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Adiós a Sergio Ramírez S.

 

El viernes pasado cuando ya Liberación estaba en manos de sus lectores, familiares de nuestro querido compañero Sergio Ramírez nos llamaron para darnos la dolorosa noticia de su inesperado fallecimiento.

Durante más de una década Liberación contó con el aporte regular, puntualísimo de las notas que Sergio escribía semanalmente sobre la realidad chilena y sobre muchos otros temas de la actualidad política internacional.

La noticia nos golpeó a todos, porque si bien sabíamos de que su salud era precaria, no esperábamos tan sorpresivo desenlace. El lunes, habíamos recibido su último aporte que los lectores pudieron leer en el número pasado de Liberación cuando ya Sergio no estaba entre nosotros.

Todos los que han seguido regularmente los artículos de Sergio en nuestro semanario y en otros medios que también contaron con su aporte; saben que más allá de que se pudieran compartir o no todos sus puntos de vista, siempre existió en él una profunda pasión por la justicia social y la libertad, que no sólo la ejerció a través del periodismo -trinchera que en Suecia eligió para seguir combatiendo- sino además a través de la militancia política y gremial junto a la vocación docente que le acompañaron hasta sus últimos días.

Cuando muchos en este tiempo sombrío del mundo pierden la fe en el futuro, cuando otros vacilan o claudican y se entregan ansiosos de perdón y de favores, Sergio fue de los que en todas las circunstancias por más duras que fueran, supo resistir y dar batallas. Así fue cuando tuvo que enfrentarse a la represión pinochetista y se evadió de la cárcel para seguir luchando en la clandestinidad; tampoco lo derrotó el exilio que desgraciadamente muchas veces ha podido quebrar lo que no pudo el enemigo, porque supo tener serenidad, capacidad para entender lo que nos había pasado y poder analizarlo para seguir andando, pese a las dificultades y el constante acoso ideológico y político del poder único.

Por eso sus notas, muchas de ellas memorables en la denuncia o la defensa de causas justas, merecieron innumerables adhesiones, y en ocasiones también solapados ataques. Nunca supo él, porque no se lo dijimos; que no faltaron correveidiles que intentaron silenciar su voz , haciéndonos llegar mensajes de que sus notas no eran del agrado de ciertos niveles oficiales. A éstos, al tiempo de rechazar sus presiones, les ofrecimos en cambio un espacio en nuestras páginas para que intentaran defender sus posiciones acomodaticias, posibilistas o claramente claudicantes, e intentar rebatir así lo que Sergio Ramírez sostenía en sus artículos. Pero no tuvieron la valentía ni tampoco la coherencia de Sergio para atreverse a exponer públicamente y con argumentos fundados, lo que decían sostener.

Por razones de constantes limitaciones de espacio en el semanario, alguna vez le pedimos a Sergio que escribiera más corto, y entonces concedió reducirse a dos páginas. Gustaba de escribir largo y usando una abundante información para fundamentar sus puntos de vista de izquierda. Se había ganado ese derecho cada semana durante años, y no íbamos a ser nosotros quienes se lo fuéramos a limitar, porque además sabíamos que muchos lectores cada viernes esperaban ansiosos su artículo.

Si alguna vez no pudo escribir fue justamente porque la salud no se lo permitió, llamándonos para disculparse por no poder cumplir. Le pedimos muchas veces que se cuidara y descansara más, pero nos decía que sí y seguía quemando la vida con la pasión de siempre.

Ahora la muerte le jugó una mala pasada y ya no está entre nosotros. Lo vamos extrañar, nos hará falta su compañía si el camino se vuelve difícil y no podremos compartir más con él las preocupaciones y comunes alegrías.

Sergio fue un emocionante ejemplo de consecuencia en los principios, de abnegada y generosa entrega a la causa de los más pobres y discriminados. Así guardaremos para siempre entre nosotros la memoria de la fecunda vida del compañero Sergio Ramírez Saavedra.

A sus familiares y amigos llegue un abrazo afectuoso de todo el colectivo de Liberación.



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