inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces
27-Setiembre-2002

 

Dime lo que ves y te diré quien eres

 

Escribe Rubén Marín

que nos dirán por no pensar lo mismo
ahora que no existe el comunismo
Estarán pensando igual
ahora son todos enfermitos
(León Gieco)

La historia de la humanidad, presenta ejemplos, de como la realidad y los acontecimientos históricos pueden invertirse o sencillamente reinventarse. Las clases dominantes, para preservar su dominio, ejercen el poder de muchas formas. Historias oficiales, discursos que parcializan, exaltan y se presentan como omnipresentes verdades. Construcción de imágenes, que actúan sobre las representaciones sociales y la subjetividad de las personas. Representaciones que se vinculan a necesidades y experiencias sociales angustiantes, la falta de trabajo, el deterioro en la salud y la educación, etc. Se ocultan las condiciones sociales y económicas que producen la crisis y se instala un proceso en que todo pasa por la aparente defensa de la identidad, el ser nacional, la cultura. Al nivel de las subjetividades se convierte en la verdad, la amenaza queda instalada. Entonces se han construido las condiciones para el nosotros, contra ellos.

En la historia, los indios vagos y salvajes, los negros sin alma, por ende justificada su esclavitud. Ahora la maldad islámica contra las fuerzas del bien, preludio de una operación a gran escala, la instalación en las subjetividades occidentales de la necesidad de una matanza, para preservar la libertad y la democracia. En Europa la construcción de xenofobia, peligrosa operación, que la derecha y la ultraderecha están aprovechando para acceder al poder y para ocultar los condicionamientos sociales y ecónomicos de la crisis. Los inmigrantes se convierten en el otro, lo oscuro, lo extraño que amenaza desintegrar la nación, el bienestar, las buenas costumbres. Quién escribe la historia, determina el valor y la relevancia de las tragedias. En algunas se compromete todo el mundo occidental y civilizado, se conmemora, se le dedican extensos suplementos informativos, mientras que hay tragedias que son menos significativas y relevantes para la construcción de sensibilidad en las subjetividades, más bien se ocultan, aminoran, cosifican, deshumanizan y finalmente, cuando adquieren presencia en los grandes medios informativos y voces massmediáticas, son distantes y extrañas. La conciencia queda tranquila, porque son acciones necesarias para preservar el mundo libre y democrático. El mismo, por lo demás, opera como juez universal, decide quien es merecedor de condenas internacionales y quien no. A quien se le deben hacer cumplir resoluciones y a quien no. Quien es dictador malo y quien es dictador bueno. Derecho internacional, soberanía y el derecho de los pueblos a elegir su propia forma de gobierno y destino, está sujeta a esta evaluación. En conclusión, no todos valen lo mismo, tienen la misma importancia y en los medios de comunicación. Las matanzas, en la ex-Yugoslavia, en Irak, en Afganistán, hablan de cientos de miles de cuerpos destrozados, enterrados y anónimos, que no tienen la suficiente occidentalidad, civilidad o condición de humanidad y que nunca serán conocidos e identificados.

Y de eso se trata, porque conocerlos, significaria humanizarlos, y humanizarlos significaría, encontrar un principio de identidad común. Vemos entonces que unos de los universalismos de la democracia liberal burguesa, de que todos somos iguales y tenemos el mismo valor, es otra de esas construcciones de realidad. Se puede ser un bárbaro (concepto usado cada vez con más frecuencia en el léxico de cientistas sociales y políticosales) o un ser humano civilizado según, como lo dijera el mismo Bush, se esté del lado de las fuerzas del bien o del mal. Obviamente las fuerzas del bien las representan los EEUU, quizá por eso es que se niegan a aceptar, para si mismo, el Tribunal Internacional contra crímenes de lesa humanidad y presionan a pequeños países, a cambio de créditos y promesas varias, para que firmen convenios bilaterales que garanticen su inmunidad e impunidad. En síntesis, quien tiene capacidad de dominio, tiene el poder de invención y significación de la realidad. Un desafio a tener en cuenta por las fuerzas críticas alternativas.

Rubén Marín es sociólogo y se ha desempeñado como docente en la Universidad de Buenos Aires.



Copyright ©
Semanario Liberación
Box 18040
20032, Malmö, Suecia
Teléfono: +46 40 672 65 02
Telefax: +46 40 672 65 03
Correo electrónico: