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15-Noviembre-2002

 

Escuche, amigo

 

Escribe Leo

Hemos tenido una semana movida en el escenario planetario, amigo. Aquí en casa la manada periodística caía implacable sobre un ministro que acumulaba desproporcionados ingresos por sus servicios a la patria, un fenómeno habitual desde que el mercado confiscó la ética y entronizó al dinero y la ganancia como valores supremos. Pero de esto, claro, no se dijo nada.

En el plano de la casa común europea, Valery Giscard d`Estaing, un personaje desempolvado de la corte de Luis XVI, afecto a los diamantes y los altos sueldos, se encarga de decidir cómo deberemos ser los europeos del futuro. Todo un síntoma. Pero lo más importante, la formidable demostración del Foro Social Europeo en Florencia, que la prensa democrática, la de Berlusconi y las otras incluida la nuestra trataron, primero de desacreditar sugiriendo que hordas terroristas podrían destruir los invalorables tesoros artísticos que alberga la ciudad y luego, ante la magnitud inocultable de la pacífica demostración contra la guerra de Bush y por la construcción de otra Europa, de minimizarla, en las imágenes evitando tomas que mostraran su dimensión, tanto como en la información.

Con la misma objetividad ensalzaron y magnificaron la histórica victoria de la familia Bush en las elecciones de la gran democracia del Norte. Pero se dio cuenta, amigo, de que en la abundantísima información sobre este evento, nunca dijeron el porcentaje de votantes, un dato infaltable, fundamental para evaluar no solamente el alcance de los resultados sino el grado de vitalidad de la democracia. Y sabe, amigo ¿cuántos votaron de los 289 millones de habilitados?. Afírmese en la silla para no caer sentado. ¡El 37%!. ¿Qué le parece, amigo? Qué extraño que este detalle haya pasado inadvertido para nuestros expertos columnistas, celosos guardianes de la democracia. Son datos proporcionados por el Comité para el Estudio del Electorado, que indica además que de los 289 millones de habilitados sólo se habían registrado para votar 157 millones. Y sabe amigo ¿cuántos millones de dólares se gastaron para poder persuadir a los votantes? Más de 1.000, de los cuales 700 millones en la televisión. Evidentemente las masas, ese componente sin el cual la democracia carece de sentido, no estuvieron en las calles. Fueron sustituidas por las empresas petroleras y de la industria militar y esas otras que estafaron a los ciudadanos del país, las mismas que llevaron al gobierno a Bush, Cheney y el resto de la banda, que pagaron los espacios de televisión. Con estos antecedentes, el cowboy de la Casa Blanca se apresta a llevar la democracia a Irak, la misma que hizo florecer en Afganistán y que estos días se ha cobrado varias vidas de estudiantes que, como es habitual siempre protestan contra la injusticia. Mientras tanto, en el frente interno la naturaleza parece dispuesta a ajustarle cuentas a su gran verdugo y amenaza destruirlo por medio de huracanes, sin que el arsenal bélico del imperio pueda impedirlo. Un escenario fascinante. ¿No le parece, amigo?



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