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16-Agosto-2002

 

Escuche amigo

 

escribe LEO

Uno no es nadie, amigo, quiero decir no tiene ningún título académico que acredite supuestamente idoneidad en meteorología -lo que tiene la gran ventaja de que ninguna gran empresa lo ha coimeado para que diga lo que le conviene a esta- para opinar sobre las causas de que estemos con el agua al cuello, literalmente hablando. Lo de Chequia es trágico, lo mismo que Salsburgo o Bangladesh. En nuestra necia creencia de que los europeos somos superiores y que estas desgracias nunca nos iban a alcanzar, pensábamos que ellas eran exclusivas de los países pobres, subdesarrollados que por ser pobres son inferiores. Ni siquiera el concepto de la casa común aplicado con toda razón al planeta Tierra, que entendemos perfectamente cuando se trata de la globalización financiera, nos llevó a pensar que, frente a las catástrofes naturales, como frente a la muerte, somos todos casi iguales. Los hechos están probando lo contrario. Y las ciudades europeas, con su lujo, sus monumentos, sus suntuosos palacios construidos con las riquezas robadas durante sus empresas coloniales, también pueden ser barridas por la correntada, igual que cualquier miserable pueblecito indígena de Ecuador o una favela de Río de Janeiro.

Usted vio, amigo, que enseguida salen los "expertos" a decir que no hay ninguna prueba científica que estas catástrofes se deban a la contaminación atmosférica provocada por la acción del hombre. Esto contraría frontalmente las conclusiones del panel de expertos de Naciones Unidas para el estudio del cambio climático que periódicamente advierte sobre las consecuencias del efecto invernadero, provocado por las emanaciones de dióxido de carbono. Cada vez que ello ocurre, automáticamente aparecen los "perros guardianes" de las grandes empresas para decir que no está probada esa relación de causa a efecto. Esa fue la posición del ignorante presidente de los Estados Unidos, George W Bush, para negarse a firmar el Protocolo de Kioto, un tímido intento internacional de por lo menos, enlentecer el proceso de degradación. El necio de Bush agregó otra razón que lo pinta de cuerpo entero. La de no querer afectar "el estilo de vida americano". Qué le parece, amigo? Escuchó alguna vez una necedad tan enorme en boca de un estadista? Los propios ciudadanos de ese país, han resultado las primeras víctimas. Permanentemente los incendios arrasan millones de hectáreas de bosques mientras en otros Estados de la Unión están con el agua al cuello. Pese a que nuestros medios no informan demasiado, cuando esto ocurre en "la madre patria" imperial. Es este "estilo de vida" adoptado por el mundo rico e imitado por algunas minorías del mundo pobre, el que terminará por sumergirnos a todos en un gigantesco remolino de restos de plásticos, botellas de coca cola y gases de automóviles. El modelo, no sólo extermina poblaciones. También destruye la Casa común.



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