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Carlos Mellado publica Poemas prepóstumos |
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escribe Juan Cameron Poemas prepóstumos segunda entrega de Carlos Mellado, publicado con el auspicio del Fondo Nacional del Libro y la Lectura, rescata textos desconocidos del actual secretario de la Sociedad de Escritores de Chile, y por años miembro de la Comisión de Cultura de la entidad gremial. Cansancio y alejamiento son los tópicos que el poeta utiliza para describir su mundo. Más allá de estos alcances ajenos al oficio el autor integra la Promoción Universitaria del 65 y se ubica (nació en 1934) junto a Jesús Ortega, Óscar Hahn, Hernán Lavín Cerda, Eduardo Embry Morales, Rubén Jacob Carrasco y Renán Ponce, entre los primeros miembros, aquellos que no tocaron las puertas del Grupo Trilce, en la Universidad Austral de Chile, o de los demás referentes, Tebaida, en Arica, y Arúspice, en Concepción. No podría haberlo hecho; su primer y anterior libro, Poemas, aparece recién en 1981en México. Y a pesar de los buenos augurios de referencistas críticos de valía por entonces, como Ignacio Valente, Andrés Sabella y Delia Domínguez, ha mantenido un mañoso silencio. Si bien esta circunstancia hace difícil clasificarlo en la taxidermia literaria, ha sido más bien él quien pone trabas a los estudiosos. Al parecer, al poeta le aburre esta suerte de alumbramiento general del arte, tanto como le aburre Santiago y su trabajoso sostenimiento, el traje que usa, el cuerpo que le ha tocado administrar con ese destino de oficina pública y tediosa continuidad. El cuerpo le resulta una vestimenta pasajera. Para comprenderlo bien es preciso desdoblarse, alejarse del texto y enfrentarlo en forma descarnada. Estas dos condiciones evidentes en su escritura, fastidio y alejamiento, son características por lo demás comunes en la escritura chilena actual. En este mismo año, tan generoso en publicaciones, la joven y excelente novelista Alejandra Costamagna inicia Cansado ya del sol con una cita de William Shakespeare, demasiado contemporánea para nosotros: Si todo ocurre como afirma,/ tanto importa darse a la fuga como permanecer./ Comienzo a estar cansado ya del sol./ Quisiera ver destruido el orden se este mundo. El alejamiento es un recurso muy eficaz. En su texto inicial despide al Carlos Mellado Molina que fue y anuncia que Sus funerales/ se efectuarán impostergablemente esta tarde,/ partiendo el cortejo/ desde su escritorio de la Compañía de Teléfonos/ calle Normandía diecinueve sesenta y cinco/ de esta capital. Pero en dicha afirmación hay una trampa. El lenguaje al parecer prosaico semeja un inserto de diario, un espacio pagado. Y además mete como cuña el adverbio de modo «impostergablemente». ¿Acaso es postergable la muerte? ¿Debe pagar por espacio ocupado en la existencia? En ese pequeño quiebre que arranca al lenguaje del alcance global y lo mete, de contrabando, en la «preocupación» del lector, allí está la poesía; ese es todo el juego. Mellado es un gran observador; y observarse es criticarse; criticarse es preguntar por si mismo y por el camino humano. Es la cuestión ontológica común que el poeta intenta descifrar a través de un lenguaje no científico. Pero, a diferencia del filosofo que busca razones y utiliza la lógica, éste responde a través de sensaciones; no por belleza, ideas o sentimientos; sólo sensaciones emergidas de la misma materialidad del texto. El poeta también se ubica en la tradición literaria de nuestra lengua. La cuestión del hombre común, del empleado, de quien llega, por fin, a entender que es desechable y se deteriora como las ciudades y las oficinas públicas, la hallamos también en Mario Benedetti y en desesperanzado Neruda del Sucede que me canso de ser hombre. Esta visión actual es necesariamente deconstructivista. Sólo que en este caso la defragmentación no ocurre en el texto, sino en el autor. Es propio de nuestra época. Las circunstancias impulsaron a la derrota y, aunque jamás asumida, está presente y determina. Sin embargo noo está vencido. Como en la tira cómica exige una explicación, un Answer me, en el que recuerda Yo tenía un terno plomo, mis códigos/ estudiaba/ Leyes. Texto que curiosamente lo encontrarán en la página 73. Y a pesar de acercanos tanto al autor, a través de la poesía, pocos son los datos que se tienen de él: que publicó aquel libro, que viene de una familia de viñateros del valle central de Chile, que convirtió la Comisión de Cultura de la SECH en un agradable gabinete privado en el 2º piso de Simpson 7, que hace un taller en el Goethe Institut, que trabajaba en la Compañía de Teléfonos y que ahora está con nosotros para entregarnos sus Poemas Prepóstumos e inscribirse en la ya larga lista de la poesía chilena nueva. |
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