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Escuche, amigo |
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escribe Leo No se si usted leyó estos días, amigo, no creo que en la prensa sueca que es más bien reacia a publicar noticias negativas para el imperio, sobre la invitación que formuló Tadatoshi Akiba, alcalde de la ciudad japonesa de Hiroshima, al presidente George W Bush, para que fuera a observar con sus propios ojos, 57 años después, los efectos de la bomba atómica arrojada sobre aquella ciudad. ( Tres días después, el 9 de agosto de 1945, otra bomba fue arrojada sobre la ciudad de Nagasaki). 226 000 víctimas, calcule amigo, resultaron calcinadas por las radiaciones y los descendientes de varias generaciones posteriores, padecieron las consecuencias de las mutaciones genéticas. Algo parecido, aunque más terrible, de lo que ocurrió con el Orange Agent en la guerra contra Vietnam en la que el imperio resultó derrotado. Todavía siguen naciendo niños deformes en Vietnam. Las razones para la invitación de Akiba, son importantes, amigo y en cierta forma le competen a usted también. Se trata de evitar, dice el alcalde, que la experiencia de las víctimas se desvanezca en el olvido. La referencia al olvido puede estar dirigida también a nuestros informadores que apenas recordaron un acontecimiento en cierta forma único en la historia de la humanidad. Un olvido que contrasta con la memoria implacable con que permanentemente se recuerdan los reales o supuestos crímenes del comunismo cuyos millones de víctimas aumentan a medida que pasa el tiempo. A los ojos de un historiador objetivo, las colectivizaciones forzosas y otras medidas de Stalin que habría provocado las víctimas, tenían la justificación de que Stalin creía estar construyendo el socialismo. El crimen del imperio no tiene atenuantes. Fue terror frío y calculado, venganza y experimentación sobre cobayos humanos. El recordatorio de Akira, que se muestra preocupado por el terror desatado después del 11-S y las consecuencias sobre civiles de los ataques a Afganistán, tiene otra dimensión. Alertar sobre los planes de rearme nuclear que la pandilla colocada en la Casa Blanca por el poder financiero de las empresas petroleras y militar, ha puesto en marcha. Una amenaza concreta no sólo para el pueblo iraquí, sino para toda la Humanidad. No lo olvide, amigo. |
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