Claudia Flores y César Santoyo, integrantes de la Casa de la Juventud de Ciudad Kennedy en Bogotá, se encuentran en Suecia por invitación de la Juventud de Izquierda (Ung Vänster) de paso hacia Oslo donde participarán en el Festival de la Juventud Socialista, evento internacional donde se intensificará el reforzamiento de la Red Nórdica de Solidaridad con Colombia y la denuncia sobre la grave situación que atraviesa el país luego de la asunción presidencial de Alvaro Uribe, que se propone militarizar la sociedad e incrementar la guerra con el concurso de una mayor presencia e ingerencia norteamericana.

La Casa de la Juventud de Ciudad Kennedy nació en 1999 como necesidad de esa densamente poblada zona capitalina , donde miles de jóvenes confrontan agudos problemas sociales, carencias escolares y sobre todo una alta tasa de desocupación que les afecta directamente. Allí se ocupan mediante múltiples actividades de darles a los jóvenes una perspectiva diferente de vida, ayudarles incluso a estudiar y formarse, para poder romper el círculo de la marginalidad social y el descreimiento.

La Casa es hoy es una realidad, gracias a la dedicación de muchos jóvenes que como Claudia y César no temen vencer múltiples problemas materiales, no pocos también concernientes al riesgo para sus propias vidas debido al permanente señalamiento de los propios organismos de seguridad del Estado, muchas veces en colusión con los sectores conservadores de la Iglesia. Casa de la Juventud es una exitosa experiencia social no menos por el apoyo que le brinda la solidaridad internacional y por los múltiples contactos que la institución tiene con organizaciones similares de países de América Latina y de otros continentes. En particular la Juventud de Izquierda de Suecia ha contribuido económicamente y mediante otros tipos de apoyo para su sostenimiento.

Para César y Claudia, quienes militan además en la Juventud Comunista Colombiana (JUCO), proyectos como el de la Casa han permitido crear nuevos espacios de encuentros juveniles para buscarle solución a los problemas y seguir luchando por el mejoramiento definitivo de la grave situación del país. Por ello esta experiencia positiva se plantea extenderla a otras regiones, como es el caso de crear una Casa en Barranquilla y otras también en Cauca y Arauca.

Los índices sociales son preocupantes. En educación por ejemplo, de un 100% que alcanzan a cursar enseñanza secundaria sólo un 30% accede a la Universidad pública que es la que todavía es más o menos gratuita. El proceso de privatización del sistema educacional ha sido galopante, en Colombia existen actualmente 32 universidades públicas y 3000 privadas (muchas de ellas meros negocios de una calidad deficiente) con el agravante de que el actual gobierno ya ha anunciado de que cerrará universidades públicas en algunas zonas del país. En la actualidad el 8% del PIB se destina a la guerra (y Uribe piensa incrementarlos más aun), mientras que solamente un 0.2 % se le dan a la educación. Colombia tiene un índice de pobreza del 57%, pero los que viven en la miseria ya alcanzan a ser un 40%.

-La guerra que es la única solución que quiere llevar adelante el actual gobierno ahondará aun más la pobreza, porque no se quiere discutir ni encontrarle soluciones a los graves problemas sociales y económicos. Por eso y no por otra cosa se rompieron las recientes conversaciones de paz entre el gobierno anterior de Pastrana y las guerrillas, y esta no es la primera vez se rompen negociaciones de este tipo por causa de que los ricos en Colombia se niegan a ceder sus inmensos privilegios y riquezas en aras de la paz social- explican a Liberación, Claudia y César.

Para ellos la política que ha prometido implementar el presidente Uribe tendrá un alto costo para los colombianos, las condiciones de vida de la mayoría serán peores e "Incrementar la guerra no es la solución, Uribe se plantea fascistizar el país y aumentará el deterioro de los DD.HH." señalan Claudia y César; y agregan de que es importante reforzar la denuncia y la solidaridad con el pueblo colombiano, frente a un gobierno que como el de Uribe representa la cara más represiva y antipopular de la oligarquía colombiana, -la del paramilitarismo en el poder- y que intenta por mandato de Estados Unidos instrumentar de una vez por todas el Plan Colombia para acallar definitivamente la rebeldía nacional y apropiarse de los recursos de toda la región.