de la madre fue elocuente: «Me salvaste, porque hoy le tuve que dar agua de arroz, no tenía otra cosa hasta la 5 de la tarde que vaya al merendero». La solidaridad permitió que la familia consiguiera una garrafa y una heladera en la que pueden conservar la leche donada por el merendero en buenas condiciones .
Por otra parte también está el caso de una familia que camina cinco kilómetros de ida y cinco de vuelta para recibir una taza de leche y un pedazo de pan.