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Investigaciones |
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Los acontecimientos dramáticos que tuvieron lugar en junio de 2001 en Gotemburgo, en ocasión de la Cumbre de la Unión Europea , siguen siendo tema de debate y de investigación sobre interrogantes que continúan vigentes. A propósito de toda la marea removida en torno a los hechos de violencia y caos que entrañó aquel suceso, el mismo continúa siendo objeto de análisis en la búsqueda por saber de qué manera ello ha influído en Suecia. No obstante la necesidad de los analistas de tener ya una visión clara de los por qué de aquellas situaciones vividas en Gotemburgo, sobre todo frente al panorama reciente vivido en Copenhague, donde la relativa calma ha sido la nota destacada en el nuevo encuentro de la Unión Europea, el tema les está llevando un tiempo que desearían más corto. En la marcha, mientras tanto, un libro que reune investigaciones realizadas en la Universidad de Gotemburgo bajo el título Vid politikens yttersta gräns (En las fronteras más externas de la política) sostiene que fue la democracia quien colapsó en aquella ciudad por razones de variada índole y residentes en distintos lugares y niveles. El poder impenetrable de la política por un lado, la arbitrariedad y brutalidad policial y cierta imprudente violencia de algunos activistas, se conjugaron según el libro- como factores desencadenantes. Pero, también anota como un aspecto importante en la evaluación que, tras la recalentada retórica política y la visible violencia y caos se esconden innumerables problemas teóricos a los que no se les ha destacado como se hubiera debido. Estos se vinculan, sin dudas, a la credibilidad de una democracia y la legitimidad de las condiciones básicas de sus estructuras. En el encuentro de Gotemburgo, el hermetismo físico a que fue constreñida la manifestación pública, la brutal arbitrariedad policial y los desórdenes en Vasaplatsen constituyeron elementos refiere la consideración de los analistas- atentatorios contra toda legitimidad. Cuando, en la oportunidad del reciente encuentro de los países de la UE se observan las características de su acontecer en Copenhague, no puede obviarse la diferencia con Gotemburgo por la falta de desórdenes de alta violencia pero, corresponde anotar las novedosas medidas represivas adoptadas que plantean también problemas de legitimidad. Un ejemplo lo representa la prohibición del uso de máscaras en las manifestaciones. Pero las personas pueden ser apresadas no sólo por encontrarse en esas condiciones dentro de una manifestación, sino también en camino a una manifestación por sospecha de intentar enmascararse a posteriori. En la práctica, pueden ser objeto de detención aún encontrándose a un par de cuadras de una demostración callejera y portando en un bolsillo algún elemento que pueda ser usado como máscara. El informe empírico que sobre los dolorosos hechos de Gotemburgo encara el arriba mencionado trabajo de investigación, pone una vez más sobre el tapete el nunca acabado debate sobre el tema de la democracia, no como una materia de retórica, sino como el objeto de una definición imprescindible para determinar después cómo defenderla mejor.
Las calles se inundaron de protesta La capital de Dinamarca fue escenario de demostraciones de protesta que congregaron miles de manifestantes provenientes de diversas partes de Europa. Alemania, Italia, Suecia, Polonia, fueron algunos de los países de origen de los jóvenes participantes en la gran concentración que llenó las calles de Copenhague durante el pasado viernes, día del encuentro, y el sábado siguiente. Globos y banderas rojas se pasearon al sol mientras los portadores gritaban consignas contra el racismo, la guerra a Irak y por la defensa de la paz y una Europa más humanitaria. Antes de que la marcha tuviera lugar varios discursos introdujeron a la manifestación. Entre ellos el de Anton Flink, ombudsman del transporte en Malmö, quien manifestó que la inclusión de los países del Este significará el enfrentamiento de los trabajadores del Este contra los del Oeste y la expansión imperialista del capital monopólico. Por su parte Holger K Nielsen, del Partido Socialista de Dinamarca, expresó que su partido está por la inclusión de los países del Este pero que la Unión, en su actual forma, trabaja para las élites y no para el pueblo. Afirmó, además, que se debería aspirar a una nueva globalización basada en la solidaridad y no bajo la dirección de las empresas multinacionales. La protesta que se llevó a cabo sin alteraciones del orden debió soportar, no obstante, el acoso permanente de la policía en forma directa o solapada. La disciplina mantenida por los manifestantes en el sentido de no responder a las provocaciones que policías de particular ejercieron en el correr de la marcha, impidieron expresiones de violencia. Sin embargo muchos jóvenes fueron detenidos en el transcurso de la marcha y fue evidente la permanente presión de la policía. Afortunadamente el código de no violencia mantenido por los asistentes a esta nueva expresión de protesta contra las políticas de la UE, impidieron reiterar los desgraciados hechos de Gotemburgo del pasado año. |
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