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30-Agosto-2002

 

Escuche, amigo

 

escribe LEO

Como estaba previsto y anunciado, la campaña destinada a acumular pruebas destinadas a justificar una invasión devastadora contra el pueblo iraquí con el pretexto de eliminar físicamente a Sadam Husein y procesar un cambio de régimen en aquel país, continúa y se acrecienta. Desde algún reportaje mostrando cómo el gobernante iraquí compensa económicamente a los suicidas que se inmolan contra la ocupación del ejército israelí hasta la preocupación por el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea, que la reticencia de esta a sumarse a la cruzada libertadora del cowboy de la Casa Blanca puede suponer. Han tenido que salir al campo de juego algunas estrellas del periodismo para darle una manito a la pandilla estafadora y belicista colocada a la cabeza del imperio.

Fíjese, amigo, qué casualidad. Precisamente en estos días en que se han revelado nuevos sucios negociados del siniestro vicepresidente Dick Cheney en su calidad de ex-director de la empresa Brown & Root, proveedora de algunos servicios al ejército estadounidense, es este personaje el que ha salido a echar un poco más de leña al fuego, del anunciado ataque a Irak. En un país con justicia y democracia este señor estaría en la cárcel. Pero no, está en la vicepresidencia y es uno de los asesores del presidente. El pobre Colin Powel, ministro de Exteriores, no corta ni pincha, y el presidente Bush, con esa ordinariez y falta de estilo que le son propias, ni lo invita al rancho donde veranea y planea con los otros miembros de la pandilla, las fechorías que piensan cometer.

Hasta un hombre ponderado como Arthur Schlesinger, historiador y asesor del expresidente John Kennedy ha tenido que salir al paso de lo que él, benévolamente denomina los chiflados de la guerra preventiva, que por desgracia, parece que están en el poder en Estados Unidos.
Uno de los argumentos más sorprendentes utilizados estos días fueron unas palabras deslizadas por el ministro de Exteriores británico, Jack Straw, en el transcurso de una extensa entrevista con un periodista sueco, en las que expresó Yo pienso que Sadan Husein es un hombre extremadamente malo, agregando a continuación que ese no era el centro del problema. Esa frase fue, sin embargo, destacada y transcripta en más de una edición, como un argumento más para sugerir la pertinencia de la invasión.

Se da cuenta, amigo hasta qué punto estamos llegando. Es que acaso, Bush, padre e hijo, la señora Thatcher -amiga de Pinochet- los directores del Fondo Monetario que están condenando al hambre a veinte millones de argentinos y uruguayos, son más buenos que Sadam Husein?.

Usted tiene la respuesta, amigo. Desde hace 10 años cuando invadió Kuwait, Sadam se ha mantenido tranquilo. En cambio el imperio nunca dejó de estar asesinando o contribuyendo a asesinar, como en el Cercano Oriente, a civiles, en los Balcanes, en Sudán o en Afganistán. No hay que ser un experto para deducir quién constituye el gran peligro para todos.



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