En el marco de los aires navideños que siguen esforzándose en proclamar amor y paz a todos los vientos, la amenaza de guerra que se cierne sobre el mundo despertando inquietud y temor en quienes observan con racionalidad esa perspectiva, ha motivado en la Iglesia sueca la necesidad de manifestarse al respecto.

En una carta abierta dirigida al Primer Ministro y al Ministro de Relaciones Exteriores de Suecia los líderes de la Iglesia, encabezados por el Arzobispo KG Hammar, se dirigen a los gobernantes exigiéndoles la asunción de un posicionamiento claro y preciso respecto al rechazo que, consideran, deben adoptar sobre cualquier tipo de apoyo a una eventual guerra contra Irak. Al mismo tiempo recalcan , en el documento, la importancia que asimismo tiene el hecho de que Suecia continúe contribuyendo con otros países en la lucha internacional para la prevención del terrorismo.

Este concierto ecuménico que se manifiesta fuertemente contra una posible guerra a Irak, insta al gobierno, a través de su carta, a reforzar su oposición al criterio maniqueísta del gobierno Bush. Esa necesidad conlleva, según los líderes de la Iglesia Sueca, la consideración ineludible de los riesgos que implica una guerra que daría por tierra con toda esperanza de paz en el Oriente Medio y el eventual aumento de la ola de terror que asolaría al mundo. Señala además que no debe ser únicamente el gobierno de EE.UU. quien decida como encarar la lucha contra el terrorismo ignorando la existencia del resto de la humanidad.

En otro orden y ya entrando en la alternativa real de la guerra, los religiosos anotan las devastadoras consecuencias de una conflagración que recaería sobre el pueblo civil violando todo tipo de convención existente sobre derechos humanos sostenido por las Naciones Unidas.

Estimulando al Ministro Göran Persson así como a la Ministro de Relaciones Exteriores Anna Lindh, en el sentido anotado, la carta culmina recordándoles las palabras del Papa en su carta a los cristianos en Roma: No os dejéis vencer por el mal, por el contrario, venced al mal con el bien. Otras opiniones coincidentes coadyuvan, en Suecia, a generar una corriente de opinión de cristianos que rechazan absolutamente la solución guerrerista de Bush a la supuesta amenaza del regimen de S. Hussein . Teólogos como Sigfrid Deminger, consejero de SIDA, sostiene que la guerra no es ningún camino racional frente a la dudosa amenaza que pudiera significar Saddam Hussein, sin dejar de reconocer su condición de dictador brutal. Por otra parte, señala, que bajo cualquier circunstancia tendría que haberse dejado trabajar sin presiones a los inspectores cuyo informe tendría que ser evaluado, no por un país, sino por las Naciones Unidas. Las actuaciones llevadas a cabo por EE.UU. en la apropiación de ese derecho estarían mostrando que el verdadero motivo que impulsa toda su campaña belicista radica en una evidente pretensión de obtener el control sobre el petróleo de Irak

Mientras tanto, al tiempo que Bush no ceja en su empeño, una corriente de opinión mundial crece oponiéndose a los designios enfermos del demente emperador. Hasta en el propio seno de EE.UU.la opinión contraria a la guerra se viene desarrollando tanto en la población civil como en la Iglesia... Como lo dijera el propio Jimmy Carter en el discurso de recepción del Premio Nobel: Hay más de una América. Y en esa misma América del Norte que genera regímenes como el que lidera el deshumanizado Bush, también se alzan voces que proclaman la necesidad de detener la barbarie como alternativa a la solución de los problemas. No obstante los esfuerzos de la Iglesia en el afán de influir en tal sentido, la sordera de Bush ha transformado hasta el momento en vanas aquellas aspiraciones.