escribe Elizabeth Meléndez R.

La historia de un grupo de 700 emigrantes suecos que en 1781 empezaron a colonizar tierras rusas y que con la esperanza de un paraíso, peregrinaron desde la isla de Dagö en el Báltico hasta llegar a Ucrania a orillas del río Dnieper, no lejos del Mar Negro. Ni la distancia, ni el tiempo y ni siquiera el olvido han destruido su nostalgia de su tierra, del idioma, ni de sus tradiciones culturales.

El periodista Göran Svedberg y el fotógrafo Erik Mårtensson, siguieron las huellas de los antiguos emigrantes suecos que ya desde el siglo XIII habían comenzado a colonizar tierras rusas y que pese a las guerras, las nuevas colonizaciones, bien alemanas o rusas, del olvido del propio gobierno sueco y de promesas no cumplidas, mantienen a través del tiempo y la distancia su lengua y sus sueños del retorno.

El documentado libro de fotos y relatos de los últimos emigrantes suecos, es una narración viva de las experiencias que en el último siglo ha tenido este grupo de sobrevivientes.

Muchos de ellos, visitaron por primera y quizá por última vez Suecia en 1929, cuando la comunidad sueca había pedido ser evacuada y enviada de nuevo a su país debido a la nueva situación política que en esos años vivía la Rusia soviética. Después de muchas complicaciones burocráticas y con grandes ilusiones sobre el retorno, dejaron en Ucrania lo que habían conseguido las generaciones pasadas, y regresaron a Suecia. La decepción por lo prometido y no cumplido, las condiciones de pobreza a las cuales fueron sometidos y la desintegración del grupo en diferentes regiones del país, originó un fuerte deseo de regresar a lo que habían abandonado.

Fue así como 243 familias retornaron a la vieja aldea sueca (Gammalsvenskby) en Ucrania a comienzos de 1931, para reiniciar sus vidas entonces bajo el régimen stalinista que luego los persiguió bajo la acusación de traidores. Los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, el posible retorno a Suecia y finalmente la decisión de quedarse allí, así como los acontecimientos políticos más cercanos en el tiempo de la desintegración de la Unión Soviética, los costos económicos y sociales del cambio iniciado por Gorbachov, entre otros, conforman una imagen histórica no sólo de este grupo de suecos, sino también del continente centro europeo.

El texto corto, directo y coloquial, es el retrato de los actores. Emil Norberg, a sus 75 años todavía canta en sueco y recuerda su única visita a Suecia en 1929, cuando él en compañía de sus padres y siete hermanos fueron evacuados de Ucrania en dirección a la península escandinava. Sus ojos expresivos permiten entrever la alegría que genera el poder hablar en la lengua que aprendió de chico y adormece la tristeza resultado de las lesiones ocasionadas la Segunda Guerra Mundial. Primero como víctima de los invasores nazis que lo forzaron a las filas del ejército, y luego como consecuencia de haber servido a los alemanes los 7 años de trabajos forzados a los cuales fue sometido al ser enviado a Siberia. Así mismo, Anna Sigalet, quien nació exactamente el año del regreso a Suecia, tiene en su memoria los días del terror de las desapariciones y a pesar de sus años es responsable económicamente por el hogar ya que las condiciones de vida han cerrado las puertas a las generaciones posteriores.

El libro, que bien puede ser un documento histórico está acompañado además por las voces de los personajes en el CD que acompaña el texto escrito. Las imágenes recogidas por Erik Mårtensson perciben expresiones y hablan de lo viejo inscrito en lo nuevo y de lo antiguo grabado en la eternidad. .

Gammalsvenskby
(En by I Ukraina)
Göran Svedberg y Erik Mårtensson
JR Hain Förslåg 2001. Malmö
138 páginas con textos y fotos